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La alergia al anisakis se dispara y afecta al 5% de los cántabros
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La alergia al anisakis se dispara y afecta al 5% de los cántabros

Los cuadros digestivos causados por el parásito «muchas veces pasan inadvertidos, porque no sobrevive en el humano más de 48 horas»

Ana Rosa García

Santander

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Sábado, 30 de junio 2018, 08:29

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Uno de cada diez cántabros elegidos al azar daría positivo si se sometiera a la prueba de sensibilización del anisakis, el parásito marino que puede acabar en el plato si el menú incluye pescado crudo o poco hecho. Lo que implica que su sistema inmunológico podría generar una reacción si vuelve a entrar en contacto con el bicho en cuestión, bien a través de trastornos digestivos o, la peor de las consecuencias, en forma de alergia crónica (en ocasiones van ligadas). «Las cifras se han disparado en los últimos años, también porque ha aumentado el conocimiento y ahora se diagnostica más, pero calculamos que al menos el 5% de la población general de Cantabria es alérgica al anisakis, pero hay muchos casos más sin diagnosticar», señala Fernando Rodríguez, jefe de Alergología de Valdecilla. «Al hospital llegan aquellas personas que tienen una reacción alérgica grave, pero hay gente que llevaba años con picores o les sentaba pesada la comida, y no habían consultado antes».

En el servicio se atienden actualmente a más de un centenar de alérgicos al anisakis. «Es tan prevalente hoy en día que en las pruebas estándar que hacemos a nuestros pacientes, aunque el motivo de su consulta sea otro, se incluye el anisakis», explica.

Los alergólogos son los profesionales que mejor pueden medir el impacto de esta problemática. Y es que, aunque el anisakis puede desencadenar una infección gastrointestinal, «muchas veces pasa inadvertida», señala Pedro Luis Fernández, médico especialista de Digestivo. Es por eso que el registro anual de casos de este servicio apenas suma media docena. «Tuvimos un pico entre 2014 y 2015, con doce pacientes muy seguidos. Entonces nos alarmamos, pero después volvimos a un ritmo normal».

RECOMENDACIONES

  • 1 Congelar el pescado a -20 grados 24 horas antes de consumir. Si el congelador es antiguo se aconseja alargarlo a 72 horas.

  • 2 Cualquier sistema de cocinado (cocido, al horno o frito) mata la larva. Basta con alcanzar 60º durante un minuto.

  • 3 Las conservas en principio no tienen problema, con estar 30 días en salazón se da por confirmado que mata la larva.

  • 4 Los boquerones en vinagre tendrían que estar 15 días macerando para ser seguros. Congelarlos antes o después de preparar.

El digestólogo reconoce que «es difícil de diagnosticar la anisakiasis, lo principal es la sospecha por el antecedente, por el tipo de presentación clínica (dolor muy intenso de estómago de repente, con náuseas y vómitos, es la forma más típica) y el hecho de que se haya ingerido hace menos de doce horas pescado poco cocinado». Con esas premisas, la conclusión es «casi segura». «Si se hace una endoscopia en las primeras 24 horas tal vez haya la suerte de pillar la larva en el estómago o al principio de duodeno, se quita y se acaba el problema, pero esos casos son muy raros», explica. Por lo general, «la inmensa mayoría de las infecciones digestivas son pasajeras». Se suele achacar a un virus y listo. En realidad, podría serlo, porque «provoca un cuadro abdominal que casi siempre se limita a un par de días (a veces se pasa en casa sin llegar a ir al médico), puesto que una vez penetra en la pared del estómago o el intestino la larva no sobrevive más de 48 horas. Da mucho dolor, pero transcurrido ese tiempo son muy pocos los que llegan al hospital por otras complicaciones añadidas, como una reacción inflamatoria, una obstrucción intestinal o incluso una apendicitis».

Los expertos recuerdan que el anisakis «no es un parásito del hombre -por eso no contagiamos-», sino que «somos huéspedes accidentales» de este gusano que se desarrolla en los mamíferos marinos (ballenas, delfines, leones marinos, focas...), que cuando excretan los huevos expulsan las larvas que van a la cadena alimentaria, llegan así a los crustáceos y de ahí a peces más pequeños. La principal fuente de infección son los boquerones, por consumirse macerados en vinagre, un proceso en el que el parásito sobrevive sin problema. De ahí que la divulgación sea «el mejor tratamiento frente al anisakis», insiste Fernández. «Lo más importante es que la gente esté alerta y tome precauciones, que pasan por congelar el pescado a -20 grados durante 24 horas o cocinarlo a 60º durante al menos un minuto», añade.

«La anisakiasis es cada vez mayor, también porque los mares están cada vez más parasitados porque los peces se evisceran en alta mar», señalan los médicos, preocupados sobre todo por la alta prevalencia de alergias, traducidas en urticaria, picores generalizados o incluso un shock anafiláctico, que es la reacción más grave que existe. «Una compañera está haciendo su tesis doctoral precisamente sobre este tema, lo que nos permite tener datos actualizados. Todo aquel que come pescado ha estado en contacto en algún momento con el anisakis. Sabemos que más del 10% de los cántabros está sensibilizado, pero no todos desarrollan síntomas. Una cosa es la sensibilización y otra es ser alérgico», aclara Rodríguez. El tratamiento para los casos más severos pasa por «evitar la exposición al anisakis -no comer pescado-, porque hay algún antígeno que no es termosensible». «Las temperaturas extremas matan al bicho, acabando así con la patología digestiva, pero la proteína permanece, y si uno es alérgico le provoca reacción».

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