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Vista del río Pas.

Puente Viesgo: cuevas, balneario y vía verde junto al Pas

La villa cántabra, famosa por sus aguas termales, ofrece numerosas excursiones entre la naturaleza y la historia

Iñigo Muñoyerro

Domingo, 5 de julio 2015, 11:29

Puente Viesgo es famoso por el Balneario, las cuevas con pinturas rupestres y el río Pas, que fue el más salmonero de Cantabria. Es una villa poblada de antiguo. Los hombres del paleolítico decoraron hace 145.000 años las cuevas del Monte Castillo. También vio pasar a los cántabros y los romanos. En la Baja Edad Media ya era pueblo. De esa época es la primera referencia al puente. Luego, en el siglo XVIII se edificó el primer balneario que ha popularizado el lugar. El Gran Hotel Balneario aprovecha las aguas medicinales que brotan a 34,6º de los manantiales del Monte Dobra. Posteriormente, en el primer cuarto del siglo XX, las minas de hierro del Monte Castillo empolvaron río y pueblo.

Cuevas, balneario, palacios y una arboleda siempre verde a la sombra de la característica forma cónica del Monte Castillo forman un conjunto único a orillas del Pas. Es un río de agua clara que baja hacia la bahía de Santander formando pozas, remansos y torbellinos.

Pasear por Puente Viesgo es entretenido. Empezamos por las cuevas prehistóricas que se abren en la ladera boscosa -conserva una mancha del encinar cantábrico- del Monte Castillo. Una entrada 'fortificada' donde están la taquilla y la tienda de venta de souvenirs ocultan el laberinto de galerías de El Castillo, Las Chimeneas, Las Monedas, La Flecha y La Pasiega. La primera explorada fue El Castillo, hallazgo que corrió a cargo de Herminio Alcalde del Río en 1903. Años antes (1879) Marcelino Sanz de Sautuola había descubierto las pinturas de Altamira. La Cueva de la Pasiega (1924) tiene pinturas que representan ciervos, bisontes y caballos

Subida a Monte Castillo. En las cuevas comienza un segundo tramo del sendero (950 m). Es pendiente y exige un esfuerzo. Deja atrás el mirador del Pas y por una angosta vereda sube por el eucaliptal a la cima coronada por una cruz. Se adivinan las ruinas del castillo medieval. Desde el alto se domina toda Cantabria.

El balneario y el río Pas

Volvemos a la orilla del Pas y al Gran Hotel Balneario. Las aguas termales atrajeron a hombres prehistóricos, cántabros y romanos. Y desde el siglo XVIII (referencias de 1766 hablan de casas de baños) a los bañistas que disfrutan de las bondades de las aguas calizas y cloruradas del manantial. En 1862 fueron declaradas de utilidad pública. El auge del balneario llega en los primeros años del siglo XX. Recibe las visitas de personalidades como el marqués de Comillas, Benito Pérez Galdós o Marcelino Menéndez Pelayo. El edificio actual es moderno (1990) y cuenta con una clientela fiel. Entre ella está la selección española de fútbol.

Puente Viesgo no acaba en las cuevas y el balneario. Podemos visitar la iglesia parroquial de San Miguel reconstruida en 1948 en estética neorrománica sobre un templo del siglo XVII incendiado en la guerra civil. Guarda un Cristo de piedra obra del escultor cántabro Jesús Otero.

Junto a la iglesia se encuentra la casona de Fuentespila (actual Ayuntamiento) de estilo regionalista, obra del arquitecto montañés González Riancho. Es Monumento Histórico de Cantabria (2002). Ocupa una finca rodeada de jardines en los que se alza el monumento al teniente de artillería Joaquín Fuentes Pila. Fallecido durante la guerra de África (1925) cuando defendía el aduar de Kudia Tahar, en Tetuán, Marruecos.

La vía verde a Ontaneda

Quedan para el final la Vía Verde y el paseo por la orilla del Pas. A 100 metros del Ayuntamiento está la antigua estación de la línea de ferrocarril de vía estrecha Astillero-Ontaneda. Rehabilitada, con su andén, marquesina y el reloj en la fachada. Espera la locomotora que dejó de llegar en 1976 y que está parada en la vía, a 500 metros del hotel. Es la máquina de vapor 'La Reyerta' construida por la compañía alemana Krauss en el año 1913. Estuvo en activo hasta mediados de los años 70.

La Vía Verde está perfectamente acondicionada con buen firme, señales, áreas de descanso y cerrada al tráfico de automóviles. Se prolonga hasta los balnearios de Ontaneda-Alceda sin desnivel apreciable. Es una tentación para los más inquietos que quieran disfrutar del valle del del Pas.

Sin llegar tan lejos, el Paseo del Coto ofrece la oportunidad de caminar por la orilla. Se accede desde la bolera a los pies de puente principal, y discurre por la margen izquierda hasta la presa y el Puente de Madera. Más allá queda el Parque de Corrobárceno.

Este paseo apto para todos los públicos es ideal para disfrutar de la avifauna del río que incluye al esquivo martín pescador, patos, ánsares y cormoranes. Las truchas saltarinas y con suerte algún salmón despistado.

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