Una gran demostración de fuerza
El Racing confirma su cambio de rumbo con una goleada al Cacereño e inicia su remontada
Sergio Herrero
Domingo, 22 de noviembre 2015, 16:42
El Racing está como está y donde está por las batallas del pasado. Duras vivencias de las que salió gravemente herido y debilitado. Sin embargo, los héroes ni mueren ni se destruyen. Solo se transforman. Y el conjunto cántabro trata de volver a ponerse de pie, recomponerse y regresar con más fuerza que nunca a aquel sitio que nunca debió abandonar. Ayer, en El Sardinero, la cosa iba de superhéroes. Por eso La Gradona mostró un gran tifo de Racinguer, el Mazinger Z verdiblanco. «Preparado para combatir». Porque, tras la sanción de la FIFA y con el equipo en descenso, atrapar a los equipos de la cabeza será cuestión de tirar de superpoderes. De volar, teletransportarse y aniquilar a todos los rivales que salgan a su paso. El primero en caer fue el Cacereño. Con solvencia y superioridad, el Racing le hizo cuatro goles al conjunto extremeño y marcó el inicio de la que debe ser la remontada. De momento, los cántabros ya asoman la cabeza por encima de los puestos de descenso a Tercera División y siguen mirando hacia arriba.
Pedro Munitis intentó aprovechar la ola favorable generada tras el triunfo en Guijuelo y repitió el mismo once que en tierras salmantinas, con dos únicas novedades obligadas. En el centro de la zaga, colocó a Alain junto a César Caneda, como sustituto del sancionado Mikel Santamaría. Por su parte, para cubrir la baja del lesionado Artiles optó por Dani Rodríguez, incluso por delante de un Migue García que ha pasado a un segundo plano desde su expulsión en León.
El técnico dio una vuelta de tuerca más a su equipo y mutó su 4-4-2 habitual en un claro 4-3-3. Un trivote, con Álvaro Peña, Dani Rodríguez y Borja Granero; y un tridente ofensivo con Dioni y Óscar Fernández en los flancos, escoltando a Coulibaly. El Racing comprobó en Guijuelo que la kriptonita de muchos equipos de la categoría es ahogar su centro del campo y repitió la estrategia, aunque cambiando esta vez el dibujo. Una tela de araña tejida en la medular.
Y golpeó primero. Puños fuera. Apenas habían pasado tres minutos desde el pitido inicial. Borja Granero se ató la capa roja al cuello, robó en el centro del campo y dejó solo a Dioni ante Montiel con un certero pase. El malagueño no falló, colocando a su equipo por delante.
Los cántabros dominaban de principio a fin todas las acciones. Sin aprietos. Pero apenas dispusieron de ocasiones durante la primera mitad. Lo más destacable fue una buena jugada colectiva, que terminó con una dejada de Coulibaly en la frontal y un disparo desviado de Álvaro Peña. Al Racing no le incomodó la necesidad de matar el duelo. Lo cierto es que el enemigo apenas propuso intercambio de golpes. Pero el partido estaba en el mismo punto por el que transitaron los dos últimos. Superioridad absoluta y el villano desangrándose sobre el césped. El Burgos acabó empatando y el Guijuelo lo logró, pero hubo capacidad de reacción para llevarse los tres puntos. Así, ante la ausencia de sentencia por parte local, el Cacereño se incorporó tímidamente e intentó dañar a los verdiblancos. Primero, con un tiro raso de Martins, que Óscar Santiago atrapó sin problemas. El meta tuvo muchos más apuros en un lanzamiento de falta posterior de Leo que el arquero cántabro tuvo que mandar por encima del larguero. El marcador no se movió en una plácida primera mitad pese a la tarde de perros para los racinguistas.
Munitis dio entrada en el descanso a Francis en sustitución de un Fede San Emeterio con problemas físicos en el lateral derecho. Precisamente, una mala entrega del de Barbate la aprovechó Cuerva para disparar, pero su intento se marchó muy lejos del marco de Óscar Santiago.
El Racing desperdició una buena ocasión en la siguiente jugada. Coulibaly se plantó solo, delante de Montiel, pero el senegalés, generoso, cedió la pelota a Dioni, que se encontraba en fuera de juego. Cualquier temor a un dramático empate quedó sepultado cuando Dani Rodríguez entró en acción. El gallego tenia el armamento pesado preparado para atacar. Recogió un rechace en la frontal y su misil tierra-aire destrozó la escuadra de la meta visitante. Zambombazo. El Racing tumbaba así al Cacereño.
A partir de ahí, el conjunto extremeño fue un muñeco en las manos de los cántabros. Coulibaly intentó encontrar el gol con un disparo raso, defectuoso, que atrapó Montiel. El acierto del africano estaba por llegar. Mientras tanto, el Cacereño, flojo durante todo el encuentro, y con más vergüenza que fuerzas, puso a prueba a Óscar Santiago por medio de Ocaña. Su remate lo repelió el arquero verdiblanco con el pie.
Dani Rodríguez volvió a liderar la ofensiva racinguista. El de Betanzos galopó hacia el área. Sirvió a Dioni a su derecha y el malagueño devolvió el desinteresado servicio a Coulibaly, quien, esta vez, remachó a gol. 3-0 y tranquilidad.
El Racing dominaba con solvencia a un Cacereño que apenas tuvo mínimos estertores. Como el disparo de Álex Díez que, de nuevo, el seguro Óscar Santiago se iba a encargar de desbarata con otra acertada intervención. Será difícil que Dani Sotres recupere el puesto si su compañero mantiene el nivel.
Doblete de Coulibaly
Munitis dio entrada a Migue García en sustitución de Óscar Fernández. El jiennense se internó en el área, levantó la cabeza y buscó el segundo palo con su lanzamiento. Montiel, con su estirada, iba a mandar la pelota a córner. En el saque de esquina, César Caneda tocó de cabeza y el balón caído cerca del punto de penalti lo aprovechó Coulibaly, tras revolverse entre dos defensas. Doblete del senegalés.
Los últimos minutos sirvieron de regocijo para los cántabros, mientras que para su rival sobraron completamente. Tanto, que la última acción de ataque de los de Ángel Marcos rozó el absurdo. El colegiado señaló una falta pegada a la línea frontal del área. Muy peligrosa. Mano arriba. Leo, sin mirar la posición del árbitro, lanzó de forma directa, batiendo a Óscar Santiago. Y el juez se vio obligado a anular el tanto, porque el libre era indirecto.
El marcador final de 4-0, sumado al valioso triunfo de la anterior jornada en Guijuelo, ha devuelto parte de la credibilidad perdida por el equipo ante la afición de los Campos de Sport de El Sardinero. No así el míster, con el que hubo división de opiniones cuando su nombre fue protagonista de los cánticos de La Gradona. El del Barrio Pesquero tendrá que mantener este ritmo para ganarse, de nuevo, la confianza del racinguismo. El inicio del camino a seguir, ya le tiene marcado. El próximo enemigo, el Tudelano, invicto en su propio estadio, pondrá a prueba el próximo domingo la fortaleza racinguista.
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