El Archivo Lafuente recupera los cimientos y claves del legado de la contracultura

El término contracultura lo acuñó Theodore Roszak a finales de los 60 para dar nombre a lo que, en realidad, era la coincidencia de fenómenos muy diferentes en el agitado panorama norteamericano de la época: desde las revueltas estudiantiles hasta la oposición a la guerra de Vietnam, pasando por el surgimiento de la cultura psicodélica. ¿Qué trayecto puede trazarse de la contracultura española? El escritor, periodista y crítico Jordi Costa, autor de un reciente estudio ,'Cómo acabar con la contracultura: Una historia subterránea de España' (Taurus, 2018), deja una reflexión lúcida a la hora de mirar atrás: «¿Quién mató a la contracultura en España: un franquismo que no ha terminado nunca de morir; una cultura de la Transición que prefirió pensar en consensos y crear su mito heroico antes que en construir una nueva realidad haciendo tabula rasa; una socialdemocracia que instauró nuevos prejuicios culturales y protocolos excluyentes; unos agentes contraculturales que no se atrevieron a desafiliarse del todo de la cultura de sus padres».

Se conocen los nombres de los protagonistas, las fechas, ese periodo que discurre entre 1975 y 1982, pero falta construir el relato con las diversas claves que forjaron su construcción y verdadera dimensión.

Ahora este trayecto de contestación, desde la revindicación política a la ruptura social, es el objeto que vertebra la labor de exploración, investigación y compilación documental del Archivo Lafuente. Los últimos fondos que se han sumado a su ya ingente corpus documental certifican un proyecto coherente en la dirección que comenzará a plasmarse en próximos proyectos expositivos.

Nombres propios como los de Ceesepe y Nazario, colectivos y movimientos, publicaciones y creaciones artísticas configuran esta radiografía de un tiempo y la crónica de unos contenidos muchas veces desconocidos o marginados.

El Archivo Lafuente trabaja así en recuperar los cimientos y en reconstruir las señas de identidad del legado de la contracultura. Su nueva línea de investigación está centrada de este modo en recobrar y subrayar el valor de sus artífices y huellas, tanto el de la reivindicación política como el de la ruptura social y las libertades individuales. La excelencia y singularidad del Achivo Lafuente prosigue en su empeño por trazar y seguir diferentes líneas de investigación que permitan conocer de primera mano el caudal de ideas, actos, sucesos y acontecimientos que configuran la historia del arte moderno y contemporáneo, desde las vanguardias hasta la posmodernidad. A los fondos recientes como los de Diego Lara y la Revista Poesía, el Archivo ha ido sumando estas nuevas sendas mientras incrementa su protagonismo en producciones expositivas como la que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía inaugurará este otoño.

La contracultura española es uno de los momentos menos estudiados del periodo de transición a la democracia, etapa en la que, en la marginalidad de los relatos culturales dominantes, se desarrollaron diversos proyectos artísticos cuyo elemento común era «la mezcla indisociable de proyecto vital y artístico, y la intención de socavar las bases del sistema por medio de una puesta en escena libertaria a través de la liberación sexual, las drogas, el feminismo, el ecologismo o la acción política». La trascendencia de este legado contracultural de los años setenta y ochenta en España está aún por estudiar.

Un legado configurado por cómics, revistas, fanzines, fotografías, canciones, textos..., que fueron la respuesta radical a un mundo heredado que en absoluto gustaba a los jóvenes españoles influenciados por las ideas y comportamientos generados por los movimientos revolucionarios de finales de la década de 1960.

En el ámbito político el Archivo Lafuente ha incorporado a sus fondos el de El Cubri, seudónimo empleado por el grupo de artistas formado por Pedro Arjona, Saturio Alonso y Felipe Hernández Cava, cuyo trabajo es reflejo de un radical compromiso político desde un pensamiento de izquierda.

La contracultura representó también «un desafío a las convenciones sociales, morales y de comportamiento heredadas del franquismo, además del deseo de construir nuevas libertades individuales». Las Jornadas Libertarias Internacionales del Parque Güell de Barcelona, o la organización en 1977 de las manifestaciones gais convocadas por el Frente de Liberación Gay de Cataluña en las Ramblas, sirvieron para visualizar dicha reivindicación de autonomía personal.

Figuras de la contracultura como Ocaña o Nazario protagonizaron algunas de estas protestas incorporando posiciones rupturistas al escenario político y social oficial. Dentro de este contexto, el Archivo Lafuente ha incorporado a sus fondos los de los artistas Ceesepe, Nazario y Javier Montesol, el del fanzine 'Rockocó' de Miguel Trillo (que incluye las fotografías originales de las tribus urbanas madrileñas de la época), y el de la revista 'Star' (1974- 1980), fondo que incluye no solo la colección completa de la revista, sino también otras de sus publicaciones (libros y álbumes), fotografías, negativos, carteles, pases y entradas a conciertos, recortes de prensa y la documentación relacionada con las multas y citaciones judiciales que sufrió la publicación a lo largo de su existencia.

Nazario, fundador El Rrollo Enmascarado, junto a Farry Mariscal y Pepichek, es uno de los referentes como padre del cómic underground español, así como figura clave de la contracultura barcelonesa.

El fondo Nazario que se conserva en el Archivo de José María Lafuente reúne principalmente material original, relacionado con su actividad como dibujante, y documental, de los años setenta y ochenta, y que comprende 22 historietas originales del artista, realizadas a tinta china, reproducidas en El Rrollo Enmascarado, Catalina, Diploma d´honor, La piraña divina, Purita, Nasti de plasti, El Rrollo, San Reprimonio y las pirañas o la revista Star.

Y el archivo fotográfico y documental (1700 ítems aproximadamente) compuesto por fotografías, diapositivas y negativos de fotógrafos como Marta Sentís, Francesc Fàbregas, Eduard Omedes, Xefo Guasch, Manel Armengol, Colita, Belén Magro, Ouka Leele, Oscar Laser, etcétera, que documentan, entre otros, las primeras ediciones del festival Canet Rock (1975-1978), las Jornadas Libertarias de 1977, las primeras manifestaciones gay en Las Ramblas (1977-1978) o el reportaje para el rodaje de 'Ocaña, retrato intermitente'.

El fondo El Cubri cuenta con cerca de 2000 ítems, de los cuales alrededor de 1500 son obras originales y cerca de 300 corresponden a material gráfico documental de la época (entre diapositivas y fotografías), a los que sumar 200 publicaciones y documentos relacionados con la producción artística del grupo (carteles, pegatinas, panfletos).

El equipo artístico El Cubri inició su andadura a comienzos de la década de los setenta y desarrolló el grueso de su actividad hasta mediados los años ochenta, desde el tardofranquismo hasta la consolidación de la democracia. En el Archivo destaca el apartado denominado 'La maleta', documentos (carteles, panfletos y publicaciones clandestinas, fotografías...), relacionados con actividades clandestinas; y los originales para el libro 'El que parte y reparte se queda con la mejor parte', monografía fundacional publicada por la Editorial Fundamentos en 1975.