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La España vaciada se llena en verano: montañas abarrotadas, guiris en la playa y población saturada
Presión del turismo

La España vaciada se llena en verano: montañas abarrotadas, guiris en la playa y población saturada

Los datos de los teléfonos móviles del pasado verano muestran municipios que multiplicaron por más de 100 su población, muchos de ellos muy pequeños, en zonas turísticas, cerca de las ciudades o solo de paso

Jueves, 3 de julio 2025, 07:22

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Visitas/hab

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Escorca es un municipio de la Sierra de Tramontana de Mallorca en el que están empadronadas 203 personas y que recibió al menos 30.772 visitas en el último verano desde otras provincias y países, entre julio y agosto.

Es el pueblo español con más presión turística del país, unas 151 visitas por vecino, tras cruzar los datos de población de cada municipio con las visitas registradas por el INE a través de la señalización de los teléfonos móviles (siempre que se superen los mínimos para que no sean secreto estadístico).

Roncesvalles (Navarra) es el segundo municipio más presionado. Puerta del Camino de Santiago francés a España, según estos datos recibió al menos 3.117 visitas en julio y agosto, unas 148 por cada paisano.

Los pueblos más pequeños son los más afectados, sobre todo en la mitad norte del país. Hay zonas turísticas, pero también segundas residencias a las que vuelven los hijos desde otras provincias, otras que se llenan en las fiestas patronales del verano…

Algunos municipios aparecen en blanco porque se toman en cuenta los datos públicos, sin secreto estadístico, tanto en movimientos nacionales como de fuera.

… y otras que multiplican momentáneamente su población al paso de los visitantes, como los que hacen el Camino de Santiago por Cidamón (La Rioja), con 17 empadronados y 1.952 visitas en los meses de julio y agosto del año pasado (casi 115 por paisano). Como ocurría en Roncesvalles.

De los 268 municipios que tienen una presión mayor de 20 visitas por empadronado, solo un 5% tienen costa.

Cuatro de cada diez están a más de 1.000 metros, como en Navadijos (Ávila), un pequeño municipio agrícola que celebra sus fiestas patronales en honor a San Bartolomé el 24 de agosto y suma en dos meses 27,5 visitas por habitante…

…o en Sallent de Gállego (Huesca), donde sus 1.516 vecinos hacen frente, tras cerrar la temporada de esquí, a las 64.541 visitas veraniegas que evidencian el impacto de este tipo de destinos.

«Hay que ingeniárselas», asegura Jesús Gericó, el alcalde del municipio de Sallent de Gállego, en Huesca. Cuenta que están habituados a las visitas por la afluencia a la estación de esquí de Formigal en invierno y que en verano organizan un festival de música, Pirineo Sur. Y defiende que estos pueblos deben tener «los mismos servicios que las ciudades». Pero hay momentos en los que hay que «ser imaginativo para paliar las carencias», como tener la suficiente policía local para estos eventos.

A 1.304 metros, el alcalde asegura que las altas temperaturas «han convertido estas zonas en refugios climáticos». «Tener 5, 6 o 7 grados menos que en las grandes ciudades invita a mucha gente a decidir pasar aquí su verano, sobre todo cuando durante la pandemia se descubrieron estas localidades», apunta.

De vuelta al mapa, por un lado, al visualizar la altitud de cada municipio (en vez del dato de visitas por empadronado), parece que los pueblos más altos tienen mayor presión, aunque también porque la gran mayoría son más pequeños.

Si bien es cierto que esa presión de los pueblos más altos se concentra en algunos destinos muy pequeños o bien posicionados (turismo, zona de paso, proximidad a grandes ciudades de otras regiones).

Y solo un 11% de los municipios de más de 1.000 metros tienen una presión alta o muy alta por encima de 20 visitas por empadronado.

Noja, en Cantabria, es un ejemplo de zona costera saturada, con 2.700 empadronados frente a unas 127.000 visitas (47 por cada paisano). Donde, además, más de un 95% de las visitas corresponden a móviles nacionales de otras provincias.

Con ello, es clara la preferencia de los extranjeros por la costa, mientras que los flujos españoles registran más visitas de interior, teniendo en cuenta los movimientos de menor calado ya mencionados que también se observan en las fronteras.

Las matemáticas explican fácil por qué las visitas multiplican por mucho a los vecinos de los pueblos de menos de 5.000 habitantes. Por eso, el mapa de las áreas saturadas dibuja en parte un mapa de la España vaciada, llena los veranos. Y eso, en algunos casos, puede conllevar problemas.

En Castillejo de Mesleón (Segovia), por ejemplo, la cercanía a Madrid, las temperaturas ligeramente más bajas y los precios más ajustados son reclamos para decenas de familias que inundan sus calles en verano. Son 100 empadronados y recibieron 6.200 visitas en julio y agosto.

