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Las cosas como parecen: la opinión pública sabe que la inmensa mayoría de las noticias, anuncios y opiniones a las que se ve expuesta son ... mera propaganda, por lo que entiende que no hay que creérselas. Viene propaganda de un virus chino, unos dicen que nos afectará, otros que no. La propaganda oficial española es que no va a afectarnos. Todos tranquilos hasta que aparecen muertos encima de la mesa. Entonces se genera polémica y se emplean argumentos retóricos, entre ellos, la ciencia. Cada uno interpreta la ciencia, y los 'hechos científicos', como mejor conviene a su retórica. El nivel de análisis de la opinión pública se genera y divulga en las redes sociales, en las que los argumentos de autoridad están ausentes o ninguneados. En esas estamos.
Las cosas como son: estamos sometidos a campañas de propaganda, intensas y continuas, porque incentivan nuestros comportamientos (nuestras pasiones) en una u otra dirección. Eso es debido a que distintos agentes (políticos y económicos) creen saber cómo modificar el comportamiento humano a favor de sus intereses, con los incentivos adecuados. La opinión pública no debería reaccionar frente a los estímulos obedeciendo solo a sus pasiones, aunque este comportamiento tenga un profundo sentido biológico. El problema 'razonamiento vs intuición' se desarrolla divulgativamente en el libro de D. Kahneman 'Pensar rápido, pensar despacio'. Para razonar, la gente emplea el 'sentido común'. La mayoría de los razonamientos que hacemos los humanos, siguiendo el 'sentido común', son tramposos (sesgos cognitivos). La idea principal de la ciencia es luchar contra el sentido común y contra esos sesgos. Se necesita ciencia para distinguir los hechos de las creencias que se infieren del sentido común. La ciencia no se improvisa. Requiere dedicación durante décadas, para desarrollar un argumentario consensuado de qué son los hechos, y cómo es razonable responder frente a hechos nuevos. A la opinión pública no se la educa en el análisis y argumentación científicos, sino en la persecución de las pasiones.
Las cosas que pasan: en la vida real, además de propaganda, hay leyes biológicas. Una de ellas es que, de vez en cuando aparece una pandemia. Es fácil saber cómo actuar frente a una pandemia, porque la ciencia nos lo explica. Es muy difícil actuar frente a una pandemia, porque se genera polémica, los distintos agentes opinan y la opinión pública se ve arrastrada por las pasiones encendidas por las propagandas. La voz de los científicos es utilizada y desaparece, sepultada en la polémica. Se actúa con una retórica que intenta controlar las pasiones, no para controlar la realidad biológica de la pandemia. Como resultado, la pandemia se controla solo parcialmente. O no se controla. Todavía es pronto para saberlo.
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