Cuidado en las vías ferratas
La popularidad de esta modalidad de aventura eleva el número de rescates: en los seis primeros meses del año los servicios de emergencia del Gobierno ya han realizado cinco, sólo uno menos que durante todo 2024
El rescate de una mujer a la que le dio un ataque de pánico mientras realizaba la vía ferrata de La Hermida el fin de ... semana pasado pone de relieve el aumento de las intervenciones que los servicios de emergencia tienen que realizar en este tipo de trayectos escarpados que ha elevado su popularidad entre los amantes a los deportes de aventuras. El equipo de rescate del Gobierno regional –por tierra y aire– así como sus parques de bomberos ya han realizado cinco intervenciones en los seis primeros meses de este año, que es sólo uno menos de todos los que realizaron a lo largo 2024. A las puertas del verano, donde se esperaba una afluencia masiva a estas instalaciones, la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada (Fcdme) hace un llamamiento para que los usuarios «extremen» las precauciones. «Es que muchos de los rescates son evitables, ya que se tratan de simples extravíos o de falta del nivel físico o técnico necesario», explica Carlos González, colaborador de la Federación especializado en seguridad.
14
vías ferratas homologadas, de todos los grados de dificultad, hay repartidas por la geografía regional.
Las vías ferratas son recorridos horizontales y verticales que están adecuadamente equipados con peldaños (grapas), pasamanos, cadenas, puentes colgantes o tirolinas que permiten a los montañeros disfrutar de sensaciones muy parecidas a las de la escalada pero con menos 'compromiso', que es como definen el riesgo los escaladores. En ocasiones, la sensación de vacío –como la de la fotografía principal que ilustra este reportaje–, de verticalidad, es similar a la que experimentan los alpinistas que con un par de cuerdas y la ayuda de unos seguros llamados 'friends' (fisureros dotados con levas para anclar en las grietas y hacer de seguro) son capaces de trepar por los rincones más insospechados de las paredes montañosas de Cantabria.
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El nivel de seguridad de las vías ferratas es tan alto –una línea de vida recorre todo el trayecto–, que se ha convertido en una de las actividades más demandadas por los amantes de la aventura, aunque no dispongan de conocimientos técnicos avanzados o de la forma física de un atleta. Además, el acceso es gratuito, aunque los expertos recomiendan la contratación de un guía. «Nosotros recomendamos, sin ninguna duda, contratar un guía si no somos expertos en vías ferratas. Las personas noveles y las que se inician van a ir más seguros y también van a aprender a desenvolverse mejor», subraya González.
«Muchos de los rescates son evitables, se tratan de simples extravíos o falta de nivel físico o técnico»
Carlos González
Colaborador de la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada
«Es importante llevar una linterna frontal, una manta térmica y un cortavientos en la mochila, por si la actividad se alarga»
Santiago López y Miguel Rodríguez
Técnico de Rescate del Gobierno regional y jefe de Parque de Bomberos del Gobierno regional
Para iniciarse en el mundo de las vías ferratas, basta con tener –o alquilar– un casco, un arnés al que se engancha un disipador de energía con dos mosquetones y unos guantes. Eso es lo básico, pero los servicios de rescate amplían la lista. «Es importante llevar una linterna frontal, una manta térmica y un cortavientos en la mochila, por si la actividad se alarga, ya que en muchas ocasiones son rutas que duran horas y la gente comienza a hacerlas muy tarde; y, claro, les coge la noche», explican Santiago López, técnico de rescate del Gobierno regional, y Miguel Rodríguez, jefe de Parque de Bomberos del Ejecutivo. «El calzado también es importante, pues muchos utilizan simples zapatillas de 'running' y es mejor uno más adecuado a la montaña, a poder ser que proteja los tobillos. Agua, comida, geles, frutos secos y el teléfono móvil completamente cargado, por si tienen que llamar, debe completar la lista de imprescindibles», añaden.
Paraíso de las ferratas
Cantabria cuenta en la actualidad con 14 vías ferratas repartidas por los municipios de Peñarrubia, Camaleño, Vega de Liébana, Ramales de la Victoria, Ruesga, Arredondo, Liérganes, Vega de Pas, San Roque de Riomiera y Valderredible. Además, los aficionados tienen la suerte de contar con prácticamente todo el abanico de dificultades, que se miden a través del sistema de clasificación más extendido en España, que es la escala de Hüsler. Este alpinista suizo, de nombre Eugen Eduard, desarrolló un sistema de graduación simple e intuitivo: la letra K (de klettersteig, en alemán: vía ferrata) y una numeración que inicialmente iba del 1 al 6, aunque en la actualidad se ha extendido al 7 y 7+.

Por simplificar, la dificultad se puede agrupar en vías ferratas de iniciación (K1 y K2), de nivel intermedio (K3 y K4) y de nivel alto o avanzado (K5, K6, K7). Las de iniciación, como la del Torreón de Liérganes, son rutas fáciles y bien equipadas, con los peldaños más cerca unos de otros para que sean más accesibles. Las K3 y K4, como la de La Hermida, son vías de dificultad moderada, con tramos verticales más expuestos. Están recomendadas para personas que se hayan iniciado en este tipo de actividades. Las de dificultad K4 son más difíciles, verticales y expuestas que las anteriores. Hay tramos, en los que los agarres únicamente son las rocas del terreno junto a una línea de vida para asegurarse.
Por último las K5 son vías mucho más complicadas y técnicas, donde lo vertical cobra protagonismo. Aquí es recomendable ir equipado con cuerdas y descensores, por si surge la necesidad de abandonar la ruta a mitad de camino, lo que implica tener conocimientos técnicos de escalada. Las K6 y K7 son vías ferratas extremadamente difíciles. Todo el recorrido es muy expuesto, vertical e incluso con desplomes. Los únicos apoyos son los que propicia el entorno, como sucede en la escalada; aunque, eso sí, siempre hay una línea de vida.
En Cantabria hay varias de estas vías ferratas para expertos. Una de ellas es la de Callejomadero, en Ramales de la Victoria, de nivel K5. Es atípica pues para iniciarla hay que bajar al fondo de una sima con la ayuda de cuerdas de escalada –'rapelando' en el argot– y de ahí comenzar el ascenso. Es donde más rescates complicados han realizado los servicios de rescate. La de Los Llanos, en Camaleño, también tiene un tramo de K5.
Otras vías con mucha dificultad son la de Socueva (K5), en Arredondo; pero , sobre todo, la de Peñarruscos, en La Hermida, que es de nivel K6. Es la más dura y deportiva de todas, con grandes desplomes, que requiere una gran resistencia técnica, física y psicológica. Recomendada únicamente para escaladores.
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