Borrar
Fortificación de Robadorio frente a Peña Prieta
Arqueólogos cántabros sitúan en Peña Prieta el Monte Vindio de las Guerras Cántabras

Arqueólogos cántabros sitúan en Peña Prieta el Monte Vindio de las Guerras Cántabras

El equipo liderado por Eduardo Peralta afianza la teoría de que el mítico episodio del asedio de las legiones de Augusto se produjo en ese macizo, en Vega de Liébana

consuelo de la peña

Martes, 7 de febrero 2017, 14:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Las últimas investigaciones arqueológicas, dirigidas por el historiador y arqueólogo cántabro Eduardo Peralta Labrador, afianzan la teoría de que el Monte Vindio, el lugar en el que se refugiaron los cántabros en el año 26 antes de Cristo para resistir la embestida de las guarniciones romanas durante las Guerras Cántabras, se localiza en el macizo de Peña Prieta, en Vega de Liébana, donde se han encontrado dos campamentos romanos, los yacimientos de Castro Negro y del Alto del Robadoiro.

Algunos entendidos habían situado el Monte Vindio en los Picos de Europa, en concreto en Peña Santa, porque Vindio quiere decir 'blanco' en celta y se pensó que haría alusión a las cumbres nevadas de los Picos de Europa. Pero Peralta, experto en las Guerras Cántabras una sucesión de enfrentamientos entre los pueblos asturcántabros y los romanos, con los que el mismísimo emperador Augusto zanjó la conquista de la Península Ibérica, propuso hace años que el episodio del Vindio había que buscarlo en el entorno de Peña Prieta, el pico más alto del macizo Fuentes Carrionas, en la Cordillera Cantábrica.

Ahora, con las primeras conclusiones extraídas de las excavaciones arqueológicas realizadas entre agosto y octubre de 2016 en el campamento de Castro Negro y el recinto fortificado de Robadoiro, cobra fuerza la «hipótesis» de que el mítico episodio del asedio al Monte Vindio ocurrió en el macizo de Peña Prieta. Cuentan los historiadores romanos Lucio Anneo Floro (siglo I) y Paulo Osorio (siglo IV) en sus relatos de las Guerras Cántabras que, tras el asedio romano, las tribus cántabras, vencidas, buscaron refugio en el Monte Vindio, un lugar tan inaccesible por lo elevado que pensaron que «antes subirían las olas del Oceáno que las armas romanas», lo que no impidió que murieran uno a uno de hambre y frío. El monte en sí, llamado también Mons Vindius, aún no ha sido localizado con exactitud aunque existen diversas teorías sobre su ubicación.

Los prospecciones llevadas a cabo en la zona por un grupo formado por 14 arqueólogos, investigadores y colaboradores, cuyas conclusiones se dieron a conocer ayer, refuerzan a Peña Prieta como el escenario de aquel suceso histórico. No obstante, el director del proyecto precisa que para confirmar esta «atractiva hipótesis» será necesario ampliar los trabajos de búsqueda de nuevos campamentos romanos a las laderas de Peña Prieta correspondientes a León y Palencia. Otro miembro del equipo, el arqueólogo José Ángel Hierro, advirtió también de que para consolidar esta teoría «hace falta mucho trabajo y mucha suerte. Nunca encontraremos un cartel que diga: 'Esto es el Vindio', pero creo que contamos con argumentos y evidencias que apoyan esta hipótesis y la convierten en la más sólida».

Los trabajos realizados en los campamentos romanos, que han sido financiados por sus participantes, confirman que alrededor de ese macizo se desarrolló un hecho bélico de gran envergadura durante las Guerras Cántabras del emperador Augusto y sitúan a los dos campamentos, ubicados estratégicamente para controlar pasos de montaña claves, como los de mayor altura de la Península Ibérica y de Europa, sólo superados por Septimer Pass, en Suiza.

El yacimiento de Castro Negro o Colohora, situado a 1.962 metros de altitud en terrenos de las juntas vecinales de Barrio y Vega, ocupa 10,5 hectáreas, tiene estructura semirectangular y está dotado de tierra, foso y puertas con clavícula, un sistema defensivo característico de la disposición de estos enclaves militares. Por sus características, los investigadores creen que albergó al menos una legión (entre 4.000 y 5.000 hombres) y sus tropas auxiliares.

En este campamento se han recuperado piezas de equipamiento militar romano relacionado con la acampada, como clavijas y regatones de poste de las tiendas de campaña, lo que, a juicio de los expertos, prueba que la ocupación «fue temporal y durante una campaña de verano». También ha proporcionado armamento, como una punta de proyectil de catapulta, piezas de enganche del pilum romano (lanza), elementos muy valorados por los arqueólogos porque «no se habían documentado en la Península Ibérica y sólo se habían encontrado hasta ahora en Oberaden y Baja Sajonia». Además, las excavaciones han aflorado otros elementos característicos del calzado militar romano, como numerosas tachuelas, y una moneda acuñada hacia el año 28 antes de Cristo en Calagurris (Calahorra) antes de la gran campaña de Augusto y sus generales contra cántabros y astures.

El otro yacimiento del Alto de Robadoiro, que encuentra en la línea divisoria entre Cantabria y León, se encuentra a 2.219 metros de altitud, a los pies de la ladera norte de Peña Prieta y el Cubil del Can. Aunque fue descubierto en 2007 por un montañero, las prospecciones realizadas ahora han permitido comprobar que se trata de una fortificación formada por bloques de arenisca, que dispone de una segunda línea fortificada exterior que era desconocida por ser casi invisible sobre el terreno. De planta rectangular y ovalada, en este campamento se han localizado sobre todo tachuelas romanas que han servido para confirmar el «indudable carácter militar romano del enclave». Todas las piezas halladas serán remitidas alMuseo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac para su recuperación y exhibición al público.

Los responsables de las investigaciones, entre los que se encuentran además los arqueólogos Enrique Gutiérrez Cuenca y Rafael Bolado del Castillo, sostienen que los trabajos realizados en estos dos yacimientos permiten situar cronológicamente estos enclaves temporales en el período de las Guerras Cántabras del emperador Augusto y de ss legados, y demuestran también la «intensidad del esfuerzo militar» de las legiones para controlar por completo la complicada orografía del Norte como «único medio para dominar a los cántabros».

Los expertos mantienen dos teorías en torno al complejo arqueólogico ubicado alrededor de Peña Prieta. Una de ellas es que los campamentos romanos formaban parte de un «dispositivo de control de las guarniciones romanas de todos los pasos de montaña de entrada a Liébana» y otra, más «sugerente», que los relaciona con el episodio del Monte Vindio, un monte elevadísimo al que los cántabros huyeron derrotados ante la primera guerra campal en Bérgida pensando que no podrían llegar los ejércitos romanos.

Los investigadores seguirán profundizando en esta teoría, ya que quieren continuar los trabajos «el año que viene» con fondos del Gobierno regional, según dijo Peralta en presencia del consejero de Cultura, Ramón Ruiz, que asistió a la presentación de los trabajos. El arqueólogo confía en que el equipo pueda tener algún tipo de financiación con motivo de la celebración del Año Jubilar Lebaniego.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios