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David Remartínez
Lunes, 3 de diciembre 2012, 23:14
Venía esta tarde el Pleno del Parlamento de citar a Miguel de Cervantes, Séneca y Eduardo Galeano, a los que habían podado en citas el diputado del PRC Javier Marcano y el consejero de Industria, Eduardo Arasti, a cuenta de los despidos en las empresas públicas de la región. Cuando, para sorpresa de propios y ajenos, el presidente del Gobierno, en su posterior careo con Miguel Ángel Revilla, relató un cuento sobre el estrado que terminó con esta moraleja, disparada a su predecesor mientras le señalaba agitando el índice: «Cuando esté con la mierda hasta el cuello, no diga ni pío».
El abucheo que siguió a la frase fue tremendo, comparable solo al que recibió Ignacio Diego en junio al mezclar en una misma analogía al Partido Regionalista y a «los etarras más sanguinarios». Varios diputados de la oposición se encendieron con esta nueva intervención desconcertante del jefe del Ejecutivo, en especial el socialista Juan Guimerans. Sus protestas a voz viva desde el escaño fueron de repente cortadas por el consejero de Obras Públicas y Vivienda, Francisco Rodríguez Argüeso, sentado a su vez unos escaños más abajo, quien le espetó: «Cállate ya, o vete a casa». Guimerans se revolvió más aún en su indignación si cabe contestándole también a gritos: «A casa te vas tú. Porque tengo el mismo derecho a estar aquí, aunque te joda». El presidente del Parlamento, José Antonio Cagigas, intentaba poner calma. Las tribunas del público y la prensa no lograban cerrar las mandíbulas. Insólito.
Diego comparecía a petición de Revilla, y a cuenta de las cifras del paro en la comunidad. El líder del PRC pregunta cada mes por las medidas para frenar ese desempleo galopante, yayer reprochó al presidente que «lleva un año y medio con un único discurso, que repite sistemáticamente hable a los discapacitados o a nosotros: la culpa es de los anteriores». Apelaba Revilla al acto oficial organizado por el Día de la Discapacidad, donde Diego tuvo «una intervención penosa» al mezclar (a su entender) churras con merinas. También despreció como el presidente más sumiso a Madrid que ha tenido la autonomía.
Pulso parlamentario
Durante este tipo de pulsos parlamentarios, Diego tiene por costumbre replicar sobre la marcha y desde su escaño al diputado de la oposición que interviene en ese momento, y que le afea alguna decisión. Así lo hizo este lunes, hasta que Revilla se molestó porque Cagigas no llamaba la atención a su compañero de partido. Al final, él mismo mandó callar a Diego, «como yo callo cuando usted habla desde aquí».
Quizá este gesto molestó sobremanera al jefe del PP, quien, al subir para la réplica, decidió narrar «un cuento que le viene al pelo», según avisó a su rival.
«Un niño salió de su casa en Polaciones (pueblo natal de Revilla), haciendo frío una mañana de diciembre, y se encontró un pajarito», introdujo Diego. Por sintetizar la fábula, el niño se lleva a la escuela al pájaro que, ya entrado en calor, comienza a piar. El profesor le reconoce al niño su buena acción, pero le ordena sacar al bicho de la clase para que no moleste. Entonces, «una vaca deja una boñiga, que humeaba calentito», en plena calle, según continuó describiendo el presidente de Cantabria. El niño decide posar dentro de la caca al animal, que de nuevo caliente se arranca a piar feliz. Pero un gato aparece entonces y se lo zampa. Moraleja: la antedicha conclusión escatológica que Diego le lanzó a Revilla desde el estrado y que provocó la bronca.
Diego también recriminó a Revilla que bajo su mandato "le pararon todas las obras", que anunció «no un AVE, sino dos», y que «ahora es usted el que desea ver los datos negativos del paro en Cantabria» para armar de argumentos su labor de oposición. Tuvo que chillar mucho el presidente para hacerse oír, ya que la mecha que había encendido en el hemiciclo hacía que nadie le escuchara ya.
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