Jorge Domínguez, 31 años y 128 países visitados
Turismo. El santanderino es un programador informático al que únicamente le quedan 69 naciones para haber recorrido el mundo
¿Se imagina tener 31 años y haber viajado ya a 128 países? Para muchos sería un sueño, pero para el cántabro Jorge Domínguez es ... una realidad. De 197, le quedan solo 69. Este ingeniero informático, afincado en Barcelona desde hace diez años, afirma que su trabajo en remoto le permite «viajar mientras curro». «Entonces, aprovecho esa situación», continúa Domínguez, quien explica que su actividad laboral va dependiendo según el viaje: «Hay unas veces en las que estoy trabajando todo el tiempo, y otras en las que lo estoy una mitad y la otra la paso de vacaciones».
Según relata, la afición por viajar se le despertó con 20 años, cuando se fue de Erasmus a Suecia y visitó todos los países de alrededor. «De pequeño sí que me iba por ahí con mis padres, pero eran los típicos viajes familiares. Fue después del covid cuando ya hice más cada año», explica. En ese sentido, señala que se apuntó a una agencia que estaba regentada por el español más joven en haber estado en todos los países del mundo. Fue así como, solo y sin conocer a nadie del grupo con el que iba a viajar, se embarcó en una aventura a Uganda (África). «Ha sido de los países más especiales en los que he estado, porque me cambió la manera de ver las cosas y de hacerlas», confiesa Domínguez, para después añadir a esta lista algunas islas del Pacífico, como Samoa, Tonga y Fiyi, porque «son países tan remotos que casi no tienen turistas». Estos últimos destinos también han sido los más lejanos a los que ha viajado y, según reitera, «algunos son tan remotos que hasta que no estás ahí no sabes ni que existen». «Esa sensación me gustó mucho», añade.

Mientras, en la cruz de la moneda se encuentran otros lugares que «en casa no han hecho mucha gracia», como fueron el caso de países como Irak, Pakistán y Afganistán. «Los dos primeros, aunque estén bastantes aislados, sí que están más abiertos y tienen más contacto con el resto del mundo», mientras que el tercero de ellos es, «sin ninguna duda» -apostilla Domínguez-, «el país de mayor choque en el que he estado». «Afganistán es totalmente diferente a todo. Mi familia confía mucho en mí pero, aún así, les mandaba un mensaje de vez en cuando para decirles que no había problemas», enfatiza.
Según explica este programador, la elección de sus destinos «suele ser pensada». Tiene una red de contactos -creada a través de su viaje a Uganda- en la que pregunta sus dudas acerca de una nación o recomendaciones propias de la misma, como si hace falta guía local, un factor «recomendable en ciertos países, sobre todo, por tema de seguridad». Igualmente, otro tema recurrente que suele consultar es la gastronomía de cada territorio, la que «siempre intento probar». «En algunos sitios lo he pasado mal por la comida, como en África, donde es bastante de subsistencia y muy básica. Algo que choca, por ejemplo, con otros países como Japón, donde se come muy bien», valora.
Sobre la compañía en sus travesías, apunta que los viajes los intenta hacer con amigos o con la red, y otras veces también con su hermano, con quien viaja «mínimo» dos veces al año. Mismamente, según cuenta, hace escasas semanas se fueron los dos juntos a Sri Lanka, un país al sur de la India. «También está la opción de viajar solo, aunque es la menos divertida y siempre intento encontrar a alguien», dice este Willy Fog santanderino, quien atendió a El Diario Montañés por la mañana y ese mismo día por la noche iba a coger un vuelo camino de Bangladesh. Con la mente puesta para este año en otros lugares, como India, Australia o Perú, Domínguez llegó a un punto en el que se dio cuenta que cada vez viajaba más y más y que le quedaban pocos países para visitar de cada continente. Fue en ese momento cuando se planteó: «Pues para lo que me queda, voy a todos».
Tras un sin fin de anécdotas e historias que contar, sus souvenirs se centran en coleccionar billetes de cada país. «Para mí es lo único que guardo. Luego mi hermano sí que me suele pedir alguna camiseta de fútbol de selecciones raras o, también, mi madre que bebe muchas infusiones, pues le traigo algún té», detalla. Pese a sus cientos de viajes, siempre lleva a la ¡tierruca' en el corazón. «Cuantas más cosas veo por el mundo, más me doy cuenta de que lo que tenemos en Cantabria es una pasada», afirma Domínguez tras haber visitado 128 naciones... y las que le quedan. En concreto, 69.
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