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«Da mucha pena porque después de tantos años ya forma parte de la historia de Torrelavega». Celia Casado es una de las tantas clientas ... que vive con pena el adiós de Stradivarius. Mañana la tienda cerrará sus puertas para siempre después de 17 años asentada en la calle Serafín Escalante. Desde el año 2008, Stradivarius ha ido viendo como sus hermanos de Inditex (Zara, Pull&Bear, Bershka y Oysho) han ido cerrando la persiana uno detrás de otro. El último negocio de Amancio Ortega parecía resistir pese al claro declive del comercio en la ciudad. Sin embargo, muchos lo veían venir y ahora ya es una realidad: adiós, Stradivarius.
A escasas horas de que el local quede completamente vacío los clientes no dejan de entrar. María Pardo lo hace por sentimiento: «He crecido junto a esta tienda, siempre he comprado aquí y me da mucha pena saber que no voy a volver. Es como despedirse de un ser querido», confiesa. Otras, como Paula Seco, han ido para ver si pillaban algún chollo. «Me enteré hace poco de que cerraba y he venido a ver si habían puesto alguna rebaja, pero veo que no». Y es que, a pesar de tener las horas contadas, en la tienda no parece haber cambiado nada. Todo sigue igual que siempre. Las dependientas trabajan con brío, colocando las prendas en su sitio y ayudando a las clientas con las tallas. Sin saber todavía qué les deparará el futuro, todo parece estar bajo control.
La de Stradivarius será sin duda una de las despedidas más tristes de la ciudad. Pero no la única. De hecho, días antes de Semana Santa, Intimissimi, una de las tiendas más míticas de lencería en Torrelavega, también puso el candado tras más de diez años en funcionamiento. En el local de la plaza de Ángel Menéndez solo quedan sus grandes cristaleras, ahora tintadas de negro, y un rótulo en el que se lee: les atendemos en la web.
Todavía no se sabe qué pasara con estos locales, ambos céntricos y destinados al comercio, ni han trascendido los motivos de sendos cierres. Los vecinos de la zona no creen que se deba a falta de facturación porque «siempre había gente». Hay quien piensa que el problema radica en los altos precios de los alquileres, pero el propietario del local de 400 metros cuadrados que hasta mañana ocupa Stradivarius, ha querido desmentir esta suposición. Cuando Stradivarius abrió sus puertas en Torrelavega en 2008 el precio del alquiler del local estaba en 18.000 euros al mes. Con los años, la cifra bajó hasta los 12.000 euros, importe que hasta ahora está pagando Amancio Ortega y el mismo que sale en los portales inmobilarios donde ya está anunciado el local.
«El problema no es el dinero. Nos reunimos con ellos y les propusimos que fuesen ellos mismos quienes fijasen el precio del alquiler. Nosotros queríamos a toda costa que no cerrase, porque es un pena que otro comercio desaparezca en Torrelavega. Sin embargo, la carta en blanco no ha sido suficiente 'por motivos empresariales'», concluye el propietario del local.
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