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Silke en la película 'Cámara oscura'.

Silke, la musa del olvido

La actriz indie ‘huyó’ hace una década a Ibiza donde compagina la vida familiar con una tienda de bolsos

eduardo r. paneque

Jueves, 4 de octubre 2018, 18:30

En menos de diez años Silke ya lo había hecho todo: había paseado por la alfombra roja de Cannes, había sido nominada al Goya en la categoría de Mejor Actriz Revelación, había trabajado con Icíar Bollaín y Julio Medem, se había ido a Argentina a rodar una película ¡hasta había anunciado compresas en la tele!

Su popularidad creció a un ritmo frenético hasta que un buen día, sin previo aviso, desapareció de las vidas de los espectadores. La industria no tardó en encontrar a otras actrices a quienes colgar la etiqueta de 'nueva musa indie'.

Silke Hornillos Klein se fue, sin que nos diésemos cuenta, poniendo tierra de por medio. Primero, viviendo su propia experiencia trotamundos; después hasta la actualidad-, echando raíces en Ibiza donde compagina sus responsabilidades como empresaria de complementos artesanales By Silke- con sus primeras incursiones en el mundo de la pintura.

Su actitud, su aire hippie y su devoción musical por Pink Floyd la convirtieron en un mito para la generación que alcanzaba la mayoría de edad a finales de los años 90 y que no pocas veces buscaba metáforas de su vida en la historia de aquellas dos chicas veinteañeras, Candela Peña y Silke, que se emancipaban en 'Hola, ¿estás sola?' (1995).

Las clases en el Laboratorio Teatral William Layton empezaban a dar sus frutos. Tras aquella llegó 'Tengo una casa' (1996), producida por El Deseo, y 'Tierra' (1996), que la encumbraría como 'nueva chica Medem'. En esta última compartiría cartel con otros tres actores fetiches del director -y de los jóvenes de la época- Emma Suárez, Carmelo Gómez y Nancho Novo, cuyas carreras cinematográficas también han languidecido durante buena parte de este siglo.

Tan difícil es encontrar a algún espectador hoy en la treintena que no hubiera reparado en Silke en aquellos años como hacerlo de generaciones posteriores que en la actualidad sepa a quien nos referimos.

Tan vertiginoso fue el ascenso de su popularidad como la capacidad para estar presente sucesivamente en películas mediocres: Kilómetro 0, Almejas y mejillones, ¿Tu qué harías por amor?... y así hasta ese pastiche aunque taquillero- llamado Tuno negro (2001). Los años posteriores fue reduciendo la marcha hasta echar el freno en 2006 (La hora fría). Lo dejó todo, cambio Madrid por Ibiza, los platós de cine por la moda artesanal su segunda marca propia tras la aventura con su tienda Drumbalo-, y la vida frenética por la (casi) tranquilidad familiar.

Desde entonces compagina sus quehaceres diarios con reivindicaciones antisistema y sus puntuales participaciones cinematográficas, todo ello mientras sigue esperando la llamada. No la de Ryan Murphy, especialista en reflotar carreras artísticas, sino que se conformaría con la de Almodóvar. Con Emma Suárez funcionó, ¿por qué no?.

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