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Es lo más curioso. En la orilla, a la altura del antiguo Rema. Los restos de la terminal de cable submarino que unía España con Inglaterra. Roberto Ruiz

La Segunda se queda sin arena

El mordisco del Cantábrico complica los accesos a la playa y deja a la vista rocas y restos

Álvaro Machín

Santander

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Domingo, 25 de febrero 2018

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La primera vez que llamó la atención, después de tantos años sepultado, fue en 2012. Cerca de la orilla, la base de lo que fue un muro en forma de letra ‘ele’. Hasta al gran José Luis Casado Soto le pareció un interesante misterio. Él fue el que se encargó de resolverlo para el periódico. Según explicó el historiador, lo que las mareas dejaron a la luz eran los restos de la terminal para el cable que suponía en su día el enlace telefónico entre España e Inglaterra. En la página que publicó El Diario aparecía, incluso, una foto colgada de la pared del restaurante ‘Los Troncos’. En ella, dos camiones retiraban los restos de la edificación en un Sardinero despejado de edificios y de casi todo. A Casado Soto le hubiera encantado ver lo que ahora ha quedado al descubierto. La evidente falta de arena en la Segunda ha sacado a la luz el resto de la estructura. Una especie de pieza cilíndrica e, incluso, algo parecido a unas manillas que llaman la atención de todos los que pasean por la orilla. En la playa hay más rocas que nunca. De cara al verano, el Ayuntamiento tiene previsto volver a solicitar una intervención de la Demarcación de Costas.

La arena, se ha marchado, sobre todo, de los extremos. Cuando suben las mareas el mar llega sin problemas hasta el paseo, tanto pegado a la roca de Piquío como en paralelo a la Avenida de García Lago. Ahí, el ‘lametazo’ del Cantábrico es evidente. La playa está descarnada por los lados.

Por la zona del Chiqui, la plataforma de roca que suele aparecer en las épocas de temporal es ahora más larga y más ancha. Un suelo de roca lisa, como pulida, que ocupa todo el tramo final del arenal santanderino. Cerca, a la altura del restaurante El Parque, llama la atención una hilera de pedruscos en el suelo donde sólo suele haber arena fina. Lo demás está lejos, en el otro extremo. Para hacerse una idea de la altura que falta lo mejor es llegar hasta las últimas escaleras, las que están junto a Piquío. Hay que saltar para llegar a la playa porque la estructura queda casi colgando. Como las tuberías de las duchas y la propia base de cemento de esos grifos. A la vista. Pegado al muro del paseo, en la playa se ha formado un pequeño talud a la altura del antiguo Rema y, algo más allá, salen los cimientos de una estructura que se prolongan serpenteando por espacio de veinte o treinta metros.

El Ayuntamiento actuará de cara a Semana Santa y pedirá a Costas que intervenga para el verano

Pero, de largo, lo más curioso es lo de la orilla. Muy metido ya hacia el mar –y, por tanto, especialmente expuesto–. «En las postales de los años cuarenta se ve entero», comentaba a este periódico el historiador José Luis Casado Soto –fallecido en 2014– sobre el edificio del cable, que databa de finales del siglo XIX y que estuvo en pie hasta «finales de los cincuenta o principios de los sesenta». «Tenía una especie de torreta metálica en la parte más alta. Se trataba de un edificio cuadrangular de ladrillo asentado sobre roca», explicaba con ese punto didáctico de su palabra. Él mismo guardaba en la memoria recuerdos de infancia jugando entre los ya maltrechos muros de la construcción. Como hacen estos días los críos cuando pasan por allí. Todos se paran a mirar.

Intervenciones

Más allá de la anécdota, la Segunda de El Sardinero no tiene su mejor cara con la Semana Santa a la vuelta de la esquina (a lo que hay que sumar que la obra de los diques tendrá cerrada en esas fechas las playas de La Magdalena y Los Peligros). «El Ayuntamiento realizará actuaciones puntuales para redistribuir la arena en aquellas zonas donde se ha producido una mayor pérdida durante el invierno, de tal manera que se garantice la seguridad a los usuarios», apuntan desde el Consistorio, donde reconocen que, pensando en el verano, «se pedirá la intervención de la Demarcación de Costas para una actuación más amplia en línea con los trabajos realizados otros años con movimientos de arena para una distribución más uniforme, o con pequeños aportes donde sea preciso». Además, recuerdan que «el Ministerio de Medio Ambiente tiene en tramitación el proyecto de los espigones» de la zona del Chiqui. «El periodo de información pública terminó sin alegaciones y el próximo paso será la licitación». Todo, para evitar que la arena se marche de aquí todos los años.

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