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Ignacio Diego, en su intervención en el Día de Cantabria / Foto: J. Rosendo
Cabezón de la sal celebra el día de cantabria

Diego aboga por «repensar» la autonomía sin renunciar a ninguna competencia

El presidente de Cantabria ha apostado por "repensar" la autonomía y el país

Consuelo de la Peña

Lunes, 13 de agosto 2012, 12:12

. El presidente Ignacio Diego eligió la jornada institucional de afirmación de la identidad cántabra por antonomasia para reclamar «un cambio muy profundo» en el diseño de la autonomía de Cantabria para poder ejercer con «más eficacia» sus competencias.

«Hay que repensar Cantabria» para construir un futuro viable, defiende Diego, sumándose así a lo que ya es un clamor en su partido y en el Gobierno de Mariano Rajoy, que el pasado mes de mayo avanzó ya la necesidad de «repensar la estructura de los poderes públicos».

La demanda del dirigente cántabro se desliza así por la senda marcada desde la calle Génova, que ya han seguido otros dirigente del partido, como la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Diego dejó a un lado el discurso contrito que lanzó hace quince días en Puente San Miguel con motivo del Día de las Instituciones, para reclamar con ahínco una «reorganización de nuestro autogobierno», porque, de lo contrario, «está en juego» el futuro de la autonomía de Cantabria.

No era la primera vez que Diego apelaba a la revisión del modelo autonómico. Hace un año, a la misma hora y en el mismo lugar, Diego habló también de «reinventar» Cantabria y pidió un pacto de Estado contra la desunión territorial. Sólo que después de 17 meses al frente del Gobierno regional, ayer lo hizo con mayor contundencia.

Más que claves sobre por dónde caminará ese replanteamiento de la autonomía, el jefe del Ejecutivo deslizó ideas. Avanzó que las reformas «no pondrán en peligro el estado autonómico», ni supondrán la renuncia a ninguna de las competencias, sino que, al contrario, «garantizarán su supervivencia y viabilidad, hoy puestas en entredicho por costumbres que hay que erradicar para siempre».

Y también adelantó que seguirán «la senda de racionalización» emprendida por las administraciones, un camino «irreversible» porque, de lo contrario, la autonomía será «infinanciable». Eso sí, dijo que ese transito hacia la reforma autonómica requerirá «sacrificios» de «todos y cada uno de los cántabros» en sanidad, educación y servicios sociales, los pilares del estado del bienestar, que se llevan el mayor bocado del presupuesto regional.

Así, los «mayores retos» del replanteamiento autonómico pasan «inexorablemente» por desarrollar modelos sanitarios y de servicios sociales que sean «sostenibles en el tiempo y racionales», y por una educación de «excelencia».

Compromiso

Para conseguirlo, apeló al «compromiso de todos y cada uno de los cántabros», porque la viabilidad del autogobierno «no depende de Bruselas ni de Madrid ni de los bancos ni de los sindicatos ni de los partidos políticos. Cantabria está en manos de la gente de Cantabria, y si hay compromiso saldrá adelante en pocos años», predicó el presidente.

Invocó también a la responsabilidad de los ayuntamientos de Cantabria, administraciones inmersas en una reforma que supondrá, entre otras cuestiones, la reducción de concejales, e hizo un guiño de confianza al alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, como nuevo presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias.

En un discurso de 45 minutos, hilado sobre la necesidad de reformular la autonomía y trazar un nuevo rumbo, Diego buscó también el sonrojo del Gobierno anterior. Eso sí, al contrario que en anteriores ocasiones, evitó manidas referencias a la herencia recibida y a regionalistas y socialistas, cuyos máximos dirigentes estaban presentes en el acto. Dijo que hay que «aprender las lecciones y enmendar los errores», y empezar a decir «la verdad aunque sea antipática». Y esa verdad, según el presidente, pasa por decir que «durante los últimos cinco años Cantabria gastó cada año 2.200 millones de euros e ingresó solamente 1.800», un agujero que cubrió «sistemáticamente» acudiendo a más deuda con los bancos. «Esto nunca fue sostenible», acusó Diego, porque al acabar 2011 «éramos la cuarta región con más déficit público relativo al PIB» y Cantabria «estaba a la cabeza de España en exceso de gasto». Ahora, toca a su Gobierno realizar un «esfuerzo superior» al de otros, porque «nunca hay errores de coste cero». Por eso, apostó porque sea la economía productiva y no el endeudamiento el motor de los ingresos de la autonomía.

En este contexto advirtió de que «de poco sirve» la declaración de derechos «en cientos de artículos» legales o en el Boletín Oficial «si la economía real carece de recursos materiales. No se puede establecer por decreto ni la buena voluntad, ni la prosperidad ni el éxito de una nación», sentenció.

Tiempo y optimismo

En el Día de Cantabria, y ante las principales autoridades regionales (el presidente del Parlamento, José Antonio Cagigas; el delegado del Gobierno, Samuel Ruiz), además de los líderes regionalista, Miguel Ángel Revilla, y socialista Rosa Eva Díaz Tezanos, y diversos alcaldes, el presidente pidió «tiempo» para construir el futuro de la región y se alejó de mensajes derrotistas. «Hemos de creer con fuerza en nuestro camino de recuperación», concluyó.

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