«Esta crisis ha despertado el fantasma del miedo»
Rosa Gil - Actriz ·
Voz de la poesía y la escena, cree que la crisis impulsa la creatividad y aúna a los artistas. Ahora solo aspira a que mejore la conciencia sobre la importancia de la culturaEn activo desde 1990, la voz de la actriz alicantina afincada en Cantabria Rosa Gil ha llevado los versos de los mejores poetas hasta las ... conciencias de numeroso público. Con la actividad del sector escénico paralizada por la crisis sanitaria, ha vivido el confinamiento «con responsabilidad» y disfrutando de la obligada pausa que ha supuesto en el frenético ritmo de vida que caracteriza a los tiempos actuales. La fundadora, junto con Isaac Cuende, de la Compañía Panteatro y creadora de los recitales 'Poesía en Alta Voz' cree que más allá del varapalo económico, la situación ha servido para unir al colectivo de creadores y artistas y para potenciar su creatividad, y aboga porque la cultura se cuide y respete como merece por su valor esencial.
–«Dimos formas reales a un fantasma...», decía Bécquer. ¿Qué fantasmas nos ha mostrado esta crisis?
–Desde una perspectiva general, yo diría que el fantasma del miedo. El miedo a lo inexorable, el miedo a la enfermedad, a la soledad, al silencio… A la pérdida del bienestar. El constatar de repente que todos somos piezas de un puzle, partes de una humanidad que no es solidaria con la otra parte, ni siquiera con la naturaleza que la sustenta, y que da palmas ante nuestra pandemia.
EL PERFIL
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Profesión Actriz y licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Alicante y diplomada en Biblioteconomía.
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Su obra Es cofundadora de la Compañía Panteatro e impulsora de los recitales 'Poesía en Alta Voz'.
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Crisis sanitaria Valora el espacio para la reflexión que ha supuesto pero cree que ha sido un duro golpe para un sector ya precario como el cultural.
–¿Cómo ha afrontado usted el confinamiento?
–He escuchado los pájaros, en lugar de los extractores de los bares. He observado los cambios de color del cielo y del trocito de mar que puedo ver desde mi atalaya; el silencio de las calles vacías. Todo eso sumado a la lectura, la música y el cine, casero. La otra cara es el desasosiego y la ansiedad que yendo y viniendo me ha ido acompañando en este tiempo. La preocupación por la gravedad de la situación. Y sobre todo mi obsesión por las mujeres que llevan la carga de muchos hogares, y que además son sufridoras del ordeno y mando del varón, y alguna 'hostia' de vez en cuando.
–¿Y la 'desescalada'?
–Con precaución y responsabilidad. Disfrutando del aire y del mar y encarando el trabajo que se pueda realizar en los próximos meses. Sin prisas.
–El mundo de la cultura está sufriendo mucho. Como buena conocedora de este ámbito, ¿cómo ve su situación en estos momentos?
–No sabría cómo abarcar ese término tan amplio y manido: mundo de la cultura. Sí me atrevo a decir que tengo una percepción positiva de la creación individual en este tiempo. Conozco gente que ha estado y está en plena ebullición creadora. Han tenido tiempo, volvemos al tiempo.
–¿Cuáles son las perspectivas a corto, medio y largo plazo?
–Las perspectivas a corto plazo las veo mal. Están las medidas de seguridad que es necesario mantener, y por otra parte la falta de presupuestos... Por decirlo castizo, estamos sin blanca. Y como esto de las artes, de la creación, no se considera 'primordial'… A largo plazo creo que todo volverá, incluso con mejores y nuevas herramientas, con más imaginación, y espero que con más solidaridad entre colegas. Lo positivo es que ha habido tiempo para la interrogación, para la autocrítica, espero. Para observar desde otras perspectivas. Y también quiero creer que, en este mundillo tan complicado y hasta miserable, a veces, se ha creado cierta camaradería…
«Hemos tenido tiempo para la interrogación y la autocrítica, espero»
sector cultural
-Pese a la precariedad general del sector, es uno de los que antes y de los que más se ha volcado con la sociedad en estos momentos difíciles. ¿De dónde surge ese compromiso? ¿Por qué es tan importante la cultura?
