San Cipriano ejerció este martes de Santo Patrón sacando el sol de paseo en una mañana espléndida para irse de romería. Se agradeció, porque la chupa final del Día de las Albarcas había hecho fruncir el ceño a más de uno. Así que los peregrinos respondieron masivamente a la llamada de una romería de 'prao' como pocas, una jornada perfecta para hacer valer el amor por la tierra y las tradiciones a ritmo de pito, tambor y pandereta en la pradera alta de Cohicillos, en la que se dejaron notar los Picayos, que con sus cantos y bailes robaron protagonismo al propio Patrón.
Los Picayos de Cohicillos pusieron fin a la Santa Misa en honor al Santo Patrón.
Los jóvenes de Cohicillos portaron a hombros la imagen del Santo.
Las autoridades acompañaron al Santo desde la iglesia a la ermita, hora y media de marcha.
La primera parada fue en Cohicillos, donde se unieron los Picayos del pueblo.
A partir de Cohicillos la comitiva se fue haciendo cada vez más larga.
Una imprescindible en la marcha, la bota de vino
Otra de las imprescindibles, la buena rosquilla de San Cipriano.
Eran muchos los romeros que esperaban al Santo en la ermita de la pradera alta.
Sobre las 12.15 el Patrón de la romería hizo su entrada en la pradera.
Al Santo no le faltó la buena escolta de las pandereteras de Cohicillos.
Hora y media después, San Cipriano ponía pie en suelo en su ermita.
Había expectación en la pradera para disfrutar de los Picayos y su Baile al Santo.
Nadie quiso perderse la música y baile tradicional a los pies de la ermita.
Tras la actuación de los Picayos, los cohetes dieron paso a la romería y comida campestre.
La larga comitiva dejando atrás el pueblo de Cohicillos para encaminar la subida.
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