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José Carlos Rojo
Martes, 19 de enero 2016, 10:28
Los franceses lo han hecho bien con el caso de la cueva de Lascaux, su Altamira particular. Mantienen la cueva protegida pero han creado un relato muy potente que se basa en centros temáticos y un mercado que gira en torno a la cavidad y que funciona muy bien». Jesús González, el investigador del instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas (IiiPC) que participó la pasada semana del ciclo divulgativo Matemáticas en Acción, cree que Cantabria podría aprovechar «mucho más» Altamira para crear una industria cultural a su alrededor.
«Ciclos como este, y cualquier otro de divulgación, sirven para dar a entender a la gente que la ciencia es importante, que merece la pena invertir en ella». «Hay que entender también la importancia de las humanidades para el progreso humano. Eso es comprender la importancia de las explicaciones humanistas, lo fundamentales que son las Ciencias Sociales para crecer como seres humanos, para conservar la cultura. Porque ningún patrimonio histórico tiene valor si no somos capaces de explicarlo, de construir una historia a su alrededor».
Pero ¿qué tienen en común las matemáticas y la prehistoria? Cada vez más los métodos cuantitativos se generalizan en la investigación de esta disciplina. Son objetivos y universales. «Antiguamente las publicaciones se basaban más en el concepto descriptivo, y ahí la firma era muy relevante porque el impacto dependía del prestigio del investigador. Ahora es mucho más fácil», detalla Juan José Ibáñez, colega de profesión de González en el Iiipc.
Su investigación, que explicó al público la pasada semana en el mismo ciclo divulgativo, tiene que ver con el ordenamiento cuantificado de los yacimientos de moluscos del norte de España. «Podemos saber cuál fue la alimentación de nuestros antepasados, dónde se concentraron sus poblaciones... Analizando matemáticamente el tamaño y número de los moluscos, podemos utilizar fórmulas para extrapolarlo a modelos actuales y averiguar cómo era el medio ambiente entonces, la temperatura que tenía el mar cantábrico, etc.».
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