Ocho albaneses han abandonado Soto Iruz tras «saltarse las normas»
Salieron del monasterio, han vuelto a Santander y ya no están supervisados por la ONG Nueva Vida. El alcalde apunta que generaban «mal ambiente en el resto del grupo»
Ocho albaneses, de los treinta que fueron acogidos por el Obispado en el monasterio de Soto Iruz a petición de la Consejería de Políticas Sociales, han abandonado «voluntariamente» el lugar, tras incumplir las normas de convivencia establecidas. Con su marcha, renuncian a esta solución habitacional para el periodo de confinamiento del Covid-19 al que se acogieron al encontrarse sin techo, ocupando un local de Nueva Montaña, sin luz ni agua corriente, supuestamente a la espera de colarse en algún ferri.
Según confirmó ayer Julio Soto, al frente de la organización Nueva Vida, que desarrolla el programa 'Refugiados' para el cuidado, manutención y seguimiento del grupo, «los ocho que han abandonado se habían saltado las normas y nos llamaron diciendo que no querían seguir en el lugar. Nos hemos ocupado de su traslado a Santander y ahora están por su cuenta, ya no están con nosotros». Los ocho albaneses han dejado de estar bajo el cuidado de la organización y «parece que han vuelto al local que habían ocupado en Nueva Montaña». Otras fuentes señalan que podrían estar en pisos de otros conocidos.
El alcalde de Santiurde de Toranzo, Víctor Concha, recordó que los treinta albaneses llegaron al municipio la tercera semana de abril en tres tandas, y que los ocho que han abandonado llegaron en la última y «mostraron reticencias desde el primer momento, incluso se resistieron a entrar al monasterio. Tras varias horas en el exterior, finalmente se les convenció y acabaron por acceder».
Al parecer han regresado al local que ocupaban en Nueva Montaña, del que salieron porque carece de luz y agua corriente
Con respecto a los que permanecen en el monasterio, «tienen un comportamiento excelente», aseguró el alcalde.
Al parecer, el grupo que ya se ha marchado saltó la tapia de la casa espiritual y se fue a comprar tabaco y bebida; «generaban mal ambiente en el resto del grupo», lo que instó al alcalde a llamar a la Dirección de Políticas Sociales para advertir que «esto no fue lo que se nos dijo. Se nos aseguró que el confinamiento estaría garantizado».
El alcalde resaltó que, «aunque la Guardia Civil no haya informado de incidencias al respecto, yo trabajo para buscar la tranquilidad para mis vecinos y este comportamiento no estaba siendo normal». Por su parte, el Obispado resaltó que los 22 albaneses que permanecen en la casa espiritual «mantienen un comportamiento ejemplar».
La ONG Nueva Vida informó de que los más de veinte albaneses que conviven en un ala del monasterio, «respetan las normas» y acuden a clases de castellano cada día, sin necesidad de obligarles, asisten voluntariamente porque quieren trabajar aquí». Los jóvenes también participan en las otras actividades de preparación para la búsqueda de empleo, habilidades sociales y actividades deportivas que practican en los jardines del convento del siglo XVII.
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