Esfuerzo... y a por la selectividad «Estamos intentando hacerlo lo mejor posible»

Cristina cursa este año 2º de Bachillerato en el IES Augusto G. Linares y, como le ocurre a muchos de sus compañeros que este año titulan y se asoman a su futuro universitario, tiene la EBAU muy presente. Estos días se pregunta cuándo acabarán celebrándose las pruebas de acceso a la universidad, y si se transformarán a causa de este parón generalizado. «Espero que no nos perjudique mucho, espero que se piense en nosotros y en cómo estamos intentando hacerlo lo mejor posible», comenta por teléfono.

Precisamente para hacerlo bien, para acceder a los estudios de Periodismo, Cristina ha optado por aprovechar este tramo lectivo tan extraordinario: madruga y mantiene el horario lectivo de nueve a dos; por la mañana consulta los correos que le envían sus profesores y atiende las tareas que le adjuntan: traducciones de latín, lecturas de textos históricos, etc. Por la tarde, dedica tiempo a familia y amigos.

Confía en que la situación ayude a valorar acciones tan sencillas como un abrazo o un paseo; y también en que empuje la formación tecnológica en la educación. «Es una manera de entender que tiene que modernizarse»

Leyre García entiende este periodo lectivo tan extraordinario como una oportunidad para reforzar los contenidos educativos, pero también para aprender nuevas rutinas, interiorizar hábitos e, incluso, ensanchar valores. «Aprendes a valorar lo que pierdes», reflexiona en conversación telefónica.

Se comunica con sus profesores por correo electrónico y trabaja con intensidad en las asignaturas que tendrán más peso en la EBAU (Inglés, Historia de España, Lengua, Latín...). Siente un poco de «incertidumbre» al pensar en las próximas pruebas de acceso a la universidad -«Te preparas todo el año para esas pruebas, y ahora no sabemos exactamente cuándo serán»-, pero lo compensa con trabajo previo. «Este es un curso difícil que requiere mucho esfuerzo»

Claudia Mingo cuenta que trata de llevar sus tareas educativas al día por dos motivos: tener algo más de tiempo libre y para aprovechar los ratos posibles para estudiar Historia de España, la asignatura más voluminosa de 2º de bachillerato. Quiere prepararla bien para hacer un buen papel en las pruebas de acceso a la universidad.

Claudia ha confeccionado su cronograma de tal manera que tiene tiempo, por la mañana, para acceder a los materiales, para estudiar y para comunicarse con sus profesores; y por la tarde, para leer o conectarse con sus amigos.

Ella se ha adaptado a esta situación extraordinaria y cree que la sociedad también lo hará «pensando más en los demás, siendo más solidarios. Y nos estamos dando cuenta del valor de las pequeñas cosas».

Las mañanas de Felipe Movellán, de 15 años, transcurren estos días entre las plataformas educativas Yedra y Google Classroom, entre apuntes y actividades de refuerzo. Matemáticas y Lengua, asignaturas con más peso curricular en 3º de ESO, son las que más atención le demandan, aunque trata de dividir el tiempo de forma equitativa.

Si esta situación de confinamiento se prolongase, a Felipe le gustaría mantener esta rutina: mañanas de trabajo y estudio; y tardes y fines de semana, siempre que pueda, para pasar tiempo con su familia o contactar con sus amigos. Y si bien la tecnología y las redes sociales le abren muchas ventanas, Felipe espera reunirse pronto con sus amigos: «Se echa de menos estar con los compañeros. Les ayudas y te ayudan. Aunque estamos en contacto, tenemos ganas de vernos», revela.

También espera este alumno del IES Villajunco que la vuelta a clase sea llevadera, que las evaluaciones encajen bien en el calendario y que sea fácil enlazar los viejos y nuevos contenidos. Es un curso importante.

La crisis del coronavirus, reflexiona Claudia Barros, nos revela una lección sencilla y profunda: «La de valorar esas cosas que teníamos y no nos dábamos cuenta». También piensa que puede ser un punto de inflexión en la educación, bien por lo repentino del cambio de ritmo, bien por la necesidad de preparar el sistema para situaciones como esta: «Es un reto para los alumnos y también para los profesores», cree.

Ella ha sabido adaptarse a las circunstancias. Dedica sus mañanas al estudio y a la revisión de las plataformas por las que accede a sus tareas. Claudia y sus compañeros tiene muchas ventanas a las que asomarse -Yedra, Gmail, Moodle, Google Classroom...-, y también mucha actividad diaria por delante. Es franca: «No está mal tener deberes, pero estamos un poco saturados».

Organiza bien su jornada y lleva al día las materias con más peso en su bachillerato de Ciencias -Matemáticas, Tecnología Industrial, Física y Química o Dibujo Técnico-. No olvida que este curso influirá en su expediente final y «me gustaría que fuésemos preparados». En el horizonte asoma la carrera de Ingeniería Industrial.

Cada tarde, a las 20.00 horas, Naiara Martínez sale al balcón para aplaudir la labor del personal sanitario en la crisis del coronavirus. «Es para estar muy orgullosa». A ella le gustaría estudiar Medicina. Tiene clara su vocación, sabe que la nota de corte es alta, y espera que el desarrollo de la EBAU le sea propicio. «Estamos todos con incertidumbre. Sabemos que se retrasa, y eso nos da más margen, pero no sabemos cuánto exactamente», indica.

Alumna de 2º de bachillerato en el Colegio Salesianos, divide por el momento sus días entre el estudio y la vida familiar. Las mañanas son para obtener los materiales en distintas plataformas -la propia del centro o 'Google Classroom', entre otras-, para consultar con sus profesores por correo y para resolver las actividades. Las tardes las dedica, si no hay tareas pendientes, a jugar en familia. «Hay que intentar ser responsable y sacar tiempo para todo».

¿Esta crisis nos cambiará como sociedad? «Quizá seamos más conscientes y valoremos más el tiempo. Estamos demostrando, cada vez más, que nos esforzamos como sociedad. Cada día, a las ocho de la tarde, la gente se entrega y está muy unida»