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En apenas un mes, la imagen del aparcamiento de La Carmencita ha cambiado de forma radical. Tras su inauguración el pasado 4 de abril, parecía ... que la gran apuesta del Ayuntamiento de Torrelavega en materia de movilidad no terminaba de calar entre los ciudadanos: una semana después de su apertura, el aparcamiento apenas tenía ocupadas sus dos primeras plantas. Es decir, la mitad. Ahora, poco queda de la imagen de ese parking a medias. Tanto que a veces, dependiendo de la hora del día, cuesta incluso encontrar sitio.
Antes de que comenzasen las obras para construir la estructura en altura, este aparcamiento era, sin duda, uno de los más concurridos de Torrelavega. Lo tenía todo para serlo: gratuito y ubicado a la entrada de la ciudad. Rara vez se conseguía encontrar plaza a la primera y dar vueltas por el recinto era una constante. En total, 300 plazas de aparcamiento que se quedaban cortas teniendo en cuenta el número de personas que trabajan en Torrelavega pero residen en otro municipio, los propios vecinos de los alrededores y aquellos que acuden a la capital del Besaya para hacer recados o disfrutar del ocio. Es por eso que el Ayuntamiento decidió invertir en duplicar esas plazas. De las 300 antiguas a las 654 actuales.
Pero, ¿qué fue de todos los coches que aparcaban en La Carmencita diariamente? No les quedó más remedio que buscar alternativas por la ciudad. Alternativas similares, claro. Estacionamiento gratuito y no muy alejado del centro. A partir de abril de 2024, cuando comenzaron las obras del aparcamiento en altura, se empezó a notar rápido la expansión de los conductores por otros parkings. El más cercano fue el aparcamiento de Pintor Varela pero, como lo habitual es que este estacionamiento también esté lleno, no era suficiente. Otras opciones fueron las plazas distribuidas por las calles de la ciudad y el pequeño parking de Novalina. En ambos casos, las posibilidades de encontrar sitio son pocas porque el espacio es limitado. Así que no quedó más remedio que aumentar el perímetro hasta el aparcamiento de La Lechera, hasta ese momento generalmente vacío a excepción de un puñado de camiones.
A pesar de que todo el mundo pensaba que al finalizar las obras, un año después, los coches volverían a aparcar en La Carmencita, lo cierto es que la realidad al principio fue distinta. Una semana más tarde de abrir al público, el aparcamiento recibía a los coches en goteo, llenando solo la planta baja y parte de la primera. Y es que, cierto es, la inauguración estaba reciente y probablemente muchas personas no se habían enterado de que La Carmencita ya estaba disponible.
Sin embargo, otras muchas personas achacaron esa falta de 'éxito' a la costumbre. «Yo me acostumbré a dejar el coche en Pintor Varela y, la verdad, no sabía que La Carmencita ya estaba abierta otra vez», admitió Clara Alonso, empleada de una tienda del centro. La costumbre adquirida en estos meses de aparcar en otras zonas y la idea errónea de que es un aparcamiento de pago frenaron el regreso al recinto.
Eso sí, poco duró. Ahora la situación en La Carmencita es diferente. Quizás por los múltiples recordatorios que ha hecho el Consistorio a través de sus redes sociales, el caso es que de un día para otro el aparcamiento de La Carmencita pasó de estar a medio a gas a llenar prácticamente todos sus huecos. No importa el día que sea, ni siquiera la hora, pero si quiere encontrar hueco, con mucha seguridad tendrá que ir directamente al segundo piso (en realidad el tercero contando la planta baja). Incluso en las plantas superiores resulta complicado encontrar una plaza libre en las horas punta, como a primera hora de la mañana o al mediodía.
Algunos conductores ya optan por subir directamente a la planta más alta, que está al descubierto, sabiendo que es más fácil encontrar un sitio ahí que seguir dando vueltas por las plantas inferiores. Y no solo el interior se ha llenado. Las 110 plazas exteriores, situadas justo frente a la entrada principal, también se ocupan con rapidez. «Yo antes lo evitaba porque pensaba que seguía en obras, pero desde que probé hace unas semanas, aparco aquí todos los días. Me pilla perfecto para ir andando al centro», explica Ramón Gutiérrez, administrativo en una asesoría cercana.
Pese a este uso creciente, el aparcamiento de La Carmencita todavía presenta algunas carencias. La más evidente es que el ascensor previsto en el proyecto aún no ha sido instalado, lo que supone un inconveniente para personas con movilidad reducida o para quienes deben cargar bolsas o carritos de niños. Aun así, la buena ubicación, la gratuidad y el aumento de plazas han terminado por consolidar La Carmencita como uno de los aparcamientos más utilizados de Torrelavega. El flujo de coches es constante y la rotación alta. Parece que, por fin, el ambicioso proyecto del Ayuntamiento empieza a dar los frutos esperados.
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