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La estimación actual está en más de 300. De modo que la palabra siguiente es éxito, y muy concreto: el rebeco vuelve a habitar las montañas pasiegas y las del Asón tal como antes de la deforestación que asoló esas montañas del Oriente de Cantabria. Esta recuperación de una especie apreciada y mítica en Castro Valnera, los Collados del Asón, el Alto del Tejuelo y Montillano-Rocías no ha sido espontánea, sino fruto de un minucioso y planificado trabajo de la Fundación Naturaleza y Hombre (FNyH) donde se pusieron a la tarea hace 25 años y tejieron acuerdos con cazadores y los ganaderos además de con el territorio, donde aún están recobrando bosques.
La idea de reintroducir esta cabra salvaje en esa parte de la Comunidad nació en 1999 y se planteó como el plan de muy largo recorrido que ha sido a través de un proyecto Life de la Unión Europea de recuperación de la biodiversidad con tentáculos en varias direcciones. Porque al tiempo que se hacían esfuerzos por llevar a las montañas a miembros de esta familia caprina -cuya antigüedad en la tierra se fecha en un millón de años-, había que explicar a los convivientes de los montes que este es un animal que favorece el entorno natural por sí mismo y que, además, atraería a otras especies ya que el rebeco suele alimentar a otros como el águila real, el lobo o el quebrantahuesos.
Tanto machos como hembras poseen cuernos cortos y curvados hacia atrás, en forma de gancho.
110 - 130 cm
70 - 80 cm
Presentan una mancha oscura alrededor de los ojos, similar a un antifaz.
Su peso oscila entre los 20 y 30 kilos aunque los machos suelen ser ligeramente más grandes que las hembras.
Los rebecos son animales de alta montaña, de lugares muy agrestes y accidentados donde la roca caliza es el actor principal. Aquí, entre las rocas más altas de las montañas, siempre estarán más refugiados y más seguros de sus posibles predadores.
Los pastos constituyen la mayor parte de su dieta y complementan su alimentación con flores y hojas de diversas plantas alpinas.
En condiciones extremas, pueden consumir líquenes y musgos.
La clave para la vida en estos terrenos escarpados desafiando la gravedad está en sus pezuñas.
Tienen un borde exterior agudo y cortante que les permite encontrar un apoyo seguro sobre las superficies.
La planta de su pezuña posee una almohadilla, mullida y elástica, capaz de pegarse con fuerza al suelo, lo que les impide resbalar y caer de las alturas.
También poseen una membrana interdigital, la cual despliegan para andar sobre la nieve, consiguiendo así aumentar la superficie de contacto y no hundirse sobre ella.
Tanto machos como hembras poseen cuernos cortos y curvados hacia atrás, en forma de gancho.
110 - 130 cm
Presentan una mancha oscura alrededor de los ojos, similar a un antifaz.
70 - 80 cm
Su peso oscila entre los 20 y 30 kilos aunque los machos suelen ser ligeramente más grandes que las hembras.
Los rebecos son animales de alta montaña, de lugares muy agrestes y accidentados donde la roca caliza es el actor principal. Aquí, entre las rocas más altas de las montañas, siempre estarán más refugiados y más seguros de sus posibles predadores.
Los pastos constituyen la mayor parte de su dieta y complementan su alimentación con flores y hojas de diversas plantas alpinas.
En condiciones extremas, pueden consumir líquenes y musgos.
La clave para la vida en estos terrenos escarpados desafiando la gravedad está en sus pezuñas.
Tienen un borde exterior agudo y cortante que les permite encontrar un apoyo seguro sobre las superficies.
La planta de su pezuña posee una almohadilla, mullida y elástica, capaz de pegarse con fuerza al suelo, lo que les impide resbalar y caer de las alturas.
También poseen una membrana interdigital, la cual despliegan para andar sobre la nieve, consiguiendo así aumentar la superficie de contacto y no hundirse sobre ella.
Tanto machos como hembras poseen cuernos cortos y curvados hacia atrás, en forma de gancho. Los cuernos de los machos suelen ser generalmente más gruesos y largos.
70 - 80 cm
Presentan una mancha oscura alrededor de los ojos, similar a un antifaz.
110 - 130 cm
Su peso oscila entre los 20 y 30 kilos aunque los machos suelen ser ligeramente más grandes que las hembras.
Su pelaje varía según la estación. En verano, es corto y de color pardo rojizo, mientras que en invierno se vuelve más largo, denso y de color negro o gris oscuro, lo que les proporciona aislamiento térmico.
Los rebecos son animales de alta montaña, de lugares muy agrestes y accidentados donde la roca caliza es el actor principal. Aquí, entre las rocas más altas de las montañas, siempre estarán más refugiados y más seguros de sus posibles predadores.
Los pastos constituyen la mayor parte de su dieta y complementan su alimentación con flores y hojas de diversas plantas alpinas.
En condiciones extremas, pueden consumir líquenes y musgos.
La clavve para la vida en estos terrenos escarpados desafiando la gravedad está en sus pezuñas.
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Tienen un borde exterior agudo y cortante que les permite encontrar un apoyo seguro sobre las superficies.
La planta de su pezuña posee una almohadilla, mullida y elástica, capaz de pegarse con fuerza al suelo, lo que les impide resbalar y caer de las alturas.
También poseen una membrana interdigital, la cual despliegan para andar sobre la nieve, consiguiendo así aumentar la superficie de contacto y no hundirse sobre ella.
Tanto machos como hembras poseen cuernos cortos y curvados hacia atrás, en forma de gancho. Los cuernos de los machos suelen ser generalmente más gruesos y largos.
70 - 80 cm
Presentan una mancha oscura alrededor de los ojos, similar a un antifaz.
