«Trasplantar los magnolios de Pombo les causaría una muerte segura»
Tres paisajistas de Santander responden a los vecinos de la plaza que su petición es «impensable» y aconsejan podas ligeras
Tres miembros de la Asociación Española de Paisajistas y la Asociación Nacional de la Federación Europea de Arquitectura del Paisaje, Ana Díaz Quinzaños, David Añíbarro ... y Luis González Camino, coinciden al considerar «impensable» el trasplante de los 18 magnolios que flanquean la plaza Pombo. La envergadura alcanzada por estos árboles, cuyas copas llegan a los cuartos pisos de los edificios colindantes, ha llevado a parte de los vecinos a solicitar su retirada, pero estos profesionales de Santander alertan de que hacerlo «supondría casi al cien por cien la muerte de esos árboles».
En un escrito registrado en el Ayuntamiento hace una semana, 218 vecinos de la plazuela presentaban formalmente la petición para que se lleven los árboles a otro lugar donde no obstruyan las vistas y la entrada de luz a los hogares. Doce de estos ejemplares están plantados en una fila paralela a la calle Ataúlfo Argenta y otros seis, en Hernán Cortés. «Somos amigos de los árboles», aseguraban los firmantes del documento, «pero siempre que sean apropiados al entorno, y en este caso están sobredimensionados». En segundo término, el escrito presentado en el registro plantea, de no ser posible el trasplante, «una poda intensa y bimensual».
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Invadidos por los magnolios
En relación con ambas peticiones, los expertos en paisajismo (que también forman parte de la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas) responden con rotundidad que no son aconsejables. «Trasplantar árboles con ese porte es impensable, sería conducirlos a una muerte segura», apunta Quinzaños. Acerca de la propuesta de las dos podas anuales durante tres años, «sería como una tortura para las magnolias y para cualquiera». Añíbarro opina que «es entendible el punto de vista de algunos vecinos, pero, a la vez, se deben valorar los grandes beneficios que aporta el árbol ya desarrollado». «La selección de las magnolias y la distancia a la que se plantaron de los edificios fue incorrecta», apunta, «pero una propuesta de sustitución o trasplante a otro lugar conllevaría casi el cien por cien de muerte de los árboles».
«Esa especie de árbol cicatriza mal y las podas drásticas le acabarían pudriendo», advierten
Con respecto a la propuesta planteada por el Ayuntamiento de realizar seis podas en tres años para mitigar los inconvenientes a los vecinos, Añíbarro lo considera «una solución improvisada» y señala que «la magnolia grandiflora se adapta muy mal a las podas drásticas. El árbol cicatriza o cierra mal las heridas de gran superficie, generando pudriciones en las ramas afectadas; por tanto, debemos pensar que la solución más óptima sería realizar una poda ligera».
González-Camino propone «una poda de aclareo, que mantiene la estructura de los árboles, desnudándolos por dentro», aunque considera que «es posible que algunos vecinos no les pareciese una solución suficientemente radical, pero creo que en este caso todos deberíamos ceder algo». Otra opción sería «hacer una poda formal, podar por fuera todas las ramas hasta conseguir un cono, que habría que conservar podando anualmente».
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