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Uno de los técnicos de la empresa coloca pastillas de veneno junto al río Rey de Cabezón. Javier Rosendo

Cabezón controla las plagas de ratas

El Ayuntamiento ha firmado por primera vez un convenio con una empresa con el fin de solucionar un problema que viene arrastrando en los últimos años

Lucía Alcolea

Cabezón de la Sal

Martes, 8 de octubre 2019, 12:19

El Ayuntamiento de Cabezón de la Sal ha firmado un convenio con la empresa CTS Norte para controlar la presencia de ratas en el municipio. «Cabezón siempre ha sido un entorno propicio para la proliferación de las plagas de ratas, porque varios ríos atraviesan el municipio», explica el alcalde, Víctor Manuel Reinoso. La humedad y el calor son el caldo de cultivo ideal para estos roedores que a los vecinos les resultan especialmente desagradables y molestos. Es la primera vez que el Ayuntamiento contrata a una empresa externa para realizar una tarea de la que hasta ahora se han ocupado los operarios municipales. «Decidimos que había llegado el momento», argumenta el regidor, preocupado por la alarma social que ha despertado la presencia de ratas en la vía pública.

«Con la campaña de desratización, intentamos controlar que el roedor no salga de las alcantarillas», explica María Rey, propietaria de la empresa junto a su hermana Carlota. Exterminarlas es «imposible», por eso su intervención consistirá en averiguar en qué zonas proliferan e ir eliminándolas con veneno, pero sin hacer desaparecer la especie. Primero llevarán a cabo un plan de choque con la colocación de cebos por todo el municipio, pedanías incluidas. El cebo es una pastilla de raticida de unos cien gramos de peso y color rojo, que va atada a un alambre y es introducida en las alcantarillas. «Nunca las dejamos en la vía pública, porque estarían al alcance de otros animales y de los niños», aclara María. Las ratas se alimentan del veneno y mueren a los dos o tres días. «Si lo hicieran inmediatamente, las otras ratas no comerían el cebo, porque son muy listas». Una vez coloquen el raticida en todas las alcantarillas de la localidad, esperarán un mes para realizar el primer seguimiento, y en función de las pastillas que se hayan comido, determinarán en qué puntos del municipio se encuentra el foco. «Si vemos que una pastilla está entera, es que en esa parte de Cabezón no hay roedores y al revés». Aparte de eso, «acudimos cada vez que se producen avisos o quejas por parte de los ciudadanos de una urbanización determinada», pero siempre actúan en la vía pública, no en casas de particulares. Las pastillas rojas también se pondrán bajo los contenedores de basura subterráneos , «porque su hábitat ideal son aquellos lugares donde se acumula agua y residuos». En los parques «puede haber galerías creadas por los roedores». En este caso, «se avisará al Ayuntamiento para introducir raticida y luego sellar los agujeros, de manera que nadie pueda meter la mano».

Javier Rosendo

¿Por qué generan tanto rechazo estos animales? «Porque son vectores de enfermedades y pueden crear problemas», afirman. Es más, «la gente se piensa que ver una rata en la calle ya es sinónimo de que hay una plaga, aunque no tiene por qué ser así». En el caso de Cabezón, «la proximidad del río favorece que haya más, porque las ratas necesitan beber agua». También depende si el arroyo está seco, limpio o hecho un barrizal... Otra parte importante de responsabilidad la tiene el ciudadano. «La presencia de las ratas en los núcleos urbanos ha aumentado en los últimos años, porque con el cambio climático todas las especies se han visto alteradas y están variando», afirma María. A ellas, las ratas, se lo ponemos especialmente fácil. Al menos eso asegura Sergio Cuadra, técnico encargado de aplicar el cebo. «Se lo hemos puesto a huevo», dice categórico. «Les damos refugio en naves, cámaras, falsos techos y luego dejamos la basura mal cerrada fuera del horario establecido pensando que no pasa nada». Además, «en las ciudades las ratas no tienen depredadores naturales, como aves rapaces o zorros». Por otro lado, «la gente da de comer a las palomas y a los gatos, y eso hace que prolifere esta especie, que se alimenta prácticamente de todo», inciden. Y cuanta más basura se genere, peor. El éxito de la campaña, por tanto, no depende tan solo de la eficacia del veneno, sino también de la actuación ciudadana. «Debemos concienciar a la población de que tenemos que ser un poco más cívicos en este sentido».

Por su parte, el alcalde aclaró que «se ha decidido acudir a esta empresa para dar una solución al problema de forma efectiva, no porque la situación sea especialmente grave», recalcó. En los últimos años, eran los operarios del Ayuntamiento quienes se ocupaban de colocar veneno, «pero apenas surtía efecto». «Los vecinos de la urbanización El Parque, el Concejero y aquellos que viven en los pisos cercanos al río Rey, que atraviesa el centro del municipio, son los que más quejas han presentado», explicó el concejal de Medio Ambiente, Javier Gutiérrez. Ambos políticos acudieron el viernes con las encargadas de la empresa y el técnico a colocar los primeros cebos en este río. Su presencia causó revuelo entre la gente, que curiosa se asomaba al arroyo para averiguar qué sucedía. «Pues yo tengo ratas en el piso», decía una señora. «Un tema particular», le respondían. Será la comunidad quien tenga que contratar a una empresa de desratización, porque el convenio que se ha firmado es municipal. «A mí me parece muy bien que ya he visto varias», indicaba otra vecina. Mientras, Sergio, el técnico, metía dos pastillas rojas colgadas de un alambre en una alcantarilla junto al río.

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