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La terraza de La Colmena acusaba ayer la ausencia de la feria de ganado.

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La terraza de La Colmena acusaba ayer la ausencia de la feria de ganado. Luis Palomeque

«Nueva Ciudad se muere sin la feria»

Preocupación ·

Los hosteleros acusan el «quebranto económico» que les supone la falta de actividad en el Mercado de Ganados de Torrelavega por el paro del transporte

Sara Torre

Torrelavega

Jueves, 24 de marzo 2022, 07:16

«Mal, muy mal». La respuesta de Aquilino Sánchez, desde detrás de la barra de la Vinoteca Michel IV, resume cómo ven el panorama los hosteleros del entorno del Mercado de Ganados de Torrelavega, en el barrio de Nueva Ciudad, que por segunda semana consecutiva han sufrido las consecuencias de la no celebración de la feria semanal que normalmente tiene lugar los martes y los miércoles y que les reporta una gran parte de los ingresos mensuales. «Si no es por el ferial, no pintamos nada aquí», lamentaba este hostelero ayer, a las once de una mañana en la que había estado «mirando mucho».

«No se está trabajando ni un diez por ciento de lo que se trabaja en estas fechas, tanto martes como miércoles», indica, y detalla que, normalmente, en esta zona se empieza a ver ambiente desde las seis de la mañana hasta las ocho de la tarde los martes, y hasta las cuatro los miércoles.

No obstante, para no perder la costumbre, José Ángel Velarde ocupaba ayer una de las mesas junto a su grupo de amigos -todos tratantes jubilados- procedentes de Viérnoles, Ubiarco, Santillana del Mar y Santander. «Ayer también vinimos a tomar café, y no hay nada, esto es una ruina total para los ganaderos, los transportistas de ganado...», comentaba Antonio Ontañón. Por alusiones, el camionero Iván Gómez, que había venido a tramitar papeleo, sentado junto a la barra, apuntaba que el suyo es «un negocio pobre y, ahora, ruinoso». A él, la que está cayendo le afecta «al cien por cien», pero asegura que su gremio aguantará «hasta que el Gobierno haga caso».

«Si no es por el ferial, los hosteleros de la avenida de Fernando Arce no pintamos nada aquí»

Aquilino Sánchez - Vinoteca Michel IV

«En un mes me ha subido la factura de la luz de 400 a 621 euros, y hay que pagarlo; y eso, sin feria»

Noemí González - Bar Sabu

«Nosotros estamos aquí dentro y la feria nos supone un noventa por ciento del trabajo»

María Angeles aRROYO - Bar El ferial

Noemí González, del Bar Sabu, ha sido una de las más recientes en unirse a la hostelería de la avenida de Fernando Arce. Lleva ocho meses con su negocio abierto y justo ahora está hablando de que en un mes le ha subido la factura de la luz de 400 a 621 euros, «y eso sin feria». Para reducir costes ella no cuenta con ningún empleado y realiza labores tanto en la cocina como en barra y en las mesas. «Llego a las seis de la mañana y me voy a las once de la noche», cuenta. Aunque también reconoce que trabaja mucho «con la gente del pueblo», por lo cual «sigue habiendo gente que viene, por la costumbre, porque que es su día». Entre otras, la vecina María Dolores Rodríguez, que espera sentada su ración de cocido para llevar. Hoy tendrá que esperar menos que nunca.

En el caso del Bar El Ferial, ubicado en el propio edificio del Mercado de Ganados, sólo está el personal, no hay clientes. Aunque María Ángeles Arroyo haya decidido abrir «para los trabajadores, para la gente de la calle», es consciente de que, teniendo en cuenta su ubicación, los ingresos que le reporta la feria de ganado suponen un noventa por ciento de su facturación. No recuerda otra situación similar «desde el episodio de la fiebre aftosa y una huelga de camiones que tuvo lugar hace algunos años».

En relativo, el Bar Puchi es de los que menos sale perdiendo con la situación y ya pierde: «Un cincuenta por ciento de cada día, tanto martes como miércoles». El resto, lo hacen con sus afamados pinchos. Decenas de tortillas de patata reposan en la barra mientras el personal no para de servir a la clientela, en su mayoría jóvenes, «pero en condiciones normales habría el doble de personas». Después vendrá la hora de comer, y ahí también lo notarán. «Porque al final, vivimos de la feria; sin ella, este barrio se muere», lamenta el gerente.

Y siguiendo con los porcentajes, Jesús Díaz, del restaurante La Colmena, estima que su facturación ha bajado un sesenta y cinco por ciento. Cuando empezó hace cuatro meses en este negocio, nada le hacía pensar que algo así ocurriría. «Te llevas un mal rato porque te está quitando lo poco que tienes, pero entiendes a la otra parte, que está luchando por sus derechos», finaliza.

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