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Detalle de la iglesia parroquial de Campuzano, obra del arquitecto Ricardo Lorenzo.
INAUGURACION NUEVA DELEGACION III

La Iglesia de Campuzano fue un alarde de modernidad

N. BOLADO

Viernes, 3 de abril 2009, 02:32

Uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura religiosa en Torrelavega, sobrevive, casi escondido, en el pueblo de Campuzano. Se trata de la iglesia dedicada a San Miguel, patrono de la localidad, y que fue levantada, en 1961 gracias al dinero que aportaron el Estado y la empresa Sniace; los vecinos del pueblo, voluntariamente, trabajaron gratis para levantar el nuevo templo. Ésta iba a ser, en un primer momento, una iglesia de estilo tradicional, herreriano, que había proyectado el arquitecto federico Cabrillo Vázquez. Después de una severa disputa en el pueblo, por el cambio de párroco, llegó, finalmente, un sacerdote joven que se atrevió a cambiar la idea que los clásicos tenían de una iglesia.

Contrataron al entonces joven arquitecto Ricardo Lorenzo que proyectó una idea que fue hasta provocadora en su tiempo, hace medio siglo (los trabajos se finalizaron en 1969 bajo la dirección de Álvarez de Eulate).

Una apuesta de futuro

Diseñó una planta oval; la apertura con una cristalera del muro sur de la nave, hacia un jardín interior, o la pila bautismal cerrada en una mampara circular de vidrio, permite que sea vista desde el interior del templo. Los muros son curvos permitiendo un jardín interior, rodeado de vidrio.

La cubierta de la torre también es acristalada, y aunque la idea de Lorenzo era haberla ajardinado o inundado formando un estanque, finalmente no se llegó a materializar.

Relatan Campuzano y Alonso que el párroco recordaba que, mientras Ricardo Lorenzo dirigía las obras, hacía constantes referencias a Le Corbusier. La originalidad de las escaleras, los espacios abiertos y ajardinados, el cristal, hacen de ésta una muestra muy especial de la arquitectura religiosa en Cantabria que, a pesar de ello, está olvidada, excepto para sus vecinos.

Todavía construiría en Cantabria, Ricardo Lorenzo, dos templos más, ambos en Santander, que llevan su sello inconfundible: la iglesia que los Padres Pasionistas, en la calle Castilla, levantaron en 1969, y la de los Padres Agustinos, en El Sardinero, en 1976, proyecto éste en el que colaboró otro arquitecto, Juan José Resines.

«En ninguno de estos dos templos se consiguió el grado de libertad poética que se percibe en la iglesia de Campuzano», resumen los dos expertos en Arte en su análisis de este templo.

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