BBVA apoya a pymes y autónomos del sector agroalimentario de Cantabria
Diez iniciativas de distintas comunidades autónomas, premiadas en la VI edición de los Premios BBVA a los Mejores Productores Sostenibles, ponen en valor el cambio y la evolución del sector agroalimentario
La innovación, la sostenibilidad y el impacto en el territorio marcan el futuro del campo en Cantabria y en toda España. Así quedó reflejado en la entrega de los galardones de la VI Edición de los Premios BBVA a los Mejores Productores Sostenibles de España, una iniciativa de la entidad bancaria en colaboración con El Celler de Can Roca. El acto, que se celebró en la sede de BBVA en Madrid, reunión en un coloquio a los diez premiados junto al chef Joan Roca, de El Celler de Can Roca y a María Eugenia López, Responsable de Negocios Especializados Pymes de BBVA en España, quien agradeció.a los galardonados su dedicación “por poner en valor la regeneración que está viviendo el sector agrícola, con su transformación y modernización, que está empezando a cambiar el emprendimiento que hay en el entorno rural”. Ella misma insistió en la satisfacción que supone “ver como se refleja en estos premios la gran diversidad y riqueza que tiene nuestro país, ya que los galardonados son de ocho comunidades autónomas distintas, lo que subraya el arraigo y la capilaridad que compartimos también desde BBVA”. La entidad, muy comprometida con todas aquellas iniciativas que impulsan modelos de producción responsables, cuenta con cerca de 500 oficinas en entornos rurales, con especialistas que acompañan a emprendedores y productores del sector agroalimentario.
Relevo generacional: “El futuro está en los jóvenes”
El legado que algunos heredan, cómo preservarlo y el que todos podemos dejar, depende en gran parte de uno de los grandes retos del sector: el relevo generacional. “Desde BBVA ponemos un cariño especial en aquellos agricultores y ganaderos jóvenes que empiezan su actividad en localidades con menos de 5000 habitantes y que, no solo desarrollan su actividad, también evitan la despoblación y colaboran con el entorno”, apuntó María Eugenia. Una reflexión que también compartió Mireia Pujol-Busquets de Alta Alella, cuando aseguró “que el relevo generacional es esencial, tenemos que poner el foco en el sector primario y el futuro de las nuevas generaciones” como parte fundamental para la transformación. Ella fue reconocida precisamente con el premio a la Mejor Iniciativa Joven dentro de estos galardones.
Carlota Pena, de Vinyes d’Olivardots, bodega que combina la viticultura biodinámica con prácticas innovadoras como la fitoterapia vegetal, fue más allá y aseguró que las nuevas generaciones, “sin la innovación no podríamos sobrevivir, pero sin olvidarnos del inminente cambio climático. Mi legado es dejar una meta de cómo trabajar el vino mucho más sostenible y natural.” Para Francesc Font, de Cant Font, modelo de finca-laboratorio que combina producción ecológica y agricultura regenerativa, esta innovación está directamente relacionada con la formación: “El futuro de la agricultura pasa por cambiar la forma de producir sin empobrecer la tierra y al productor. En nuestro caso, regenerar el suelo nos ha cambiado la vida y la economía. Por eso formamos a los agricultores para que pasen de suelo pobre a suelo rico sin morir en el intento”.
Joan Roca, tras aplaudir y agradecer la labor de los galardonados “porque para nosotros es un gusto participar con el BBVA en este proyecto y entregar estos premios”, se reafirmó en la importancia de este relevo generacional. “Es muy importante que las nuevas generaciones miren el sector primario y, en nuestro caso, el de la restauración, con ganas y optimismo. Y para ello hay que ofrecer a estas generaciones la posibilidad de hacer algo que les guste, un trabajo digno, con unas condiciones también dignas. No sé si mi hijo y mi sobrino estarían ahora en las cocinas de El Celler si siguiéramos el ritmo que llevábamos hace unos años”, sonrió.
¿Y qué pasa con las personas que vienen de otro sector y quieren empezar a emprender en la agroalimentación? Sandra Viñas, de Mare Montes Setas, en Pontevedra, una microempresa que elabora conservas de setas con recetas originales como la de setas á feira, es un ejemplo a seguir. Tras más de veinte años trabajando en asesoría y fiscalidad, su inquietud le llevó a seguir los pasos de su madre, trabajadora de la huerta. “Empecé en el mundo de las setas por casualidad, pero mi preparación empresarial me derivó a crear mi proyecto de Mare Monte”. A su lado, el asturiano José Antonio García, de Arándanos La Peña, emprendedor formado y constante, cambió su profesión de topógrafo por un sueño: “vivir del campo”. Aseguró la importancia de hacer que un negocio sea rentable: “no trates de vender más, producir más de lo que puedes”.
Respeto al entorno e impacto social
María Eugenia recordó el compromiso y apoyo de la entidad a producciones donde la sostenibilidad y el respeto medioambiental inciden directamente en un impacto social, “porque no se trata solo de un crecimiento profesional y personal, también es una oportunidad para el territorio donde desarrolláis esa actividad, porque genera empleo y genera vida”. Y esta es una de las grandes apuestas de Productes Ecològics Santo Domingo, empresa familiar en Menorca. En palabras de Sergio Ruidavets, “trabajamos en la producción de fruta y verdura de temporada, producida de manera 100% ecológica y usando variedades locales, con venta directa en nuestras fincas”.
Una prioridad que comparte en Granada la cooperativa Valle y Vega, que se dedica a la producción y comercialización local de frutas, verduras, pan y conservas. Formada principalmente por mujeres, “nuestra ventaja es que tenemos zonas de mar y tierra, trabajamos con restauración y proveedores de proximidad”, explicó Noemí Pezuela, representante de la comunidad.
Por su parte, en La Lleldiría, de Cantabria, son un ejemplo muy específico de cómo dar vida a un territorio: se asienta en una antigua cabaña pasiega para elaborar queso de pasto ecológico. Aitor Lobato y su pareja, Sarah Hart, conviven con pequeñas ganaderías familiares “que son las que mantienen el paisaje y el territorio de nuestra zona, sin ellas nuestro paisaje desaparece”, aseguran orgullosos.
Una idea que comparte Óscar Paz, con su proyecto Entrecabritos en Teruel, con cabras criadas en libertad, que además son una herramienta de prevención de incendios y regeneración del suelo. “Que el ganado esté en el monte y sano, es lo que da lugar a carne y productos de calidad”, explicó en la mesa de debate. Ese impacto positivo en el territorio no excluye el crecimiento empresarial. Carolina Marhuenda, de la empresa familiar alicantina Agrícola Marvic, conocidos por su producción ecológica de brócoli, genera empleo local “sin perder su esencia agrícola y el compromiso con la calidad”, abriéndose a nuevos mercados.
En este hilo, Joan Roca añadía “lo importante que es poner en valor esa idea de trabajo con lo cercano”. “Lo que queremos todos”, finalizaba, “es ofrecer autenticidad, algo que nos distinga con respecto a otras zonas. Hay que mirar en las raíces y el entorno, sin olvidar que todo tiene que evolucionar, generar interés y magnetismo en las nuevas generaciones”, palabra de chef.









