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Hoznayo cumple con la tradición
Cientos de personas se dieron cita ayer en la pradera del Convento en la tradicional feria de San Lucas
La feria de San Lucas de Hoznayo este año caía en sábado, así que si el público, edición tras edición, se puede contar por miles, ... para este año la afluencia esperada todavía era mayor. Pero ahí estaba la lluvia para aguar la fiesta, que tampoco quiso perderse la cita de ayer con una de las ferias ganaderas más antiguas de la región. A pesar de lo desapacible, muchos se animaron a no cambiar sus planes y asistir con paraguas en mano para comprar en uno de los numerosos puestos del mercado y observar las reses.
Desde Lloreda de Cayón acudió ayer a Hoznayo Ramón Setién en compañía de sus caballos. Dado que no terminó de cerrar ningún trato, se arrepintió de haber participado en la concentración. En parte culpaba a la lluvia, «daban bueno», se lamentaba, y por otro lado señalaba al paso del tiempo. «Hace años era más fácil irse con una venta cerrada, ahora depende mucho de lo que pidas». Otros ganaderos se quedaban sobre todo con lo segundo, porque «antes salías con ventas lloviera o hiciera sol», decían.
También había algunos con un ánimo más positivo, como Óscar Alonso, de la ganadería Nuestra Señora de Tes, de Suesa. Lleva en el sector tres años y desde entonces acude a Hoznayo y además intenta hacerlo con una cabeza que llame especialmente la atención, que en esta edición fue un enorme toro de tres años llamado 'Mate', en venta por 10.000 euros. Aunque en anteriores ocasiones salió con tratos, ayer el apretón de manos se resistió, pero el joven mira más allá. «Venir aquí es una forma de darte a conocer, así que, sea de forma directa o indirecta, participar acaba repercutiéndote en ventas», apunta.
Participaron 40 ganaderías que presentaron más de un millar de reses
Como ya viene siendo habitual en la pradera del Convento, todo el ganado se alojó en corrales individuales, por cabañas, manadas y rebaños, para comodidad de ganaderos y público así como del propio ganado. Se registraron pocas transacciones o ventas, aunque se dieron precios altos en vacuno y caballar. Fue llamativo el lote de caballar que presentó José Miguel Abascal, de El Bosque. Compuesto por dos caballos sementales, uno de ellos de capa negra, y cinco yeguas castañas. Por el primero le llegaron a ofrecer 2.400 euros.
De hecho, hay muchos que acuden a San Lucas sin ánimo de comerciar, sólo como si el recinto se tratara de un escaparate. Es el caso de Luciano Ortiz, de Entrambasaguas, que lució un enorme caballo negro que despertó la atención de todos los presentes. «Muchos me preguntan para comprarlo, pero no está a la venta, lo necesito como reproductor», comentaba, al tiempo que incidía en que «los que quieren adquirirlo no saben lo que es mantener un animal de estos, no es un juguete».



También están casos como el de Antonio Asenjo 'Toñín', de Hoznayo, que llevó animales para la venta −una vaca la apalabró por 2.800 euros− y otros para presumir. Presentó también varios becerros de seis y siete meses, valorados en 1.500 euros la unidad. «Algunas vacas son invendibles para mí, porque dan crías muy buenas». Aunque después de lo dicho, recapacita y le viene a la memoria una ocasión en la que «uno se encaprichó mucho de una de la que no me quería desprender, así que puse un precio muy subido, de 5.000 euros, y como accedió cerré el trato». Así que nunca se sabe.
Largo recorrido
La pradera del Convento de Hoznayo lleva años convirtiéndose en el epicentro ganadero de Cantabria por San Lucas. La cita es una tradición que nació en el siglo XVI, y es la segunda feria más antigua que se mantiene viva, por detrás de la de Los Santos en Potes. Además, a mediados del siglo XIX esta concentración se especializó en caballos, aunque desde hace varios años pueden encontrarse en el recinto ferial de Hoznayo reses de todo tipo:vacuno, asnal, ovino y caprino procedente de toda la región.
Junto a la propia feria ganadera, otro de los elementos incondicionales de la mañana de feria en Hoznayo son los cientos de puestos ambulantes que se colocan a ambos lados de la antigua carretera nacional y la que parte para Entrambasaguas. Mostradores que ofrecen toda clase de productos, la mayoría de gastronomía, con embutidos, dulces y productos del campo, pero también calzado, ropa, bisutería y juguetes. A pesar de la lluvia, que concedió a ratos una tregua hasta la entrada del mediodía, hubo ambiente en el mercadillo y casi costaba andar entre los numerosos paraguas.
400 puestos de venta
La alcaldesa de Entrambasaguas, María Jesús Susinos, valoró que el mal tiempo no les había privado de un numeroso público. Además, destacó que en cifras de participación la cita de este año había seguido la línea de las anteriores con 40 ganaderías que presentaron más de un millar de cabezas de ganado y unos 400 puestos ambulantes, aunque hubo solicitudes de muchos más, pero «no se pueden conceder porque no hay más espacio para ello», recalcó la regidora. La regidora hizo hincapié también en que «no es fácil» sacar adelante una jornada como la de ayer, y quiso agradecer «a todos los ganaderos que no faltaron una vez más por su ilusión en mantener viva la feria de San Lucas».
Lo que está claro para la mayoría es que el evento, aunque mantenga su esencia, presenta un ambiente que poco tiene que ver con el que tenía lugar antaño.
José Ramón Rebolledo, ganadero de Reinosa, que acude desde hace más de cuarenta años, resume el cambio. «Ahora hay más afluencia, pero menos venta y, sobre todo, menos precio por cabeza».
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