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Las 50 preguntas de la Policía para determinar el nivel de riesgo

Las 50 preguntas de la Policía para determinar el nivel de riesgo

En el mismo momento de la denuncia, en comisaría y antes de que el juzgado establezca las medidas cautelares, los agentes ponen en marcha un sistema de protección

Daniel Martínez

Santander

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Martes, 12 de junio 2018, 07:16

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La facultad para poner en marcha cada una de las medidas cautelares existentes antes de que se celebre el juicio pertenece únicamente del juez. Pero, ¿en qué se basa para evaluar el riesgo de la víctima y decretar en consonancia unas órdenes de protección u otras? Su principal muleta es el informe que se elabora en comisaría en el mismo momento en que la mujer da el paso de interponer la denuncia. Siguiendo las directrices marcadas en un protocolo, el agente entra en una aplicación informática y completa un formulario de 50 preguntas que determina el nivel de riesgo de la mujer.

«Se interroga sobre si el autor tiene antecedentes por hechos similares, si sufre problemas psiquiátricos, si tiene adicciones... Son datos que hacen que finalmente el programa diga si no aprecia riesgo, si es bajo, medio, alto o extremo», explica José Ramón Entralgo, responsable de la Unidad de Atención a la Familia y al Menor (UFAM) de la Policía Nacional en Cantabria, quien destaca que en cualquier caso el principal objetivo es «proteger a la víctima por encima de todo».

PROTECCIÓN POLICIAL SEGÚN EL NIVEL DE RIESGO

  • No apreciado Se facilitan medidas de autoprotección, se informa de los recursos a su disposición y se facilita asistencia especializada.

  • Bajo Llamadas esporádicas a la víctima, atención telefónica 24 horas, aviso al agresor de que la mujer está siendo protegida y petición para que entregue su licencia de armas si dispone de él.

  • Medio Vigilancia ocasional en el domicilio y el trabajo, acompañamiento al juzgado y comprobación de que el agresor cumple las medidas judiciales (si existen).

  • Alto Vigilancia frecuente en el domicilio y el trabajo, control esporádico de los movimientos del agresor y contactos esporádicos con el entorno de la víctima.

  • Extremo Vigilancia para la protección de la víctima durante las 24 horas del día con un plan de seguridad personalizado, control intensivo del agresor, acompañamiento a los hijos al centro escolar.

Ese mismo estudio sirve para que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil, pero también las policías locales) pongan la primera barrera protectora antes de que la Justicia se pronuncie. De manera general, se aportan una serie de recomendaciones de autoprotección de la víctima y los menores a su cargo y se informa de los recursos que existen a su disposición. De forma específica, en función del grado de riesgo, ese mismo protocolo fija unas medidas de protección policial concretas que son más amplias y más severas a medida que se sube en la escala.

«Hace tres semanas tuvimos un caso de riesgo 'extremo', pero afortunadamente no es lo normal», apunta Entralgo. Se puso una dotación policial durante las 24 horas del día en la puerta de su casa y también se encargaba de acompañar a la mujer en cada movimiento. De forma paralela, se produce un «control intensivo» del agresor. En el nivel 'alto' se pasa por el domicilio y el trabajo de la denunciante de forma frecuente y también se la acompaña al colegio de los niños -de paisano, para no exponerla- y al juzgado. Las visitas se vuelven más esporádicos cuando los casos se consideran de riesgo 'medio' o 'bajo'.

La Policía Nacional apunta que ese nivel de riesgo se revisa, la primera vez, después de interrogar al agresor y posteriormente una segunda durante el proceso de investigación que lleva a cabo un equipo de siete personas. Otras cuatro están constantemente pegadas al teléfono por si alguna de las 60 mujeres que ahora mismo están en los niveles intermedios de riesgo se ponen en contacto ante cualquier situación de peligro. Si ellas no llaman, lo hacen los agentes para comprobar que «todo marcha bien».

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