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The Bangles, las primeras de su nombre

The Bangles, las primeras de su nombre

Desde su California natal fueron uno de grupos pioneros en tener una formación íntegra de mujeres que le daban a la guitarra o los platos sin prejuicios

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Sábado, 5 de octubre 2019, 17:58

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Desde su California natal, revolucionaron el rock de los ochenta con sus cuerdas y sus cardados. También con su voz, la de Susanna Hoffs principalmente, tan deliciosa y entrañable que parecía romperse ascendiendo por agudos.

Siempre a punto aquella imagen del cuarteto a lo Jem y los hologramas, pues eran muy conscientes de que a su propuesta sonora le iba como un guante una proyección estética hasta entonces casi inusitada (las Runaways y The Go-Go´s se les adelantaron en los setenta). Porque cuando todo parecía asentado en una escena atestada de testosterona, con ausencia de presencia femme -o esta solo dando cuenta ante el micrófono de maniquí y la figura de solista pop-, aparecieron ellas, las Bangles. Uno de los primeros grupos integrados únicamente por mujeres que le daban a la guitarra y los platos sin prejuicios, sin contemplar los cánones, llegando al panorama para arrasarlo sin advertir, casi sin avisar y haciéndose con él a través de una ristra de hits a caballo entre el garage y la nueva ola que permanecen todavía hoy en el inventario popular.

Imagen principal - The Bangles, las primeras de su nombre
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Mucho más que 'Manic Monday'

Al mérito de haber sabido cubrir el vacío de mujeres unidas en una banda haciendo rock, se sumó la calidad de una obra que, entre el pulso comercial y el independiente, lo apostó todo a una carta y ganó. Se negaron a aceptar el paternalismo que corría por los pasillos de las discográficas y los estudios de esos años, los consejos de aquellos sabios (hombres casi siempre) que se ofrecían a gestionar su carrera prometiendo futuros de oro y algodón. Decidieron navegar solas y solo en contadas ocasiones aceptaron que alguien del sexo opuesto se involucrara en sus composiciones y en el boceto que ellas mismas habían diseñado para alcanzar el éxito.

Este fue el caso de Prince, que tras enamorarse del primer álbum de las chicas - 'All over the place' (1984)-, en el que se evidencia la tendencia new wave del grupo con temas como 'Hero takes a fall' o 'Restless', les quiso regalar una canción que ya tenía escrita. Sería 'Manic Monday', ellas la incluirían en el repertorio de su siguiente disco - el segundo 'Different Light'- y, alzándola también como sencillo, alcanzarían de inmediato el éxito mundial en 1986.

En un principio, el príncipe de Minnesota la compuso para 'Apollonia 6', el experimento de banda que él mismo había creado a principios de los ochenta en forma de trío femenino; pero tras diferencias con su propio engendro, decidió regalársela a las Bangles al ver en ellas la materialización del deseo de grupito girl que a él le habría gustado parir. A día de hoy continúa siendo una de las canciones más populares de las californianas.

Mucho más que 'Walk like an egyptian'. Pero aquel disco, aquel 'Different Light' de 1986, contenía -para sorpresa de todos- otro de los tótems bangleianos. Una canción, editada también como sencillo, con la que alcanzaron el Platino por la venta de un millón de copias en Estados Unidos,'Walk like an egyptian'. Escrita por el productor Liam Stenberg, las Bangles la popularizaron a base de tres voces (la de Susanna Hoffs, Vicki Peterson y Michael Steele), una enfadada Debbi Peterson que se quedó fuera de la sección vocal para hacer frente a la pandereta y un vivaracho videoclip que terminó siendo nominado en los MTV Awards de 1987.

Siempre fue habitual en las Bangles la participación de varias de sus integrantes al micrófono principal. Porque aunque su seña de identidad reside en el timbre de Susana y ese infinito 'Eternal Flame' de 1988 con el que alcanzaron el número uno en nueve países, lo cierto es que en la unión de las voces de todas ellas, tan diferentes, tan complementarias y a la vez catódicas, es donde magnificaron su enganche con el público.

Es precisamente 'Everything' (1988), el álbum que contiene esta venerada balada pop, el trabajo más brillante en la carrera de las angelinas y donde se puede disfrutar, casi quirúrgicamente, de la aportación singular de cada una de ellas a ese sueño común que planea hasta el presente. Un arcoíris de canciones que nunca alcanzaron el estruendo popular y mediático de los grandes hits por los que se recuerda a las Bangles, pero que merecen un sitio en la memoria colectiva por su preciosa forma de infectarnos mental y corporalmente sin sucumbir al paso del tiempo: desde la empatía noventera de 'Crush and burn' (en voz de Viki Peterson), hasta la simpatía teen de 'In your room' (en voz de Susana Hoffs), pasando por el poso melancólico de 'Complicated girl' (Michael Steele), el combativo de 'Be with you' (Debbi Peterson) o la dulzura de I´ ll Set You Free' (también Susana).

Un repertorio digno de uno de los mejores discos de ese tiempo en que al mundo le tocó despedirse de los desaforados ochenta para adentrarse en la era de las generaciones perdidas.

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