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santander. El cierre de los cines, hace ya un año, fue el peor golpe. Pero no el primero. El centro comercial Peñacastillo vive desde hace ... años una sangría de negocios que parecía no tener fin. Con la clausura de las salas, el problema se acrecentó, pues se llevó con ella las tiendas de palomitas y chucherías y supuso un fuerte golpe para la hostelería, que se nutría en gran parte de aquellas personas que, tras ver una película, aprovechaban para cenar. Pero la llegada de una nueva gerencia, hace en torno a un año, trae esperanza a este centro comercial que ha estado al borde de convertirse en fantasma.
Tras años de caída, durante los que los locales vacíos estaban a punto de superar a los negocios abiertos, la situación empieza a revertirse. Actualmente, de los 50 espacios que hay -sin contar el Carrefour-, once están cerrados. El resto contiene tanto franquicias como comercios locales y la intención es lograr «los cero locales vacíos», explica la gerente, Ángela Domingo. Además, tienen intención de reabrir los cines y actualmente están en negociaciones con una exhibidora para que asuma las salas. Aunque aún es pronto para hablar de nombres, «lo que es seguro es que reabrirán este mismo año».
Muchos de los espacios ocupados contienen franquicias: Game, Merkal calzado, Ideal, Décimas, CrazyPet, Movistar, Soloptical, Inside, Liberbank, Orange... Y también hay comercios locales, como las peluquerías Fran, Pabletes y Eduardo y Pilar Pescador (esta última cerrada actualmente porque está en reformas), la farmacia, la tienda de fotografía Fotoexpress y la floristería R. Mimendez. El primer paso del grupo Carmila, la nueva propietaria, ha sido aprobar una reestructuración comercial con el objetivo de diferenciarse de otros centros comerciales. Por eso, han tomado la decisión de potenciar los negocios que ofrecen servicios y no tanto las tiendas de moda y textil, ya que ese tipo de comercio es el predominante en otras superficies cercanas. «La idea es acercarnos a otro tipo de público, más familiar, y ofrecerles una oferta que no hay en otros espacios», cuenta Domingo.
Algunos de los negocios enfocados en dar servicios que ya existen en Peñacastillo son las ópticas, la farmacia y las peluquerías. También quieren ampliar su oferta de ocio y restauración. Ahora mismo, de los ocho locales que hay para comer y tomar algo, hay cuatro abiertos -Café y Té, KFC, 100 Montaditos e Hispano Kebap-, mientras que otros cuatro están cerrados, lo que convierte esta zona en la más pobre, actualmente, del centro comercial. «Buscamos la ocupación total de los espacios y ofrecer calidad. También queremos potenciar los arrendatarios locales más que las cadenas, para diferenciarnos de otros lugares».
Sin comunicado oficial ni avisos previos, las doce salas de cine ubicadas en el centro comercial de Peñacastillo, ligadas a la firma Unión Cine Ciudad, cerraron hace un año sus puertas. A los trabajadores se les notificó el cierre repentino con una semana de antelación y la clausura se consumó sin que fuera notificado públicamente por parte de la cadena.
Justo semanas antes de la pandemia, los cines de Peñacastillo habían anunciado el proyecto de una reforma de sus instalaciones que nunca llegó a ejecutarse. Contaban con una capacidad de 1.817 butacas y sus salas se inauguraron en el año 2000.
Los huecos que quedan por ocupar están la mayoría bien disimulados, con vinilos que cubren los escaparates y que ofrecen información sobre cómo proceder a su alquiler. Otro de los grandes espacios que actualmente no tiene arrendatario lo ocupa ahora Carrefour, y en él han colocado ofertas de mesas y sillas para el jardín, lo que permite al gestor disimular el espacio libre y, a la vez, beneficia al hipermercado al ampliar su superficie.
Otra de las bazas que el centro comercial Peñacastillo utilizará para atraer clientes son las actividades que complementen las compras. El viernes pasado, por ejemplo, celebraron una fiesta de fin de curso en el aparcamiento de esta superficie, con juegos y merienda gratuita, y planean seguir haciendo eventos durante todo el verano, como un campus infantil pensado para niños entre los 5 y los 12 años que permita a las familias conciliar mientras duran las vacaciones.
También quieren ser una opción de ocio contra el mal tiempo. Aunque los planes de esta época del año se centran más en la playa, las piscinas y disfrutar al aire libre, no hay que olvidar que en Cantabria puede llover en cualquier momento. «Ofreceremos alternativas a esos días de mal tiempo, con juegos de escape para los niños, hinchables... Y acompañar a la gente más allá de la compra, que aquí puedan encontrar también otras formas de ocio», concluye Domingo.
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