José Barba

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José Barba
A José Barba el sentimiento por el Racing se lo inoculó su padre en las venas desde pequeño, algo que ahora hace con sus sobrinos. ... Tras pasar los peores años del club con Harry en la dirección, en la actualidad siente con Sebastián Ceria y Manolo Higuera «tranquilidad» y un ambiente «que no he visto ni en Primera».
-¿Cuántos años lleva trabajando en el club?
-En la temporada 2002-2003 entré de speaker. Después, como tenía conocimientos como reportero gráfico, hice ruedas de prensa y actos sociales. Siempre he hecho un poco de todo, pero ahora trabajo entre semana en las taquillas y ya luego los días de partidos en la megafonía. Hace poco me encargaba también de los tours de los colegios por el estadio, pero se externalizó a una empresa. Y la verdad, que mejor, estoy más liberado. Eso sí, me hacía mucha ilusión estar con los más pequeños y transmitirles esa pasión y sentimiento por el club.
-¿Qué supone para usted el Racing?
-Lo es todo, es mi vida. A nivel deportivo, me siento muy orgulloso de los chavales que defienden la camiseta de mi equipo; a nivel institucional, represento una entidad que tiene 112 años; y a nivel empresarial, me llena la nevera. Me siento tan orgulloso de poder dedicar mi vida profesional al Racing. Espero jubilarme en el equipo de mi corazón.
-¿Se nota que ahora hay más trabajo?
-Sí, es una locura. Ha nacido algo que yo no he vivido nunca en más de dos décadas. Ni en Primera he vivido esto. Todo el mundo tiene que tener una camiseta, bufanda o bandera del Racing. Hay muchísima gente comprando productos todos los días. Porque el estadio no tiene más capacidad, sino seguiría vendiendo más entradas. Quiere venir todo el mundo al Racing.
-¿A qué se debe este 'boom'?
-A todo lo bien hecho deportiva e institucionalmente. El ascenso a Segunda División con el Grupo Pitma en la dirección y Romo en el banquillo fue muy importante. Dejaron una comunión entre la afición y el equipo. Ahora, todo ha ido a mejor. La gestión de Manolo Higuera y Sebastián Ceria es lo mejor que nos ha podido pasar, porque respiran racinguismo. En el presente, vas a ver al Racing, te lo pasas bien y con el ambiente que se genera te invita a volver. Ya no van al partido 12 o 14 mil personas, es que desde diciembre superamos las 20.000 cada jornada.
-Veinte años en el Racing dejarán muchos momentos para el recuerdo, ¿cuáles tiene en la mente?
-Ha habido muchos momentos especiales. Ascensos, como el último a Segunda División contra el Celta B, en el que dijimos adiós a una categoría que no nos correspondía; mantenernos en Primera y gritar por la megafonía la salvación del equipo; la semifinal de Copa del Rey ante el Getafe; preguntar por megafonía si había un árbitro en el estadio, porque se lesionó el de campo… Ha habido partidos muy importantes, pero el más importante de todos fue uno que ni se jugó. El del plante en Copa por la dignidad del escudo. Tuve que hacer todo el guion de que todo se tenía que hacer como si no pasase nada y la decisión de los jugadores fue muy especial. Es algo que no puedo describir.
-¿Cómo se vivió aquella época?
-Los jugadores llevaban muchos meses sin cobrar, yo un año. El primer mes vas tirando, el segundo ya coges de los ahorros, pero ya el tercero, cuarto y quinto ves que sigues sin cobrar y te genera incertidumbre sobre lo que va a pasar. Hubo gente que se marchó y nos quedamos solo quince personas para todo. Nos unimos y sacamos adelante todo esto. A mi 'papín' le prometí que no le iba a dejar sin su Racing. Y así fue. Seguro que desde el cielo estará orgullosísimo de mí.
-¿Fueron temporadas difíciles?
-Fue muy complicado, y encima, además es que no dejaban de ser mis jefes y tenía que acatar sus órdenes. Fue difícil y unos años en los que no sabíamos cómo iba a finalizar todo. Tuvimos la suerte que cuando se fueron del palco, la llamita del racinguismo volvió a resurgir y la afición estuvo con el equipo. Está bien recordar de dónde venimos, para que cuando ascendamos sea una mayor alegría.
-Y ahora, con Sebas y Manolo, ¿qué tal?
-Son mis jefes, pero nos une algo más fuerte. Me siento seguro, bien y tranquilo. Tengo una cosa mental, con un pasado tan dramático en el que se pasó tan mal, que a veces cuando llegan los primeros de mes te viene a la cabeza un pensamiento de 'a ver si este mes cobro'. Es un bienestar que llegó con el Grupo Pitma y que Sebas y Manolo lo han asentado. Ojalá su gestión dure muchos años.
-¿Ve entre los aficionados esa famosa ilusión que les persigue?
Hablo mucho con la gente y sí que lo veo. Además, suelo tener ese don de cuando entrego el carné decir que este abono es el del ascenso. Lo hice la temporada en la que subimos a Segunda División y este año también. A ver si se cumple… Ojalá. A la gente se la ve muy ilusionada con el equipo.
-¿Y ve factible el ascenso?
Sería muy bonito subir a Primera, pero si no se asciende, no pasa nada. Hay que ver de dónde venimos. Sí que es verdad que igual una oportunidad así no se nos presenta tan fácil, pero no ascender tampoco es un fracaso. Yo me voy a sentir súper orgulloso pase lo que pase. Nos están haciendo disfrutar mucho y ojalá subamos. Pero hay que asentarse en el fútbol profesional, que hace unos años estábamos en Primera RFEF.
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