La Navidad ilumina los escaparates de Solares
Este miércoles se sabrá qué tres negocios de los 19 que se han presentado ganan el Concurso de escaparates navideños de Medio Cudeyo
Campanas, coronas, acebo, luces y terciopelo rojo... todo está listo y acicalado hasta el último detalle en Medio Cudeyo para celebrar la Navidad; o al menos así es en los negocios locales. En concreto, en los 19 establecimientos que se presentan al concurso de escaparates de este año para llevarse uno de los tres premios de entre 450 y 200 euros, otorgados por el Ayuntamiento de Medio Cudeyo y la Asociación Empresarial y de Comercio de Medio Cudeyo. Los ganadores de este certamen, que se organiza cada diciembre, se darán a conocer este próximo miércoles día 22.
En la tienda de ropa Me & Co de Solares la ilusión no languidece ni un ápice a la hora de montar cada temporada el escaparate, y eso que desde que se presentaran por primera vez hace cuatro años y se alzaran con el primer premio no han vuelto a llevarse ningún galardón pese a haber concursado con ahínco. «No lo hacemos por el certamen, si no se organizase nosotras nos seguiríamos esforzando lo mismo, es algo que nos encanta», dice Elena Cobo mientras su compañera, María Espurz, remarca que «lleva mucho trabajo, pero siempre ver el resultado nos aporta una gran satisfacción».
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Así que todos los años, cuando se ve la Navidad en el horizonte empieza el mismo ritual:el dar con una idea genuina para el montaje, el hacer acopio de materiales y el fabricar todo antes de arrancar con la colocación. «Convertimos la tienda prácticamente en un taller en este tiempo, dicen las dos empresarias, que siempre se afanan en la labor mano a mano en todo el proceso y se entienden a la perfección. «Aquí discusiones ninguna, pero risas todas las del mundo», narran con buen ánimo.
Esta vez prueban suerte con un montaje inspirado en un bosque nevado de cuento, para lo que entre otros elementos han contado con ramas naturales y luces. Asimismo han colocado un enorme vinilo de fondo que «no veas el trabajo que nos llevó ponerlo bien», resopla María, y mirando a Elena de reojo señala que su compañera «es la perfeccionista»de las dos y este año «se le metió entre ceja y ceja hacer un trineo», que finalmente salió adelante y forma parte de la composición.
No obstante, aunque parezca mentira, son los pequeños detalles, «como colgar todo con hilos transparentes para que no se vean», lo que requieren de una mayor dedicación para las escaparatistas. Así lo confirma también Tere Vázquez de La casa de Lina. Ella ha engalanado su comercio para participar en el concurso municipal las últimas tres ediciones, desde que abrió la tienda de ropa. El año pasado se alzó con el segundo premio de la convocatoria y ahora vuelve a lucharlo «con toda la ilusión del mundo» con una propuesta con tintes de ‘Hansel y Gretel’. Para ello ha dispuesto una casa de madera a rebosar de bastones navideños y otros dulces, como la del conocido cuento, junto a un árbol de navidad que en realidad es un maniquí con falda de tul con adornos.
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Tere explica que empieza en octubre a darle vueltas a la cabeza sobre la creación que hará en Navidad. «No tienes nada hasta que se te ilumina la bombilla», comenta y luego es cuando hay que dedicar horas de trabajo. «Hasta que no queda como lo habías imaginado no paras». Y eso que ella cuenta con una ayuda especial, la de su padre, que fue carpintero y que en esta ocasión le echó una mano para fabricar la casa. «Yo voy con el boceto en un papel y las medidas y él me lo hace, la verdad que tengo mucha suerte con él, es un verdadero encanto».
También desde mitad de noviembre hacen oro con el tiempo que no tienen en la floristería de Emma Lezcano. «Con los ratos que no hay gente preparamos todo, pero siempre hay que terminar echando horas extras», explica la propietaria, que también reconoce que «siempre empiezas diciendo que no vas a hacer mucho, y te acabas liando». Y no es para menos, porque en su caso tiene un gran escaparate, que casi valen por tres, así que el trabajo también se triplica. En esta ocasión ha apostado por dar protagonismo a las coronas navideñas y al terciopelo rojo, en lugar del blanco y el dorado por el que siempre suele optar. En su palmarés Emma cuenta con dos terceros premios en los cuatro años que ha participado. «Hay competencia sana, yo como compro en el pueblo siempre veo lo que hacen los demás, pero somos una piña», insiste.
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Cada escaparate es un mundo con distintas posibilidades. En el caso del de la floristería Siempreviva, casi se trata más de una cristalera que de un escaparate propiamente dicho, así que la solución ha sido llenar de detalles navideños el frontal dibujando con rotulador blanco. Hay adornos, estrellas, letras de villancicos, casitas al más puro estilo de un mercado navideño. «Tiene su complicación, porque hay que escribir desde dentro, así que hay que hacerlo al revés», explica la florista, Estela Quintana, que con este es el segundo año que se inscribe al certamen.
En lo que coinciden los participantes es en que el escaparate es como la portada de un libro, y más en estas fechas. De hecho, recalcan que el engalanarlo e iluminarlo sirve de reclamo, y que «muchos no faltan a la cita de cada año y siempre vienen a ver la propuesta», dice Elena. Muchas horas de esfurzo que una vez que pase la Navidad desaparecerán, algo que, como reconoce Tere, «da pena el retirarlo, pero siempre pienso en que luego vendrá el siguiente escaparate».
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