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El boxeo español y, por supuesto, el cántabro, perdieron ayer a uno de los púgiles de su edad de oro. El torrelaveguense José Ungidos Durán, ... o Pepe Ungidos, como le conocían todos los aficionados, murió ayer a la edad de 86 años en el hospital de Sierrallana. Ungidos, o Torito Cántabro, como le apodaron, era un gran fajador e invitaba a ver sus combates de pie ante el arrojo y la emoción que desprendían.
Fue campeón de España profesional en dos ocasiones, la primera en los pesos welter ante Ben Buker (1959) y la segunda en el peso medio ante Manuel Correa (1961). En este último combate, a pesar de conseguir el triunfo, sufrió un impacto que le causaría desprendimiento de retina y la pérdida de la visión de su ojo derecho, lo que provocaría su temprana retirada, en plenitud de forma, a los 26 años. Se interrumpió así la que apuntaba a ser una gran carrera.
En los últimos años, Ungidos vivía en el Asilo San José de Torrelavega y hace unos días su salud empeoró y fue trasladado al Hospital de Sierrallana ,donde se apagó su fuelle de campeón. El presidente de la Federación Cántabra de Boxeo, Gabriel López, ha lamentado la pérdida de este gran deportista y trasladado su pésame a la familia, entre los que también boxearon su primo, José Luis Gutiérrez Ungidos, y su sobrino, José María López Ungidos.
Ungidos Fue uno de los púgiles más bravos de los cuadriláteros españoles. Quienes le vieron pelear recuerdan sus actuaciones llenas de entrega total y de una audacia y valentía que levantaban al público de los asientos. A pesar de su escasa estatura, tenía una compensada complexión física y una gama de golpes difíciles de contener, además de una pulida técnica y de una planificada estrategia en sus combates.
Nació en Sierrapando el 1 de diciembre de 1934 y fue el sexto de los ocho hijos que tuvieron Virgilo y Consuelo. No le gustaba la escuela, donde se peleaba a menudo por su carácter inquieto y travieso. Su primer empleo fue en la construcción, donde conoció a uno de sus amigos, Paquito García, que practicaba el boxeo. Ungidos solía ir a verle en el local del Frente de Juventudes de Torrelavega. En una de esas veladas faltó un púgil, y su amigo Paquito le animó a que le sustituyera. Fue la primera vez que pisó un ring. El combate fue nulo, pero abriría el apetito de quien llegaría a ser profesional y doble campeón de España, aunque para ello tuvo que sortear los impedimentos que le puso su madre, que para evitar que boxeara le encerraba en la habitación a partir de las siete de la tarde. Con ayuda de su hermano Eleuterio, que también boxeaba, se escapaba por la ventana con una cuerda para ir al gimnasio.
Tras varios combates contra boxeadores locales que se contabilizaron por victorias, Ungidos marchó a cumplir el servicio militar a Navarra en 1956, donde pudo continuar boxeando, y en 1957 acudió al Campeonato de España de aficionados en Madrid, donde se alzó con el título de los pesos súper ligeros tras derrotar en la final en la plaza de Las Ventas al local Martín. Su prestigio y su experiencia fueron aumentando y tras una estancia en las Palmas, se dio cuenta de que no tenía rivales en el campo amateur, por lo que pasó al profesionalismo.
Tuvo la oportunidad de pelear en París con púgiles de mayor categoría, como Félix Chiocca, que había sido campeón de Europa. También estuvo de 'sparring' en Francia con el mítico Davey S. Moore, que fue campeón mundial del peso pluma y murió por los daños cerebrales que le causó su última pelea, inspirando una canción de Bob Dylan.
En 1959 logró su primer título como profesional. Su rival era Ben Búker. El combate por el título tuvo lugar el 12 de octubre en la plaza de toros de Cuatro Caminos de Santander ante 15.000 personas, la mayor parte de Torrelavega. Ungidos fue un huracán de golpes y derribó a su rival en un par de ocasiones, aunque ganaría a los puntos. Su forma de boxear comenzó a tener fama por sus apretadas y emocionantes peleas que despertaban interés y expectación entre el público, entre ellas las que mantuvo con Luis Folledo, con el título de campeón de España en juego. Fueron dos combates donde el intercambio de golpes era constante desde el primer asalto.
El 11 de junio de 1961 viviría en El Malecón el momento más agridulce de su carrera deportiva. Ante un público entregado, se enfrentó a Manuel Correa, poniendo en juego el título de campeón de España de los pesos medios. El intercambio de golpes de ambos fue muy intenso en los dos primeros asaltos. En el segundo, Correa conectó un golpe en el ojo derecho de Ungidos que pasó desapercibido, ya que el cántabro continuó buscando a su adversario derrochando su excelente preparación física. Ganó el combate y el título, pero el desprendimiento de retina le ocasionó la pérdida de visión del ojo dañado.
Después de su retirada, además de trabajar en diferentes oficios, se dedicó a entrenar a futuros púgiles, como a Mirín Martínez, que sería campeón de España de los pesos pesados. La incineración del cadáver tendrá lugar hoy a las 12.00 horas en el crematorio de Río Cabo en la intimidad familiar.
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