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No todos los museos tienen paredes, audioguías o un guardia de seguridad apostado en la entrada de cada sala. En las últimas dos décadas, Torrelavega se ha dedicado a enriquecer una colección de arte abundante que, si bien no entiende de tarifas, puede presumir de un valor artístico -y económico- estimable para todos aquellos vecinos y visitantes interesados por el patrimonio y el pasado de la capital del Besaya. Apostado alrededor del núcleo de la ciudad, sobre todo el las rotondas, este conjunto de bienes conforma un llamativo cinturón artístico que no encuentra parangón en otras ciudades de Cantabria y, además, puede llegar a ofrecer un itinerario interesante a los curiosos que vayan tanto a pie como en coche. Los más de 240.000 euros que suman el conjunto de todas estas obras lo valen.
Pongamos que el visitante llega de Santander o, si es torrelaveguense, de La Inmobiliaria. Desde la A-67, en la rotonda del 'donuts' -que tras años sin agua y luz revela más promesas pendientes que obras de arte-, basta con tomar la segunda salida hacia Antonio Bartolomé Suárez. A 300 metros, permanece firme la 'Fuente de granito', una escultura diseñada por Juan Asensio (Cuenca, 1959) y que, desde 2001, se ha convertido en una referencia para aquellos, y son muchos, que circulan por esta ruta. Valorada en 48.000 euros, sus dos piedras ensamblan la inspiración de la segunda etapa del autor, con predilección por el mármol, la arenisca o, como aquí, el granito.
La talla es sólo la primera obra de arte que regala la calle Lucio Marcos. Basta encarar una glorieta más para pasar de la inspiración del conquense a la de un portugués, José Pedro Croft (Oporto, 1957). Desde hace dos décadas, los reflejos del sol a través de 'Paneles metálicos', valorada en 60.000 euros, llaman poderosamente la atención de los vecinos que se acercan hasta aquí. Los destellos llegan a lo lejos y a lo alto. En la rotonda Miguel Herrero, más adelante, el artista catalán Jaume Plensa (Barcelona, 1955) eleva una reproducción de su propio hogar en el municipio Sant Just Desvern, 'Mi casa en Torrelavega'. Diseñada en acero y policarbonato en 2001, la creación cuesta 40.000 euros.
Y hablando de hogar. El muestrario artístico adquiere una mirada propia con la entrada en escena de un autor que, además de escultor, es torrelaveguense. Durante casi un kilómetro, Jesús González de la Vega rinde un homenaje a mineros, campesinos y migrantes -en tres grupos escultóricos- por el bulevar ronda. Las sinuosas líneas en los semblantes y los cuerpos de estos protagonistas contrastan con la geometría de Chema Alvargonzalez (Jerez de la Frontera, 1960-Berlín, 2009) y 'Cuatro cuadros', como se llama su obra aposentada en el barrio Covadonga. Desde el año 2000, ofrece una perspectiva distinta del espacio urbano a través de dos 'ventanas' de acero dotadas con neones azules. Cuesta otros 52.000 euros.
A falta de un nombre para su obra -'Sin título'-, el austriaco Adolfo Schlosser (Leitersdorf, 1939-Madrid, 2004) ubicó en la glorieta que divide Campuzano de Tanos el que puede ser considerado el Stonehenge de Torrelavega. Valorado en 48.000 euros, esta obra del año 2000 consiste en un conjunto de grandes y pesadísimas rocas. No obstante, y a juzgar por el estado de la hierba, una de ellas habría sido desplazada en las últimas fechas.
Pero una de las joyas de la corona viene anunciándose desde metros atrás. Se trata de la popular 'Oteando', del artista Miquel Navarro (Valencia, 1945), una llamativa estructura de 25 metros de alto y que, realizada en acero, sugiere desde el año 2000 la figura de una persona con las piernas cruzadas. Desde lo alto, la representación intuye a su hermano en pleno corazón de Tanos, la Puerta Sur, en un desvío por el campus universitario. Obra de Lucio Marcos Pernía, este imponente arco de 18 metros se inauguró en 2009 ante la mirada y las cabezas de los vecinos, que pueden circular bajo él.
De arcos a puentes, la calle Pedro Sobrado Pintor revela de nuevo el pasado de la ciudad con el 'Puente de piedra', un guiño al tren 'El Grillo' y toda la línea del Norte en la estación de Sierrapando que, aún hoy, conserva cada pedrusco numerado. Por último, la mirada universal de la ilustre vecina Mercedes Rodríguez Elvira (Torrelavega, 1950) cierra la colección con 'Monumento a los valores humanos', en la glorieta de Los Rotarios.
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Ángela Madrazo | Santander y Clara Privé | Santander
Daniel Martínez | Santander
Abel Verano
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