110 - 130 cm
Su peso oscila entre los 20 y 30 kilos aunque los machos suelen ser ligeramente más grandes que las hembras.
Su pelaje varía según la estación. En verano, es corto y de color pardo rojizo, mientras que en invierno se vuelve más largo, denso y de color negro o gris oscuro, lo que les proporciona aislamiento térmico.
Los rebecos son animales de alta montaña, de lugares muy agrestes y accidentados donde la roca caliza es el actor principal. Aquí, entre las rocas más altas de las montañas, siempre estarán más refugiados y más seguros de sus posibles predadores.
Los pastos constituyen la mayor parte de su dieta y complementan su alimentación con flores y hojas de diversas plantas alpinas.
En condiciones extremas, pueden consumir líquenes y musgos.
La clave para la vida en estos terrenos escarpados desafiando la gravedad está en sus pezuñas.
Tienen un borde exterior agudo y cortante que les permite encontrar un apoyo seguro sobre las superficies.
La planta de su pezuña posee una almohadilla, mullida y elástica, capaz de pegarse con fuerza al suelo, lo que les impide resbalar y caer de las alturas.
También poseen una membrana interdigital, la cual despliegan para andar sobre la nieve, consiguiendo así aumentar la superficie de contacto y no hundirse sobre ella.
Los últimos rebecos de los que se tenía testimonio databan de 1.845 en Lanchares y San Pedro del Romeral. Todas las cumbres de las áreas citadas se habían quedado sin rebecos desde mediados del siglo XIX por tres motivos básicos. El principal, la gran deforestación (se calcula que se habrían perdido en torno a 10 millones de árboles) que sufrió esa parte de Cantabria en los siglos XVII y XVIII que dejó a la especie sin refugios para el invierno y la expansión de la ganadería también les restó espacio. Un tercer factor fue su aislamiento respecto a otras poblaciones de iguales de la cordillera cantábrica. Esta desaparición no le afectó a esta especie: estos picos «también se quedaron sin osos, sin lobos, sin nutrias y sin urogallos», relata Carlos Sánchez, presidente de la Fundación.
Cuando a finales de 2023 la organización presentó el libro que cuenta todo el trabajo desarrollado durante dos décadas, su portavoz ya dio por «completamente reintroducido» y asentado al rebeco en las montañas orientales. Ahora lo que se requiere es «respetarle», reclamó. La Fundación generó acuerdos, por ejemplo, con los aficionados a la caza y los cotos de las zonas de suelta para delimitar 85.000 hectáreas donde se permitiera a los cuadrúpedos vivir con tranquilidad.
La repoblación se encaró sacando 32 ejemplares de los Picos de Europa donde (en 2002 -año del arranque efectivo del plan-) se habían contabilizado 6.500 ejemplares. La zona de Captura se sitúa en los puertos Áliva y Salovorón (Cantabria).
En la captura de ejemplares no se discrimina por sexo o edad y se realiza mediante dos técnicas, redes verticales y teleanestesia.
Antes de reintroducir estos animales en la zona oriental se realizan pruebas veterinarias a los rebecos capturados para garantizar que son especímenes sanos. Los análisis obligatorios por la legislación vigente son: brucelosis (fiebre elevadas, cefaleas causadas por el microorganismo Brucella), tuberculosis (enfermedad infecciosa pulmonar), y leucosis (enfermedad viral que en bovinos da lugar a tumores en el tejido linfático).
Estas capturas y sueltas se ejecutaron a los largo de tres años (de 2002 a 2005) de forma escalonada en distintos puntos y se les hizo un seguimiento exhaustivo para tener bajo control la evolución de las poblaciones. Cada cabra que se soltó llevaba su número en un crotal y un collar radiotracking y a todas se las monitoreó durante un lustro.
Se trata de un cercado forrado de material plástico liso para que los rebecos no sufran daños. Allí permanecen unos días hasta que llegan los resultados de los análisis.
Tras eso, se abre el cercado y se vigilan los movimientos de los rebecos durante los días siguientes.
Los dos primeros lugares donde se liberó a esta especie fueron la base de Castro Valnera (en la zona de San Roque de Riomiera) y en el Alto del Tejuelo, en Ruesga. En total, seis ejemplares: dos machos y cuatro hembras. «A partir de ahí, fuimos tomando nota de la reproducción y, ellos mismos, según iban creciendo las manadas, iban colonizando nuevos puntos». Papel muy importante en todo este proceso desempeñó Lorenzo García, uno de los miembros de la Fundación, que estuvo muy pegado al terreno en estos años y fue uno de los encargados de explicar el plan a colectivos de cazadores, ganaderos y ayuntamientos afectados.
AUX STEP FOR JS
Sánchez habla hoy «de un gran esfuerzo» porque «se movilizaron instalaciones, guardas privados, vehículos...». Tuvieron respaldo europeo y también lanzaron una campaña de apadrinamiento. Los particulares podían aportar anualmente 60 euros y a las empresas interesadas se les pidió 1.000 euros. Ser padrino daba derecho a contar con un certificado y a participar en visitas organizadas al Alto Asón para comprobar in situ el desarrollo del proyecto.
Sánchez habla en 2025 con la satisfacción de haber recogido la cosecha esperada gracias a que, de forma paralela, se trabajó en todos los frentes que podían influir en la buena marcha del plan. La institución que lidera también ha soltado ovejas y contratado pastores para cuidarlas en la zona pasiega para que mantengan las montañas y ha plantado 100 hectáreas de bosques con sus correspondientes cortafuegos en el área más castigada de Cantabria por los incendios. «Esto también es un gran orgullo», remarca.
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