Su alcaldesa, María José Guzmán, explica a este periódico que con la pandemia mucha gente comenzó a ver estas pequeñas localidades como un refugio y han notado mucho la afluencia de más turistas los últimos años. Pero no deja de ser una localidad en la que, por ejemplo, no hay servicios médicos para urgencias, sino que hay que desplazarse a Riaza, el pueblo cercano más poblado.

España acumuló entre julio y agosto del año pasado unas 66,3 millones de visitas de turistas, el resultado de la suma de los movimientos internos a los municipios de otras provincias (43,1 millones), con aquellos del turismo receptor por países (23,2 millones).

El Observatorio Nacional del Turismo Emisor (Observatur) analiza cómo se ha comportado el turista español tras la pandemia. Concluye que los residentes han consolidado su deseo de viajar y que el 94% tiene previsto desplazarse a algún sitio este verano. Pero ha cambiado el dónde. La costa mediterránea, Andalucía y el Cantábrico son los destinos favoritos entre las más del 60% de personas que optan por quedarse en España. Pero el turismo de naturaleza rural ya representa el 11% del total: aunque la mayoría sigue buscando sol y playa, los destinos no masificados están ya entre los criterios para elegir destino.

Esto se aprecia en el centro de gravedad del turismo en la España peninsular. Se escora en esa preferencia hacia el Mediterráneo y es, a la vez, un tira y afloja entre el Cantábrico y Andalucía, quedando a la altura de Cuenca. Porque de nuevo, todo cuenta: desde los viajes lejanos a la otra punta hasta una noche en la ciudad de la provincia de al lado. Y es aquí donde el turismo de naturaleza y por encima del nivel del mar también ejerce su peso.

Pero los municipios del norte se llenan más que los del sur. El centro de gravedad del turismo en España se orienta hacia esta parte cuando la medida es la presión turística en cuanto a visitas en julio más agosto por número de empadronados. No obstante, según Observatur, los 100 millones de turistas internacionales esperados para este año «no deben verse como una amenaza, sino como una oportunidad». Lo importante, a su juicio, es «gestionar mejor el éxito, no frenarlo». ¿Y cómo se hace? En opinión de Observatur, diversificando destinos, ampliando la temporada alta y conectando mejor la oferta con los nuevos patrones de comportamiento del viajero.

Lo cierto es que de la presión turística, no obstante, tampoco se libran los municipios con mayores cifras de población.

Cambia la presión respecto a la de la España rural en zonas como Marbella, con 3,3 visitas por habitante entre julio y agosto.

Cifras muy altas respecto al resto de destinos turísticos de más de 100 mil habitantes. Roquetas de Mar, Palma, Cádiz, San Sebastián y Algeciras -aquí hay que tener en cuenta el flujo migratorio- también superan el ratio de 1,5 visitas.

En contraste, hay capitales de provincia con muy pocas visitas en relación a sus habitantes, como Zaragoza, cuya presión turística en verano bajo el sol abrasador del valle del Ebro (0,47 visitas por habitante) no tiene que ver con Barcelona (1,21) o Málaga (1,14), con más visitas en julio y agosto que su población entera.

El ratio no es tan alto para las capitales canarias.

Por un lado, su turismo no se concentra en verano, a diferencia del balear; por otro, los números desagregados por municipio no cuentan el rango de pernoctaciones, y esto hace que cuenten igual todas las escapadas interprovinciales de la Península que los planes de una semana de los turistas en las islas. Y todo ello siempre bajo la advertencia del INE: estos datos son experimentales.

Esto nos lleva a otra cuestión: ¿Cuál es la mejor manera de medir la saturación de los municipios? Del mismo modo que el turismo no solo tiene que ver con la cantidad de visitantes sino con el tiempo que permanecen en cada destino, la presión turística tampoco tiene que ver solo con los habitantes. Es solo parte de una realidad que afecta a trabajadores e infraestructura. Por eso también es importante la comparación respecto al número de afiliados a la Seguridad Social relacionados con el turismo.

¿Quién atiende a esas visitas?

De media, España ha contado con 2.377.998 trabajadores al mes en sectores que dan servicio a turistas entre julio y agosto. No solo aquellos conectados a agencias de viajes, operadores turísticos y reservas sino también servicios de alojamientos, comidas y bebidas y actividades culturales, artísticas y deportivas.

Estos también se pueden confrontar con las cifras de las visitas turísticas a los municipios, de nuevo con matices. Para casos como Candasnos (Huesca), solo se lista un trabajador en promedio entre julio y agosto contando todos estos sectores para sus 422 habitantes y 15.322 visitas en estas fechas. Este trabajador es, segun la Seguridad Social, la cantidad mínima según su secreto estadístico, pero puede haber más (por ejemplo, autónomos dados de alta en otra zona donde también presten servicios).

