En deuda con el Sur Global
La cumbre de la ONU llama a no dejar caer a los países en desarrollo, pero la realidad es que el gasto militar se impone a la cooperación
La cumbre de la ONU que hoy finaliza en Sevilla se ha desarrollado bajo la sombra de Donald Trump y de su traumática decisión de ... desmantelar la agencia federal de cooperación al desarrollo en el extranjero en su regreso a la Casa Blanca. La Conferencia Internacional sobre la Financiación debe decidir la deuda del Sur Global con la ausencia de Estados Unidos y en un contexto internacional de recortes en el que el gasto militar se impone a la ayuda a los países en desarrollo, por muy voluntariosos que hayan sido algunos gestos. Entre ellos, el de España. Naciones Unidas llama a no dejarles caer para evitar que se agrave la desigualdad mundial y todos los males relacionados con ella: desde las hambrunas, a las violaciones de derechos humanos, las guerras y las emergencias climáticas. Pero la realidad es que la Organización para el Desarrollo Económico prevé para este año un desplome de esos fondos internacionales de hasta un 17% con respecto a 2024.
El dilema para un país en desarrollo ahogado por la deuda es tener que elegir entre el pago de intereses o el mantenimiento de servicios como la sanidad y la educación, ya de por sí en condiciones precarias. Esa disyuntiva afecta a 3.300 millones de personas gobernadas por administraciones endeudadas, según los datos ofrecidos por el secretario general de la ONU, António Guterres, que hoy redoblará su llamamiento al acuerdo, especialmente para proteger a los territorios afectados por catástrofes.
La deuda de los países en desarrollo se ha disparado en los últimos 25 años. La respuesta de las naciones prósperas que alegan que las ayudas a la cooperación han crecido se descompone cuando se descuentan de ellas los fondos dedicados al covid y a Ucrania para compensar la invasión rusa. En realidad, solo cuatro países –Noruega, Luxemburgo, Suecia y Dinamarca– mantienen el compromiso mundial asumido en los años 70 de dedicar el 0,7% de su PIB a la ayuda al desarrollo. Pedro Sánchez ha anunciado que España se sumará al grupo, en una cumbre marcada por los repliegues y que le ha servido para tomar aire entre tanto escándalo a su alrededor. La cooperación no solo es un gesto solidario con el Sur Global. Es también una inversión de futuro porque permite mejorar las condiciones de vida de millones de personas que, de agravarse la desigualdad, se verán condenadas a un éxodo que solo acarrea desarraigo y crisis humanitarias a las puertas de Europa y EE UU.
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