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Ciceroniana o ciceroniano es un adjetivo que define lo «perteneciente o relativo a Marco Tulio Cicerón, orador, escritor y político romano, o a su obra». Un discurso, una idea o un estilo literario pueden ser ciceronianos, y siguiendo esta definición de la Real Academia Española puede decirse sin duda alguna que Valeria Cosío Faces también lo es. Estudiante de 2º de Bachillerato del IES Manuel Gutiérrez Aragón de Viérnoles, Cosío ha ganado la fase autonómica del prestigioso certamen internacional de traducción de textos latinos de Cicerón llamado, cómo no, 'Ciceronianum'. Además, ha quedado segunda a nivel nacional, rozando con los dedos el oro –tiene 95 puntos de cien, a solo dos de la primera clasificada– y rozando también la posibilidad de participar en la competición que se celebra en Arpino (Italia), localidad natal del filósofo, donde cientos de jóvenes de toda Europa se encuentran cada año en primavera para traducir sus textos y celebrar la cultura clásica.
Aunque al conocer los resultados le quedó un sabor agridulce, Valeria también es consciente de que esta plata es un pequeño gran hito. La comparte con Azucena Vidal Abad, su profesora de Latín y Griego en el instituto público, que la ha preparado a conciencia traduciendo y comentando a Cicerón. Ambas han formado tándem de trabajo durante meses, practicando a mediodía, por la tarde, en cualquiera de los huecos libres que horadan la jornada lectiva. «Un día hasta vino el conserje a echarnos del instituto», evoca Vidal entre risas.
Tras casi cuatro décadas de docencia, más que intuir, Vidal sabía que su alumna tenía los mimbres necesarios para despuntar en el 'Ciceronianum'... y más allá. «Valeria es excepcional, tiene mucha madurez, muchas inquietudes y estímulos a su alrededor». De hecho, su entusiasmo por la cultura clásica trasciende el certamen y a sus 16 años ha decidido que va a estudiar Filología Clásica. «Cuando entiendes cómo funcionan las civilizaciones de Grecia y Roma se te abre un nuevo mundo, se entienden un montón de referencias... Es como ser miope y ponerte de repente unas gafas con tu graduación. El latín, la cultura clásica deberían tener más presencia en la ESO y en todas las etapas», dice con convicción.
Tras 44 ediciones, el 'Ciceronianum' es todo un acontecimiento en Italia, cuyos estudiantes suelen brillar en las pruebas. Cuando supo de su existencia, Cosío le propuso a Vidal que la preparase. Su profesora, que ya había 'entrenado' con anterioridad a otros bachilleres para esta cita y para la equivalente en Griego, le recordó que se avecinaban meses de «trabajo y compromiso» intensos. Pero el arma secreta de esta bachiller es que «disfruta» leyendo y traduciendo textos clásicos. «Le gusta mucho. Y la única manera de hacer esto es disfrutándolo porque son muchas horas, muchos días, muchas semanas», apunta Vidal.
Valeria Cosío Faces
Alumna del IES Manuel Gutiérrez Aragón (Viérnoles)
De inicio, leyeron e interpretaron textos varios de Cicerón para acercarse al personaje y a su literatura. «El método de Azucena es aprender la lengua desde la propia lengua», dice su alumna. Surtió efecto. A partir de octubre ya se centraron en las 'Catilinarias', objeto de traducción y comentario en el certamen de este año. ¿Y qué son las 'Catilinarias'? «Son discursos que pronuncia Cicerón ante el Senado y frente al pueblo de Roma» en un año, el 63 a. n. e., en el que la República «se está tambaleando», describe Cosío. Así, con el «poder de la palabra», Cicerón convence y consigue que el conspirador Catilina parta hacia el exilio. «He disfrutado mucho el proceso. Son textos importantes que han influido incluso en políticos como Barack Obama».
En marzo se celebró la prueba –con apertura sincronizada de las plicas en toda España–, y, poco antes de empezar a leer y a escribir, los nervios de Valeria se disiparon. «Creo que no he estado tan concentrada en mi vida. Estuve dos horas y media sin parar –tenía un máximo de cuatro– y me lo pasé bien. Estoy feliz». «Hizo un examen brillante», apoya Daniel Río Lago, presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) en Cantabria, que el 15 de junio reconocerá el «hito extraordinario» de Cosío.
Igual o más feliz está Vidal. La llama ciceroniana está viva y hay recambio generacional en los estudios clásicos. Falta, eso sí, encontrar patrocinio para que el ganador de la fase cántabra pueda viajar en el futuro a Arpino. Tras planteárselo, la Consejería de Educación lo está valorando. Aunque Valeria no conocerá este año la localidad natal de Cicerón, sabe que lo hará en unos años. «Estoy convencida».
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