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G. MARTÍNEZ
Sábado, 3 de noviembre 2012, 17:57
Kuleto. Pedo de lobo. Pie Azul. Barbuda. Son algunos de los nombres comunes (o no tanto) de hongos y setas. Con la llegada del otoño, muchos se calzan las botas, cogen la cesta y una navaja y se echan al monte para disfrutar de una afición que, poco a poco, va sumando adeptos en Cantabria, tal y como aseguran Alberto Pérez y Antonio del Piñal, presidente y secretario de la Sociedad Micológica Cántabra. Todos confían en que esta temporada resulte mejor que las anteriores -lejos queda ya la de 2007, la última que se recuerda por su abundancia-. La producción de hongos dependerá en gran medida de las lluvias. Sólo el agua asegura el brote masificado de especies. El viento sur es el enemigo número uno de las setas: «Las deja muy tostadas, les quita el agua y hace que no proliferen», comenta el presidente de la Sociedad Micológica Cántabra. Del Piñal se muestra convencido de que si el tiempo continúa como en verano, con vientos secos y escasas precipitaciones, este año tampoco se podrá salvar la campaña.
Aunque en Cantabria hay «poca tradición» en recolección de setas, «cada vez hay más gente que muestra interés». Sin embargo, los expertos aseguran que hay muchos aventureros que se lanzan al arte de coger setas sin informarse previamente. Y con las setas no se juega. «Hay mucho desconocimiento. La gente es muy atrevida y piensa que todas son comestibles, y no es así. Hay muchas tóxicas y algunas incluso mortales de necesidad -comenta Pérez-. No hay ninguna pauta que nos indique cuáles son comestibles y cuáles no. Sólo el conocimiento y la información son útiles a este respecto».
Eso sí, los dos explican que setas hay durante todo el año y que, además, los bosques de la región cuentan con un número abundante de ejemplares, unos 6.000 tipos diferentes, aunque las variedades más frecuencia son los boletus, cantarelos, lepiotas, níscalos o champiñones. No obstante, los buscadores de setas se encuentran siempre a la expectativa de atisbar alguna codiciada y extraña clase de hongo, recibidas como auténticos «tesoros».
Y si se pregunta por dónde cogerlas, Pérez lo tiene claro: «Todos los montes de Cantabria. Hay tanta infinidad de montes como de setas. Igual me da en Valderredible que en Soba o Reinosa...».
Consejos prácticos
Ambos expertos ofrecen diversos consejos prácticos para todos aquellos que quieran aproximarse al mundo de la micología. Lo fundamental es la información, ya que no es aconsejable ir a ciegas. «Si cogen alguna que no conocen, que sólo corten un par y las traigan a la asociación -situada en la plaza María Blanchard de Maliaño- y nosotros les ayudaremos a analizarlas», explica Del Piñal. De hecho, la Asociación Micológica Cántabra organiza desde mañana hasta el día 31, las XXVI Jornadas Micológicas. En ellas, se realizarán salidas al campo y se expondrán los ejemplares «más raros o más llamativos». También, como hacen todos los lunes del año en su sede de Camargo, ayudarán a clasificar las setas recolectadas y los días 30 y 31, a las ocho de la tarde, ofrecerán coloquios en el centro cultural La Vidriera.
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