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Las demandas de disolución matrimonial se han disparado en Cantabria un año después de la pandemia. En concreto, han crecido un 21,45% en el ... primer trimestre de este año, según los datos aportados por el Tribunal Superior de Justicia, que resalta que las que más aumentaron fueron las separaciones de mutuo acuerdo (un 125%) y los divorcios consensuados (37,3%). En total, se rompieron 351 matrimonios entre enero y marzo, cifra que asciende a los 47.813 casos desde que se aprobó la Ley del Divorcio en 1981.
El incremento del primer trimestre es casi cuatro veces superior al experimentado por el conjunto de las comunidades autónomas, que fue del 5,7%. «El confinamiento y el estado de alarma han sido una olla a presión para los matrimonios, una prueba tremenda. Todos sabemos que tras las vacaciones siempre hay un repunte de demandas de divorcio porque la gente convive y se conoce más, se tiene que aguantar», explica Chabela Méndez, abogada especializada en divorcios y mediadora familiar. «El covid ha supuesto que haya un brote de solicitudes de divorcio».
Comunidades Autónomas | Procedimientos
1.Cataluña: 671.582
2. Andalucía: 650.381
3. Madrid: 523.205
4. C. Valenciana: 424.496
5. Canarias: 212.658
6. Galicia: 203.737
7. País Vasco: 157.587
8. Castilla y León: 149.852
9. Castilla La Mancha: 117.613
10. Murcia: 104.632
11. Baleares: 97.415
12. Asturias: 96.747
13. Aragón: 83.408
14. Extremadura: 60.672
15. Cantabria: 47.813
16. Navarra: 40.083
17. La Rioja: 21.403
Total: 3.663.284
La que fuera directora general de la Mujer (2003 y 2011), que es muy partidaria del divorcio «porque me parece muy positivo ya que la gente tiene mayor libertad al no convivir con una pareja con la que no quiere estar», señala que el confinamiento del pasado año provocó que se produjera un repunte de consultas en el último trimestre de 2020, aunque, según comenta, en ese momento no se materializaron las demandas, sino que fue a partir de este año «porque la gente vio que la economía empezaba tener un horizonte diferente al año anterior». «Una cosa es que te quieras divorciar y otra que te lo permita la economía. Tras un divorcio las dos partes pierden nivel económico», asevera.
Chabela Méndez | Abogada y mediadora familiar
Según detalla Méndez, la mayoría de los peticiones de divorcio están promovidas por parejas de entre 40 y 50 años que llevan juntos de 15 o 20 años. «La gente aguanta algo, un tiempo». En los últimos años también ha habido un incremento de demandas de personas de más de 60 y 65 años. «Hace años no se lo planteaban. Decían que para lo que les quedaba de vida querían seguir cómodos. En el caso de los jóvenes, como se casan mucho más tarde, cuando llegan a la época del divorcio es la mediana edad».
7.696separaciones no consensuadas.
Mientras que los hombres son «más decididos» a la hora de dar el paso, a las mujeres «les cuesta más tiempo tomar la decisión», porque «piensan que lo mejor para los hijos es mantener la familia, cuando, en muchas ocasiones, es peor, ya que ellos son conscientes de lo que están viviendo en casa».
Sin embargo, Méndez apunta que esa preocupación por lo hijos a veces no se traduce en decisiones. «Siempre digo que lo prioritario, en el caso de tener hijos, es pensar en ellos. Y eso tiene que implicar que todas las decisiones tienen que ir dirigidas a darles el mayor bienestar posible, mantenerlos lejos del procedimiento judicial y que tengan una vida lo más parecida posible a lo que tenían, no económicamente, sino emocionalmente».
8.419separaciones consensuadas.
En este sentido, afirma que «no hay que pelearse por los hijos, el mutuo acuerdo debe estar por encima de todo porque es lo mejor para los hijos. También se debe tener en cuenta que la custodia que se pide y pelee sea para darles una vida con un estilo de crianza parecido al que tenían. No pedir una custodia compartida cuando no te has involucrado nunca en la custodia de tus hijos. Y luego hay que tener en cuenta la vivienda, que es transcendental. Quién se queda con el uso, si se liquidan o no los gananciales... ».
