La posible impugnación del examen divide a los opositores de Infantil
Los aspirantes creen que «la repetición del supuesto no es justa, el proceso no es objetivo y no garantiza la igualdad de oportunidades»
La división de opiniones entre los 1.302 aspirantes a una plaza fija en Educación Infantil es evidente. Ni creen que la repetición del examen ... de forma voluntaria asegure la igualdad de oportunidades, ni consideran ninguna otra opción garantista, ni están de acuerdo con el grupo de personas que se está asesorando jurídicamente para impugnar el proceso completo.
Y a todo esto, hay que sumarle los bulos y los «miles de mensajes al día» que reciben los opositores: «Me están creando más ansiedad». Y esta es una sensación generalizada, especialmente entre quienes se presentan a la oposición por primera vez. Alicia es una de esas personas. Se ha estrenado en el proceso de empleo público en una convocatoria rodeada de controversia. Y, bajo su punto de vista, «el movimiento que hay para impugnar el examen es egoísta». Cree que la decisión de este grupo «depende de la nota que han sacado en la primera parte» –la que no se prevé repetir– y que el proceso judicial, que en caso de seguir adelante implicaría volver a empezar la convocatoria, «podría tardar años en resolverse». Así, dicen, «solo se conseguiría alargar el proceso de oposición, pero el curso en septiembre empezará sí o sí».
¿Quiénes están movilizando la impugnación? Los aspirantes más cercanos a una plaza fija. Cuando lo que está en riesgo es alcanzar un puesto definitivo, con años de antigüedad y varias convocatorias a las espaldas, «lo que hay en juego es mucho». Pero como explica Ana, otra de las aspìrantes, «la impugnación no soluciona nada». Tampoco la repetición voluntaria: «Se dé la situación que se dé, con un examen igual, más fácil o más difícil, la gente se va a quejar. Pero entrar en una reclamación judicial solo va a hacer que tardemos más tiempo en trabajar y en meter la cabeza en las listas».
Ambas aspirantes se presentan con posibilidad de acceder a la bolsa por primera vez. Pero su pensamiento se extiende entre quienes no debutan en el proceso, es decir, docentes que ya están trabajando. Una de las opositoras en activo, que ha preferido guardar su identidad, coincide con ellas. «Me da mucho miedo porque es un proceso que requiere de un gran esfuerzo. Lo tendríamos que repetir sabiendo que el año que viene hay una nueva oportunidad. Creo que es porque la gente no quiere asumir las consecuencias y el riesgo que supone presentarse a una oposición».
Si, finalmente, los aspirantes deciden impugnar el proceso, los pasos a seguir los marcará el ámbito jurídico. «Lo más importante es que se garantice la igualdad y objetividad para desarrollar la prueba», afirman. Pero las alegaciones podrían retrasar aún más el proceso para los participantes: «Se podría demorar meses o años. Y esto se traduce en que se tarde más en actualizar el sistema de empleo, las bolsas de interinos». Aún así, «los centros educativos deben seguir funcionando».
Precisamente, a los colegios también ha llegado el malestar. Muchos de los docentes interinos tienen que volver a enfrentarse al examen práctico. Y algunos de los que atesoran una plaza fija forman parte de los tribunales que van a corregir las pruebas. Todos ellos debaten sobre si es justa la repetición. Pero tampoco tienen claro si impugnar el proceso al completo será efectivo. «Los tribunales también se ven perjudicados», plantea una de las aspirantes. «Hay, incluso, compañeros que están poniendo en duda si en la prueba del sábado, al volver a abrir las plicas, van a mantener el anonimato aún con las indicaciones de la Consejería para el sistema de apertura». Igualmente, creen que «corregir el supuesto después del revuelo tampoco va a ser sencillo».
Dos opciones
A pesar de los rumores, sí que comparten que las situaciones más probables son dos: que la prueba se repita, con el enfado y revuelo de los más de mil opositores, o que el grupo de aspirantes que baraja la impugnación siga adelante con ella. Ninguna de las dos convence del todo. En el primero de los casos, «la gente va a estar enfadada; una segunda oportunidad por un error de planteamiento nos hace salir de puntos de partida distintos». Y es que, tener que volver a hacer el supuesto práctico de manera opcional para unos y obligatoria para otros, «no es justo y dificulta que sea anónimo y objetivo. No garantiza la igualdad de oportunidades». Y en el caso de la impugnación, «nos enfrentaríamos de nuevo a todo el proceso, después del trabajo y esfuerzo de años, dejando de lado nuestra vida personal, familia, amigos, viajes... Es volver a pasar por todo el agotamiento mental».
Con las cartas encima de la mesa, «demasiada información» y la repetición a tan solo unos días, «los nervios y el enfado aumentan de golpe». Y la principal preocupación es el examen: «Estamos más cansados, pensábamos poder desconectar y ahora tenemos que repetirlo».
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