Un apasionado de la ganadería que creó su propia cabaña en Liendo
JAVIER GONZÁLEZ
Martes, 21 de febrero 2023, 01:00
Su vida transcurrió entre Sámano, pedanía castreña a la que llegó con apenas un año desde su Basauri natal, y Liendo, municipio en el que ... se jubiló al frente de una carnicería cuya fama le granjeó clientela del entorno e incluso de Bilbao y Madrid. Apasionado del mundo de la ganadería desde su infancia, aquella vocación prematura tuvo que esperar antes de convertirse en dedicación principal. Sus primeros pasos profesionales los dio de la mano de Sniace, en cuya división forestal se dedicó a la reforestación de montes. Más tarde ejerció como soldador en Petronor, en Muskiz, antes de regresar a sus quehaceres en la empresa torrelaveguense.
Para entonces ya tenía su propia cabaña ganadera y había contraído matrimonio con su inseparable Rosario. Con ella trajo al mundo a cuatro hijos, Pedro, José, Charo y Fernando. En 1983 se asoció con un carnicero de Liendo al que una repentina enfermedad obligó a una retirada prematura. Aquél imprevisto dejó al matrimonio al frente del negocio, donde dieron muestras de complicidad y sana convivencia, con la que supieron meterse a los parroquianos en el bolsillo.
Como prioridad irrenunciable, la apuesta por el género vacuno selecto con una alimentación natural. Su seña de identidad desde entonces fue la carne de ternera, como eslabón final de una cadena de desvelos en la que no había lugar para la relajación.
En su carnicería, hoy en manos de su hijo pequeño, Fernando, Germinal exhibía un trato amable, familiar, salpicado de bromas suaves y frases de doble sentido. Todo envuelto en un sentido de la educación, de ejemplaridad y de orgullo por sus raíces que formó parte de su legado como padre y esposo. Entre sus hobbies, le gustaba echar la partida de mus en el bar regentado por su hija en Sámano. Entusiasta del buen comer, solía compartir escapadas gastronómicas con sus amigos, a los que también le unía la afición por la caza, lo que dio pie a que participase en batidas de jabalí.
Una vez colgado el delantal, sus nietos se habían convertido en otra de sus ocupaciones favoritas para este aficionado del Athletic de Bilbao que rehuía cualquier confrontación porque siempre anteponía el buen ambiente. Un hombre que se hizo querer a base de dar siempre lo mejor de sí mismo en el coqueto establecimiento del barrio de Hazas.
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