La crisis sanitaria no solo ha provocado un repunte de divorcios, también ha generado que los conflictos familiares y de pareja aumenten «muy notablemente» hasta un 34% durante el año y medio de pandemia, según apunta Carlos San Martín, doctor en Medicina, sexólogo y psicoterapeuta sexual y de pareja, que coincide en que el motivo es que «el covid ha expuesto a muchas parejas a unos tiempos de convivencia a los que no estaban acostumbrados». Además, señala que el proceso que llevamos todos encima (debido a la pandemia) es un «estresor» que se ha convertido en «crónico» y ante el que «desarrollamos algunos síntomas de irritabilidad, menor paciencia, más desgaste, incertidumbre».
13.996divorcios contenciosos
San Martín resalta los beneficios de una terapia de pareja, que es un «proceso de acompañamiento en el que algunas veces el objetivo no es necesariamente que la pareja continúe junta, sino que trabajamos con las personas para resolver sus conflictos». «Una de cada cuatro parejas que acuden a consulta deciden que lo mejor es acabar la relación, con lo que la terapia les ayuda a tomar una decisión, a darse cuenta o a gestionar su conflicto en una dirección que inicialmente no preveían». Este psicoterapeuta, que trabaja en el Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (Cipsa) de Santander, cree que «una mala relación es una hipoteca para toda la vida y una ruptura es un momento doloroso, pero también un momento de cambio con la expectativa de mejorar nuestra vida».
Carlos San Martín | Psicoterapeuta de pareja
Respecto a la Ley del Divorcio, tanto Méndez como San Martín resaltan los beneficios que ha tenido en la sociedad en los últimos 40 años. Para la abogada supuso «la llegada de unas libertades para muchísimas familias que fueron muy tímidas a la hora de presentar sus demandas de divorcio porque no hubo una avalancha, fue muy lentamente porque requería un cambio de cultura importante».
17.656divorcios de mutuo acuerdo
A lo largo de las reformas que ha habido entre medias, Méndez considera que eliminar la causa de divorcio ha sido «trascendental» porque los abogados no querían exponer nunca la intimidad de un matrimonio en unos papeles del juzgado. «Salvo casos graves teníamos que alegar siempre la falta de cariño», añade.
De su lado, San Martín cree que esta ley ha permitido «que cambiemos un poco los esquemas, que nos movamos desde un modelo tradicional, judeocristiano, en el que la pareja y la familia se reconocían únicamente como una estructura nuclear, que no te podías plantear romper».
46nulidades
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POR CANDELA GORDOVIL
La Ley del Divorcio sigue trayendo cola 40 años después de su aprobación. Actualmente la sociedad ya lo ha interiorizado, pero en los 80 las cosas eran muy distintas. «La sociedad no es estática, es dinámica», asegura María Ángeles Ruiz- Tagle, presidenta de la Asociación Consuelo Berges, que asesora y apoya a mujeres separadas o divorciadas para que no se sientan solas en el proceso.
La entrada en vigor de la ley desató la polémica y la ciudadanía acusó a este tipo de asociaciones de ser las causantes de la ruptura de las familias, por lo que fue crucial el papel que jugaron las primeras mujeres en solicitar ayuda en los primeros años de la ley. Ruiz-Tagle recuerda la delicada situación que atravesaron estas mujeres no solo por la estigmatización a la que estaban expuestas, también por la dependencia económica de sus maridos. «No tenían ningún control del dinero que entraba en sus casa», explica.
La presidenta de la asociación reconoce el avance que ha experimentado la sociedad pero lamenta que todavía existan prejuicios en cuanto a la separación o el divorcio. «40 años después las mujeres divorciadas siguen estigmatizadas». En esta línea, Ruiz-Tagle señala que el modelo patriarcal que rige en la sociedad todavía subsiste, aunque «mucho menos fuerte y más refinado que antes».
La activista considera que el hecho de que a los hijos de las parejas divorciadas «ya no se les señale dentro del colegio supone un gran progreso». Aun así, percibe que muchas mujeres siguen siendo incomprendidas e influenciadas por lo que pensarán otros. «Muchas personas piensan que el divorcio es un fracaso, pero el fracaso es seguir con una relación que no existe». Con la experiencia de 27 años, Ruiz-Tagle recalca que la evolución social para la independencia de las mujeres en el proceso de divorcio es positiva. «Sin duda, hemos avanzado, pero es importante que sigamos por el mismo camino».
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