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Efectivos de la brigada 202 de Cabuérniga combaten el fuego en un monte de Viaña.

"La quema descontrolada de pastos va a provocar cualquier día una catástrofe"

Riotuerto, uno de los municipios más afectados esta semana por los incendios forestales, exige medidas para disuadir a los pirómanos del monte

Álvaro San Miguel

Miércoles, 15 de abril 2015, 14:21

El 75% de la superficie de Cantabria es monte, y la gestión de esas 360.000 hectáreas de bosques y pastos enfrenta a cada colectivo que se alimenta, de una manera u otra, de esa fuente de riqueza natural. Los 158 incendios forestales que han puesto en alerta a más de media Cantabria durante los últimos siete días han reavivado el debate sobre la gestión de los montes cántabros. Ayer cambió el tiempo, volvió la lluvia y eso ayudó a sofocar todos los incendios activos salvo uno que se resistía a última hora de la tarde en Los Corrales de Buelna, pero terminada la batalla llega el momento de analizar por qué Cantabria se quema cuando sopla el Sur y llega la primavera. Desde los ayuntamientos más afectados no han tardado en exigir responsabilidades. «No podemos estar cada dos por tres con un incendio, cualquier día va a ocurrir una catástrofe», advirtió el alcalde de Riotuerto, Ángel Cuadrado (PP).

El director general de Montes, Javier Manrique, culpó el martes a los ganaderos de provocar incendios para desbrozar y renovar los pastos. Además este tipo de prácticas pueden terminar afectando también a los bosques, como ocurrió en la madrugada del lunes en la franja mancomunada de Cabezón de la Sal, donde se quemaron 90 hectáreas de eucalipto. «Se trata de fuegos intencionados y de origen, en principio, ganadero», sentenció Manrique.

Los ganaderos prefieren no entrar a discutir la autoría de los incendios y concentran el debate en el porqué de los incendios. Ellos culpan a la Administración de obligarles a tomar medidas drásticas porque «gestionan mal los montes». Gaspar Anabitarte, el secretario general de la Unión de Ganaderos y Agricultores Montañeses, perteneciente a la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, defiende las quemas controladas como una parte del ciclo de la vida en el monte. «Quizá la administración, por miedo a la opinión pública, no está defendiendo la plaza como yo estoy haciendo, diciendo que la quema es una buena práctica. Al fuego hay que tenerle miedo en agosto, no ahora. Nosotros le hemos pedido a la Consejería un plan de quemas controladas, pero no sale adelante. Los políticos usan muchas veces esa definición de incendios provocados porque parece que les libera de responsabilidad, pero esto está pasando precisamente porque a los ganaderos no se nos permite muchas veces hacer estas prácticas ancestrales de quema controlada de pastos».

El director de Montes explicó a este diario que en estos momentos se aprueba el 70% de las solicitudes de quemas controladas y que el resto se rechazan «solo porque de alguna manera son un peligro para el medio ambiente». Manrique abrió la puerta a incrementar el número de quemas controladas, pero dejó claro que nunca podrá llegar a lo que piden los ganaderos. «Se nos queman unas 100.000 hectáreas de monte al año, y en quemas controladas no llegaríamos en ningún caso a 6.000 hectáreas. En Cantabria no se debería pasar de unas 1.000 hectáreas al año, que es mucho menos de lo que ellos (los ganaderos) nos van a reclamar siempre, porque querrían que todo lo que arde al año lo hiciera como quema controlada. Y además es contradictorio porque si crece matorral es porque no hay suficiente ganado en el monte».

La organización ecologista Fundación Naturaleza y Hombre se puso ayer de parte de la Administración y apuntó también a los ganaderos como culpables de los incendios. «El enriquecimiento de pastos es necesario y estamos a favor de las quemas controladas, pero apostamos por el desbroce por medios mecánicos», explicó el presidente de la organización, Carlos Sánchez.

Los alcaldes de los municipios más afectados por los incendios de las dos últimas semanas se muestran divididos según el peso de la ganadería en sus territorios. En Vega de Pas y Molledo se muestran a favor de las quemas tradicionales porque «el día que entre el fuego en los campos que hay sin desbrozar va a arder media comunidad de Cantabria», advirtió el alcalde de Molledo, Dámaso Tezanos (PP).

En cambio, el regidor de Riotuerto, Ángel Cuadrado, ya se ha puesto en contacto con Montes para pedir mano dura en la restricción del pastoreo en las zonas quemadas sin estricto control. Esta medida, contemplada ya por la ley y que además afecta a las ayudas europeas que reciben los ganaderos, se aplica de manera irregular en la región, según explicaron los propios afectados.

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