Memoria y acción de quien hizo suyo el dicho: «obras son amores»

FERNANDO BAYLET

Laredo

Jueves, 27 de abril 2023, 02:00

El pasado sábado nos dejó Rufo de Francisco Marín. Un pejino con una mente privilegiada germen de muchas nostalgias. Un hombre hecho a sí mismo, ... en tiempos nada favorables, con mucho empeño y trabajo. Amante de su pueblo, de su historia y de su intrahistoria. Conocedor de sus entretelas. Coleccionista de libros, antigüedades, postales y fotografías, incluidas las máquinas de las que siempre estuvo enamorado.

Una mente lúcida y ordenada gracias a la cual resultó posible organizar infinidad de datos y recuerdos en torno a su Laredo natal, al que se entregó en cuerpo y alma como parte activa de su día a día. Hombre cercano, conversador entusiasta y con unos exquisitos usos con los que supo ganarse la estima de cuantos alcaldes tuvieron en él a su fiel secretario. En este desempeño culminó 45 años trabajando como funcionario del Consistorio laredano. Un cometido que ejerció rozando la excelencia, haciendo del respeto y el mimo por los detalles una impronta de estilo único e inimitable. Fue en ese menester cuando adquirió la pátina de memoria viva de una villa cuyos engranajes conocía como pocos.

Fue miembro de la Junta de Patrimonio Monumental y Arte Religioso, donde tuvo destacada labor. Perteneció al Centro de Estudios Montañeses. Ejerció de vicepresidente regional de Cruz Roja, y de tesorero en la Unate, cuya sede en Laredo logró revitalizar como fértil escuela para mayores.

Rufo fue uno de 'culpables' de que Laredo tenga Juzgado o Cursos de Verano, entre otros haberes dignos de encomio.

Fue promotor de restauraciones y rehabilitaciones, sobre todo en nuestra querida Puebla Vieja, erigido en uno de los 'salvadores' de La Blanca. Fue fundador y 'padre' de la Asociación de Amigos del Patrimonio de Laredo junto con José Miguel Remolina, además de otros pejinos de pro.

Comunicador nato, ejerció de prolífico colaborador en artículos de prensa. Aún recuerdan en Castro Urdiales sus indispensables publicaciones en 'La Ilustración'. O sus artículos en el 'Laredu Lin' con formato de nostalgia.

Hombre sensible rayando en la timidez. Y sí, también hombre de familia. Amante de su esposa y de sus hijos, en los que tuvo tantas satisfacciones. Contador de cuentos a su querida nieta Irene. Piedra angular de un relato sobre Laredo al que le sobró el título oficial porque el de cronista es un oficio que se ejerce con el alma.

*Fernando Baylet es guía de patrimonio y amigo de Rufo