Una casa a prueba de cortes de luz en Novales

Pero esto no es magia, sino el producto de un proyecto de investigación que lleva el sello de la Universidad de Cantabria (UC) y que demuestra que la autosuficiencia energética de este y otros hogares es «técnicamente posible». Lo afirma Alfredo Ortiz, catedrático de Ingeniería Química e investigador principal de un proyecto llamado 'Energy Push' que en 2022 convirtió la casa de Novales que habitan Paula y su pareja, Ángel López, en la primera vivienda social de España energéticamente autónoma. Tras el titular se desplegaba la financiación europea del programa Interreg-Sudoe, en el que unieron fuerzas España, Francia y Portugal a través de diez instituciones, la UC entre ellas.

En colaboración con Gesvicán, la empresa pública de vivienda del Gobierno de Cantabria que les procuró la casa, los investigadores se encargaron de armar una planta piloto cuya particularidad es el empleo de la tecnología del hidrógeno verde. Lo primero que hizo el equipo de Ortiz fue analizar el consumo energético de los inquilinos, y después hacer lo propio con las condiciones climáticas de la zona. A partir de estas mediciones, se diseñó una instalación con paneles solares colocados en el tejado de la vivienda -«hay una docena», enumera Sánchez- que actúan como fuente primaria.

Placas solares. A priori, esto puede sonar poco extraordinario, pero la clave aquí es su sistema híbrido: cuando en la casa hay excedente de energía, esta se transforma en hidrógeno verde. ¿Y cómo? Pongamos por ejemplo una noche de invierno sin apenas horas previas de luz solar: la vivienda tiraría entonces del hidrógeno almacenado convirtiéndolo en electricidad a través de una pila de combustible. Y el único 'subproducto' que resultaría en este proceso es el agua, explica Ortiz, por lo que se trata de un método limpio, sostenible. «El sistema está diseñado a partir de los consumos de esta familia y la medición de la radiación solar del municipio (Alfoz de Lloredo). Aprovechando la energía de los paneles y el excedente transformado en hidrógeno, la vivienda no se queda nunca sin energía», certifica el investigador de la UC, un hecho que la convierte en 100% autosuficiente.

Durante el apagón del lunes, la casa estaba conectada a la red porque se trata de un proyecto demostrativo. De no haberlo estado, hubiera volado libre. Miembro del Grupo de Procesos Avanzados de Separación en el Departamento de Ingenierías Química y Biomolecular de la UC, donde se encarga de las líneas ligadas al hidrógeno y sus tecnologías, Ortiz avanza que ahora «se están desarrollando sistemas en los que la eficiencia ha mejorado de forma exponencial». La comunidad científica, continúa, «está volcada» en la búsqueda «de alternativas energéticas» que contribuyan a reducir las emisiones y a lograr la meta de la neutralidad climática en 2050.

Sin perder de vista la vivienda de Novales y su condición experimental, el catedrático indica que diseñar el proyecto «para comunidades más grandes» ayudaría a reducir la inversión y a amortizar los costes con más rapidez porque muchos de los equipos pueden usarse igual en una casa unipersonal o en un edificio de muchos vecinos. «Y si pensamos más a futuro en una economía basada en el hidrogeno, todavía sería más fácil», añade.

Por lo pronto, la tecnología llega a Novales y se aloja en una caseta anexa a la vivienda de Paula Sánchez. «Estamos muy contentos de poder contribuir a la reducción de emisiones. Ya lo estás reciclando, cómo no lo vas a estar en una casa eficiente», afirma.