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Así es el estilo de vida de las futbolistas de élite
Con la Eurocopa Femenina 2025 en marcha, es momento de descubrir qué hay detrás del éxito de las futbolistas que dominan Europa. Cómo su estilo de vida, su alimentación y el cuidado mental marcan la diferencia. Así se preparan para estar siempre al máximo nivel

La Eurocopa Femenina 2025 ya ha comenzado, y con ella, la oportunidad de conocer cómo viven realmente las mujeres que hoy marcan el ritmo del fútbol europeo. Más allá del talento o la técnica, su estilo de vida es una pieza clave que las impulsa hacia lo más alto. Desde la alimentación hasta el cuidado mental, pasando por entrenamientos específicos y momentos de desconexión, así se preparan las futbolistas profesionales para rendir siempre al máximo nivel.
Porque ser futbolista de élite no es solo cuestión de botas, goles o medallas. Es un compromiso con la disciplina, la constancia y la gestión emocional. Un estilo de vida que empieza muy temprano, continúa cuando no hay cámaras y se sostiene también en los días malos. No se trata solo de cómo juegan, sino de cómo viven para poder seguir haciéndolo.
Alimentación que impulsa el rendimiento

La dieta de una futbolista de élite no es solo cuestión de estética o energía inmediata. Es un engranaje preciso que apoya su rendimiento físico, su recuperación y su capacidad de competir con regularidad. La centrocampista española Alexia Putellas, una de las figuras clave del Barça y de la selección, basa su alimentación en productos frescos y naturales, con especial atención a la calidad de las proteínas y a una hidratación constante. En pretemporada prioriza carbohidratos complejos —como quinoa o arroz integral— para sostener la carga física, mientras que durante los torneos ajusta cantidades y combina micronutrientes para evitar sobrecargas innecesarias.
La inglesa Lucy Bronze, defensora del Chelsea, insiste en otro punto: evitar los alimentos procesados y apostar por grasas saludables —aguacate, frutos secos— para mejorar la recuperación muscular tras los partidos más exigentes. Ambas, como muchas otras jugadoras, trabajan con nutricionistas que diseñan planes individualizados según la fase de la temporada, convirtiendo la alimentación en una herramienta de trabajo tan importante como el entrenamiento.
Entrenamientos diseñados para potenciar cada aspecto
Entrenar al más alto nivel implica mucho más que correr o golpear el balón. La preparación física combina fuerza, resistencia, velocidad, técnica y recuperación. Los programas son personalizados: se ajustan al rol que cada jugadora desempeña en el equipo, a su historial físico, a sus capacidades y a sus necesidades específicas.
En la rutina semanal se alternan sesiones de gimnasio —centradas en fortalecer el core y prevenir lesiones— con entrenamientos tácticos y técnicos en el campo. También hay hueco para el trabajo pliométrico, clave para los sprints explosivos, y para ejercicios de movilidad y coordinación, que ayudan a reducir el riesgo de lesiones.
La tecnología está completamente integrada. Sistemas GPS permiten monitorizar cargas, tiempos y distancias en tiempo real. Herramientas como la crioterapia, los masajes de descarga o los baños de hielo son parte habitual del proceso de recuperación tras los partidos. La exigencia es alta, pero también lo es la precisión con la que se cuida cada detalle.

Cuidado mental: la base del éxito
La salud mental ya no es un tema tabú en el fútbol profesional. Y en el femenino, menos aún. La noruega Ada Hegerberg, ganadora del Balón de Oro, ha hablado en varias ocasiones sobre la importancia de cuidar la mente con la misma dedicación con la que se entrena el cuerpo. Muchas futbolistas integran sesiones de mindfulness o meditación en su día a día, como hace la escocesa Kim Little, que reconoce que estas prácticas le ayudan a concentrarse y a gestionar la ansiedad previa a los partidos.
Casi todas las selecciones cuentan ya con psicólogos deportivos. El objetivo no es solo reforzar la confianza, sino también crear rutinas mentales para mantenerse estables durante la competición. En algunos casos, este trabajo va más allá del fútbol. La defensa inglesa Molly Bartrip, jugadora del Tottenham, ha contado en entrevistas cómo luchó contra la anorexia durante su adolescencia, tras lesionarse cuando estaba con la selección sub-19. “Sigo sufriendo ansiedad todos los días y es duro. Lucho con mi cerebro todo el tiempo y es un poco agotador. Hacemos tanto hincapié en las lesiones en el fútbol, pero ¿por qué no lo hacemos en el aspecto mental del juego? Creo que queda mucho camino por recorrer, pero lo estamos consiguiendo”.

Tiempo libre y aficiones: desconectar para recargar
La vida de una futbolista profesional gira en torno a la competición, el entrenamiento y la mejora constante. Pero también necesita espacio para respirar. Encontrar momentos de desconexión es clave para sostener el rendimiento, evitar el agotamiento y conservar la motivación durante una temporada que, en muchos casos, apenas deja respiro entre clubes, selecciones y compromisos mediáticos.
Ese tiempo libre, lejos de ser un lujo, forma parte del equilibrio mental y físico que toda deportista necesita. Algunas jugadoras lo utilizan para estar con su familia, otras para viajar cuando el calendario lo permite. Muchas encuentran refugio en actividades que no tienen nada que ver con el balón: leer, escuchar música, cocinar, dibujar, estudiar, escribir… Lo importante no es tanto el qué, sino el para qué. Desconectar del fútbol no significa alejarse del compromiso, sino recargar energía para seguir rindiendo con intensidad.

En el caso de algunas futbolistas, como Alexia Putellas, ese equilibrio no pasa por técnicas como el yoga o la meditación —que no descarta incorporar en el futuro—, sino por algo más básico y cercano: estar en casa, rodeada de su entorno más íntimo, compartir conversaciones con su familia o amigos, escuchar sus preocupaciones y conectar con lo cotidiano. Es en esa normalidad donde muchas encuentran su refugio y su ancla emocional.
Cultivar espacios propios más allá del fútbol fortalece también la identidad personal. En un entorno de alta exigencia y constante exposición, recordar quién eres sin el dorsal a la espalda puede ser, en realidad, la clave para mantenerse en pie.
Una forma de vida que va más allá del fútbol
El estilo de vida de las futbolistas de élite no se entiende solo desde el rendimiento, sino desde la entrega silenciosa que hay detrás de cada partido. Lo que comen, cómo entrenan, cómo cuidan su salud mental o cómo gestionan su tiempo libre forma parte de un engranaje que rara vez se ve, pero que sostiene todo lo demás.
En esta Eurocopa no solo compiten selecciones, también se expone, de forma inevitable, el resultado de años de profesionalización, sacrificio y cultura del cuidado. Porque al final, detrás de cada gran jugadora, hay una forma de vivir que también es una forma de competir.