-Partiendo de la definición de cultura como capacidad humana universal o de la de, Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, me parece fundamental, porque conduce a «La libertad de pensamiento, el saber pensar, el tener sentido crítico, el ser libre intelectualmente», lo primordial para la humanidad dice sabiamente Emilio Lledó. En cuanto al compromiso… Acabo de terminar un ensayo de Alicja Gescinska, 'La música como hogar. Una fuerza humanizadora'. Dice que la música nos ofrece un hogar donde refugiarnos, compartimos sentimientos. Yo siempre he creído en la empatía de los verdaderos artistas, y eso genera compasión. Por otra parte, el artista necesita estar activo, no perder el tono, y mostrarse, donde sea y como sea: Ay vanidad de vanidades y todo vanidad que decía Pepe Hierro… No es menos cierto que en este business, si no se te ve no eres nadie, no cuentan contigo… En mi opinión, en la 'explosión solidaria' a través de las redes, ha habido mucho de no perder el paso.
–El sector escénico, que vive de y para el encuentro con el público, es de los que más va a tardar en volver. ¿Cómo le ha afectado a usted esta situación?
–Me ha afectado la suspensión, lógica, de los recitales previstos de Poesía en Alta Voz para estos meses. Se han ido posponiendo o anulando directamente. Además de otras actividades literarias previstas. Perder ese estímulo desestabiliza anímica, y económicamente. Calendario en blanco 'sine die'. La mayoría de la gente de la escena depende absolutamente de sus escasos y míseros contratos para sobrevivir. Y no hablemos de las salas que hay que mantener… Espero continuar a medio plazo con lo pendiente. Y probablemente podamos integrarnos en nuevos proyectos.
–El apoyo de las instituciones y del público es fundamental. ¿Qué espera o puede aportar cada uno de ellos?
–Hace falta un poco de tiempo para salir de nuestro confinamiento interior pero enseguida, como público, estaremos ahí, disfrutando de todo. Con responsabilidad, y guardando las medidas necesarias. Más allá del apoyo inmediato de las instituciones, que es tan necesario, espero que se despierte una conciencia fuerte con respecto al mundo de la creación, que las ayudas no queden en limosnas. La cultura es nuestro patrimonio, nuestra historia y nuestro gozo. Hay que proteger, restaurar, mimar. Falta educación. Aprender a valorar el trabajo intelectual y artístico. El respeto a los artistas. Y más allá del apoyo, buena gestión.
«El desasosiego, la ansiedad y la preocupación me han acompañado en este tiempo»
pandemia
-El sector editorial también se ha visto muy afectado, pero paradójicamente el confinamiento ha potenciado mucho la lectura, entre otros géneros de poesía. ¿Cuál es el valor de esta disciplina en los tiempos que corren?
-A mí un nuevo libro de poesía me crea una expectativa, un qué me deparará… qué misterio habrá escondido. Tomar aire y abrir el libro, de papel. Y leer y releer. Lo dejas y cuando lo abres de nuevo te das cuenta de que había una perla que no se te desveló antes, o simplemente te deleitas en ese verso, esa estrofa que ya has hecho tuya y que será así para siempre. Me esfuerzo por conocer cada una de las palabras íntimamente: «Las palabras no son las cosas, son los puentes que tendemos entre ellas y nosotros», dice Octavio Paz. Yo las leo en voz alta una y otra vez y sueño con proyectarlas y entregarlas al público escuchante. Eso es así siempre, pero ahora, y ahí va lo del valor en estos tiempos que corren, hay más espacio para este tipo de lectura, lenta. Hay ese silencio, tan necesario.
-¿Qué lecturas o autores recomienda para aprender, disfrutar y mirar con otro ángulo la vida estos días?
-Uf, a mí misma me costó dar con lo que necesitaba. Pero ahí van. Lecturas para estos días. Albert Camus, un referente moral: 'El primer hombre'. Menchu Gutiérrez, 'Siete pasos más tarde. Una poética de las medidas del tiempo'. Dos poetas que buscaron la soledad: Emily Dickinson, en su habitación, y Emily Brönte en sus páramos. Y cambiando de registro, refrescarnos con unos aforismos de Carmen Canet en su nuevo libro 'Olas' y por otra, visitar el 'Hotel Vivir' de Fernando Beltrán. Para terminar, la última novela que he leído: Inteligente, fresca, original y comprometida. Marta Sanz, 'Pequeñas mujeres rojas'.
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