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Los operarios trabajan en las obras del puente, cuyas labores comenzaron en marzo de 2016.
Las obras en el viaducto de La Arena afectarán seis meses más al tráfico entre Cantabria y Vizcaya

Las obras en el viaducto de La Arena afectarán seis meses más al tráfico entre Cantabria y Vizcaya

La reparación de los tirantes del puente de la A-8 obligará a reducir a un carril de forma puntual el paso por aquel punto

izaskun errazti

Viernes, 5 de mayo 2017, 07:13

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Los operarios y la maquinaria de obra aún tardarán en desaparecer del entorno del puente de La Arena. Y no porque la reforma del viaducto de la A-8 que comunica Cantabria con Vizcaya, que arrancó en marzo de 2016, acumule retrasos. Una última inspección técnica ha puesto al descubierto un mayor deterioro de la estructura del previsto inicialmente, lo que ha obligado a la Diputación de Vizcaya propietaria de la infraestructura, situada a tres kilómetros del límite con Cantabria a aprobar un modificado del proyecto original poco antes de que el plazo de ejecución tocara a su fin. Ahora, los trabajos se prolongarán seis meses y medio más y el presupuesto de adjudicación del plan sufrirá un incremento de 590.726 euros, hasta rondar los 4,6 millones.

Una pieza excepcional

  • El viaducto es una pieza única por su tipología de puente atirantado y excepcional por sus dimensiones. Presenta siete vanos, los cinco centrales de 105,30 metros, con uno más a cada extremo de 70,20. El tablero, con dos carriles por sentido, tiene 27,30 metros de ancho. En la mediana, de cuatro metros de anchura, se alojan los mástiles y los tirantes.

En marzo de 2014, una primera revisión a fondo reveló que el puente cuyo diseño fue de Juan José Arenas y su estudio santanderino de Apia XXI, soportaba "carbonatación, corrosión y una posible sobretensión en los tirantes" que lo sustentan. Después de aquella minuciosa ITV, los responsables señalaron que la estructura necesitaba una intervención de calado, y se puso manos a la obra. Así arrancaba la primera reforma integral del viaducto, una vía de alta intensidad que soporta el paso de alrededor de 55.000 vehículos que ruedan a diario entre Cantabria y Vizcaya.

En el último año, el viaducto ha soportado un buen número de reparaciones complejas. Los trabajos han afectado a la estructura metálica y al hormigón, incluyendo pilares y estribos. Además, en este tiempo se han sustituido apoyos y se ha actuado en la barandilla, el aglomerado y los tirantes. Y aquí es donde ha surgido el problema.

El deterioro de los minúsculos torones (cables) que componen cada uno de los 72 tirantes que sustentan la estructura es "mayor, en número e intensidad de los daños, que el deducido de la fase de auscultación, en la que sólo se analizó una muestra del conjunto", según acaban de constatar los técnicos tras proceder a la retirada completa de la cera que protegía los anclajes.

Una tarea que ha resultado ardua debido a los años transcurridos desde su construcción y a las duras condiciones ambientales de la zona. Ante esta situación urge la reparación de las sujeciones, sustituyendo los torones rotos o corroídos por otros nuevos que aseguren la integridad estructural y su capacidad de carga.

Afectación al tráfico

La reforma del puente contemplaba inicialmente la sustitución de 57 de los cables que conforman los tirantes del puente. Sin embargo, al final habrá que cambiar 230, lo que supondrá un mayor período de obras. Las adversas condiciones meteorológicas que retrasaron la limpieza de las superficies exteriores del viaducto, previa al pintado, así como las pérdidas de jornadas de trabajo el pasado verano debido al intenso tráfico en este tramo de la A-8 que desaconsejaba el corte de la vía con el fin de evitar retenciones también han contribuido ampliar seis meses y medio el plazo de ejecución de los trabajos, según apuntan desde la Diputación. Así, la reparación completa de la estructura será una realidad en noviembre.

Las actuaciones pendientes de ejecutar en una de las infraestructuras más icónicas de la autovía que une Cantabria con el País Vasco tendrán algunas afecciones sobre el tráfico. De hecho, la mayoría supondrá la necesidad de cortar uno de los carriles. Pero será en momentos puntuales y de forma breve, lo que garantiza la capacidad de A-8 para absorber todo el flujo de vehículos y evitar problemas.

Los trabajos más complejos, como el montaje y desmontaje de andamios o los cambios de plataforma entre vanos, obligarán a cortar un carril en ambos sentidos al mismo tiempo durante períodos de tiempo más largos. De ahí que se proyecten en horario nocturno.

La impermeabilización de la mediana y la retirada de la barandilla cerrarán de día un carril durante jornadas completas.Para reducir su afección, los técnicos contemplan ejecutar estas obras "fuera del período estival" y, en todo caso, dentro de las franjas horarias menos problemáticas.

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