De este modo, cuando el cruce de las visitas del turismo no es respecto a la población sino respecto a este número de trabajadores...

...los datos hablan de una España peninsular saturada, también más arrastrada por el norte.

Algunos municipios aparecen en blanco porque se toman en cuenta los datos públicos, sin secreto estadístico, tanto en movimientos nacionales como de fuera.

Entre las cinco ciudades de más de 50.000 habitantes con mayor ratio de visitas por trabajador vinculado al turismo están Prat de Llobregat (61,3 visitas) en Cataluña...

...Irún (69,1 visitas por trabajador) en País Vasco...

... o Algeciras (57,7) en Cádiz. Entre tantas otras causas, la parada obligatoria de muchos viajeros a aeropuertos o puertos antes de ir a otros municipios o el hecho de ser ciudades fronterizas podría influir en estos números.

Cuando el filtro es entre las ciudades de más de 100.000 habitantes, cuatro de las cinco con menos presión son canarias: Telde (5,58 visitas por trabajador), San Cristóbal de La Laguna (6,77), Santa Cruz de Tenerife (7,09) y Las Palmas de Gran Canaria (8,84), con la excepción de Terrassa (6,78).

Su estabilidad en el turismo ligada al atractivo de su clima durante todo el año y no solo en julio y agosto contribuiría a estas cifras. Todo ello con los matices ya explicados antes, con un total menos sobredimensionado que los movimientos de interior peninsulares.

Ya sea para ciudades de 50 mil, 100 mil o más habitantes, la tradición turística salva a varias zonas de estar igual de saturadas en habitantes que en trabajadores. Los municipios canarios de San Bartolomé de Tirajana y Adeje aguantan mejor en términos de trabajo.

Es la misma senda que Ibiza, más blindada en cuanto a trabajadores por su fama como destino turístico.

En Benidorm o Calviá, las visitas saturan mucho tanto a la población como a la masa trabajadora, pero en este último ámbito resisten algo más. La comparación de los ratios por población y por trabajador permite ver esto.

El INE advierte de que solo se «recibe la información agregada que proporcionan las operadoras de telefonía móvil», y que, por tanto, «no dispone en ningún momento de información individual de un dispositivo». Por tanto, aunque acota los conceptos de análisis a las definiciones de la Estadística de Movimientos Turísticos en Fronteras (FRONTUR), no deja de ser una estimación que escapa del contexto personal de cada movimiento. Pero sus resultados sirven como una forma de conocer cómo afectan las visitas en líneas generales a cada destino español.

Metodología

La estadística del INE para medir el turismo a través de los teléfonos móviles es experimental. En este reportaje se habla de «visitas» y no de «turistas» porque se cuentan como distintos los viajes que realiza un mismo turista a un mismo municipio. Bajo este criterio se puede hacer la suma de los recuentos de julio y agosto, la analizada para esta pieza.

Se han sumado las visitas a cada municipio de destino con al menos una pernoctación desde el resto de municipios de otras provincias de España (turismo interior) con aquellas procedentes del extranjero (turismo receptor). La suma es una estimación mínima, ya que para algunas zonas el turismo nacional o extranjero está bajo secreto estadístico cuando el número de visitas es menor a 30. Por eso tiene que entenderse como «al menos» un número determinado de movimientos.
Para la presión turística, el reportaje ha tenido en cuenta dos criterios: uno es la población, obtenida de la revisión de las cifras del Padrón municipal en 2024; otro es el número de afiliados a la Seguridad Social en los meses de julio y agosto de 2024 (media de ambos meses) vinculados al turismo. Estas cifras también están sujetas al secreto estadístico, promediando los mínimos que da la Seguridad Social cuando el dato exacto no se refleja. Por eso, las cifras finales de trabajadores también pueden ser más altas.
Se han tenido en cuenta los siguientes sectores a dos dígitos del CNAE: 55 (servicios de alojamientos), 56 (servicios de comidas y bebidas), 79 (act. de agencias de viajes, operadores turísticos, servicios de reservas y actividades relacionadas con los mismos), 90 (act. de creación, artísticas y espectáculos), 91 (act. de bibliotecas, archivos, museos y otras actividades culturales), 93 (act. deportivas, recreativas y de entretenimiento).
Los puntos de gravedad muestran el promedio geográfico en función del cálculo de centro de masa sobre la superficie esférica de la tierra, solo contando los datos a los municipios de destino peninsulares, sin Baleares ni Canarias. Se han calculado para medir hacia dónde van los turistas (centro geográfico ponderado por la distribución de visitas) y para medir hacia dónde se concentra la presión en relación al número de habitantes (centro geográfico ponderado por este ratio).

Créditos

  • Narrativa, desarrollo Sara I Belled

  • Datos Guillermo Villar

  • Redacción Guillermo Villar y Edurne Martínez

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