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Instalaciones ruinosas de la antigua fábrica textil de La Cavada .
El pasado textil de La Cavada

El pasado textil de La Cavada

La fábrica estuvo abierta más de un siglo (1850 - 1965 ) y llegó a tener más de 450 obreros, de los que más de 300 eran mujeres

daniel fernández

Medio Cudeyo

Martes, 29 de mayo 2018, 07:16

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Ha tenido La Cavada una gran tradición industrial, que no sólo ha quedado reflejado en los restos y en la influencia de la Real Fábrica de Artilleria, sino que posteriormente y, tras su desaparición, se mantuvo con la creación de una fábrica de hilaturas que estuvo en funcionamiento, durante 120 años, y que constituyó uno de los escasos ejemplos de grandes industrias en el medio rural: La Montañesa Textil.

Fue en 1848 con la compra, por parte de Juan Pedraja Escudero, de unas antiguas edificaciones con 8.800 metros cuadrados, pertenecientes a la antigua Fábrica de Armas en el lugar de Valdelazón, en la margen derecha del río Miera, junto con la concesión de aprovechamiento de una presa en el propio río, cuando comienza la historia de esta industria que dará trabajo tanto a vecinos de La Cavada como de numerosas localidades limítrofes.

Tomando como base los edificios ya existentes, la construcción se prolongó entre 1848 y 1850. Antes de que acabara este año y después de una gran inversión, las dependencias ya se encuentran provistas de maquinaria y listas para comenzar las primeras pruebas para la fabricación de mantas con el algodón procedente de Cuba.

Este prometedor comienzo se vio frustrado, en 1851, por un incendio que frenó la producción recientemente iniciada. Las instalaciones permanecerán cerradas hasta 1854, periodo en el que se aprovecha para sustituir las estructuras de madera por materiales menos inflamables, además de abrir numerosos y amplios ventanales para aprovechar mejor la luz solar y dotar a la nueva edificación de ventilación natural. Junto a estas innovaciones se realiza un sistema para la salida de humos procedentes de todo el proceso de producción que saldrán al exterior a través de una chimenea construida en ladrillo, que aún se conserva, y que podemos observar junto a las antiguas edificaciones del comedor de la fábrica.

Con el paso de los años la fábrica se especializa en diferentes productos, así se pasa de las mantas a la fabricación de sacos para la industria harinera hasta su declive en los años 80 del siglo XIX, donde de nuevo se sustituye la producción por otros productos textiles como el mahón o las sábanas. Durante las guerras Carlistas y en la posterior Guerra Civil mantuvo una gran producción; tanto es así que en las décadas de los cuarenta y cincuenta la fábrica llego a tener más de 450 obreros de los cuales 300 eran mujeres. Esta fábrica estuvo funcionando hasta diciembre del año 1965 en que cerró definitivamente, causando gran conmoción en la comarca pues de ella vivían muchas familias que, tras el cierre, se vieron, en muchos casos, abocadas la emigración. Hoy en día sus edificios presentan un lamentable estado de ruina y abandono. Frente a ellos todavía podemos observar, mejor conservadas, las casas bajas en las que vivían los antiguos trabajadores y el comedor de la fábrica, ubicado junto a la gran chimenea que sobrevive como puede a los rigores climatológicos y al inexorable paso del tiempo.

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