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Ensayo-error. El bagaje del Racing en el arranque de Liga, un triunfo y una derrota, puede propiciar ya el primer reajuste de piezas en ... un equipo que sin hacerlo mal del todo ha transmitido más bien poco. El partido del sábado en Logroño, más allá de que a Guille Romo le parezca que «acerca al equipo» a lo que quiere como entrenador, también le ha servido para pulir la alineación. O lo que es lo mismo, hay jugadores a los que Las Gaunas les va a pasar factura. Es el caso de Isma López o de Fausto Tienza.
Ayer regresó la plantilla a La Albericia y se pudo ver a un Guille Romo muy motivado. Entregado. «Vamos, vamos. Venga. No perdemos el tiempo», se escuchaba una y otra vez desde la zona acotada para los medios de comunicación, los únicos privilegiados que pueden acceder al recinto deportivo para seguir los entrenamientos. «Buscamos la mejor opción; tenemos ahí para jugar cerca y ahí lejos. Elegimos», le indicaba a Unai Medina al disponerse a sacar de banda. En el centro del campo, junto a la portería. De aquí para allá. El técnico corregía a unos y aleccionaba a otros continuamente. «Vamos a la recuperación, vamos», a los defensas. «No arriesgamos», a Sergio Marcos. En cuclillas. En diagonal al partidillo para observar los movimientos de todos. «Bien, Diego, bien llegado». También animaba a Ceballos, el canterano que con el cambio de banquillo ha perdido el estatus de titular que se ganó el año pasado.
Y en la defensa, Eneko Satrústegui de lateral izquierdo. El teórico central vasco formó ayer en el carril del zurdo. En uno de los equipos del partidillo matinal, Guille Romo quiso probar al zaguero escorado en la banda en detrimento de Isma López. La prueba transmitió la sensación de que va en serio. El propio entrenador ya dejó claro en la presentación de Satrústegui como jugador del Racing que además de su calidad como central, su polivalencia en el lateral izquierdo le vendrá «bien al equipo».
El puesto de lateral izquierdo es, probablemente, la única demarcación en la que la dirección deportiva no ha incorporado a ningún jugador esta temporada. El único futbolista específico es Isma López, cuya excesiva vocación ofensiva puede que le pase factura el sábado ante el Talavera.
En el ensayo de ayer, el cuerpo técnico contó con Unai Simón, el lateral izquierdo del Rayo Cantabria. Sin embargo no entró en ese reajuste de piezas que planteó el cuerpo técnico. También participó de la sesión Jorrín, el otro lateral -en este caso, derecho- del filial.
CENTRO DEL CAMPO
«Abarcamos esta zona. Rápido al compañero». El volumen de la voz de Guille Romo era el suficiente para entender perfectamente lo que decía desde lejos. Con las manos señalaba el lugar donde debía ir el pase. Aplausos. «Manu, cambia con Carlos». En mitad del juego, el míster variaba la alineación. Lo que le importaba era ensayar, probar... «Levanta la cabeza. Soko, no le sueltes». Con el camerunés se afanó en que no perdiera la intensidad defensiva. Al rápido extremo lo emparejó con Satrústegui. El vasco tuvo que frenar al vertical futbolista en varias ocasiones. El escenario era premeditado. Guille Romo quiso poner a prueba al zaguero en unas condiciones complicadas y con Soko se aseguraba que el extremo le obligaría a correr y a tapar el espacio.
La otra de las piezas que el míster baraja cambiar es la del centro del campo. La pareja Marcos-Tienza no ha cumplido del todo, pese a que el entrenador racinguista no ha reprochado su actuación en ninguno de los dos partidos (Tudelano y Logroñés). Íñigo probó en el puesto de eje. Abarcó espacio, aportó recorrido y conectó en lo que pudo con el ataque. También lo hicieron, por un lado Sergio Marcos y Borja Domínguez y, por otro, Fausto Tienza. «Toca a ver qué pasa», insistía el míster siempre que la pelota llegaba a la medular de cualquiera de los dos equipos. Guille Romo no lo ha expresado abiertamente, pero es obvio que lo que le falta al Racing de este inicio de Liga es un hombre que atraviese líneas. Los dos futbolistas que han llevado el timón hasta ahora no tienen esa vocación; Sergio Marcos funciona en una zona más bien limitada y Fausto Tienza mira mas atrás que al frente. Con estas premisas, Íñigo toma aire y tiene más posibilidades ahora que hace dos semanas de regresar al equipo.
SISTEMA DE JUEGO
«Tiempo para agua». La sesión matutina no se extendió más de una hora y quince minutos. La de la tarde, entre las máquinas del gimnasio tampoco fue más allá. Antes de retirarse a la ducha, Guille Romo llamó a Pablo Torre y comenzaron una charla personal. Cinco o seis minutos. Para hablar con el canterano al míster no le hizo falta subir la voz.
Durante la pretemporada, el Racing jugó de diferentes maneras, aunque nunca faltó el sistema 4-2-3-1 con el que debutó ante el Tudelano y repitió en Las Gaunas. En La Albericia nada hizo presagiar que el míster le haya pedido la confianza a ese dibujo táctico. Más bien lo que busca es dar con los jugadores que realmente encajen en esa propuesta ya sea en defensa como en ataque. Y en esas está. Si finalmente Satrústegui pasa a ser lateral tendrá que apostar por un nuevo jugador que ocupe el puesto de central, con Pablo Bobadilla aún lesionado. Ayer formó en ese lugar Juan Gutiérrez, el canterano, y otro de la casa, Álvaro Mantilla, también espera tener premio. «Tenemos que dar con lo que mejor nos va para hacer daño al rival».
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