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Lunes, 29 de enero 2007, 02:33
-¿Cómo nace El Manglar? ¿Que te decidió a intentar esta aventura?
-Por el mundo de las revistas siempre he sentido una fascinación especial. Hace ya veinte años editaba un fanzine de cómics, 'Albanta', que fue premiado en una de aquellas semanas de la historieta que se organizaban en Madrid. Desde hace 10 años dirijo y edito Training & Development Digest, revista especializada en recursos humanos pero completamente ilustrada por autores como Max, Fernando Vicente, Ana Juan, Toño Benavides, José Luis Ágreda, Javier de Juan...
Era lógico que, desde que inicié la andadura de Dibbuks, tuviera en la cabeza la idea de una revista de cómics. Sin embargo, durante el año en que estuve pidiendo su opinión a muchos profesionales del medio, todos me decían lo mismo: "No lo hagas". Debo de ser más cabezota de lo que suponía, pues parece que no he hecho caso a ninguno.
-¿De dónde surge el nombre de la publicación?
-Los nombres que yo suelo poner a las cosas tienen siempre mucho sentido. La vida en un manglar no es nada fácil: mosquitos, aguas pantanosas, barro, mucho calor.... La vida de las personas que nos dedicamos al cómic tampoco lo es (que se lo pregunten a cualquier dibujante o guionista). Y el paralelismo me parecía tentador. Si a eso le añades que en los 80 muchas historietas de aventuras tenían como escenarios los manglares (huidas de presos en la Guayana Francesa, triángulo de las Bermudas), la respuesta está clara.
-¿Por qué son tan necesarias las revistas de cómic?
-¿Dónde puede publicar un joven autor actualmente? Es muy difícil que una editorial se anime a editar un álbum de alguien desconocido. La labor de la revista debe de ser la de apoyo puntual a los nuevos valores. Y el riesgo es menor si publicas historias sueltas, probando autores o nuevas ideas. Arriesgar en un álbum es una temeridad, aunque varias editoriales españolas lo hagamos puntualmente.
El panorama actual es, por una parte esperanzador. Es decir, todo el mundo habla de ello, hay una presencia cada vez más relevante en los medios, existen premios nacionales... Pero, por otro, es penoso: las cifras de ventas siguen siendo lamentables, las devoluciones inmensas, la duración de las obras en los puntos de venta es mínima. Editamos buenos álbumes, pero no somos capaces de darlos a conocer fuera del 'ghetto' establecido y de los mismos compradores. Por eso, la apuesta de El Manglar es dar un gran paso en esta dirección.
-¿No es arriesgado lanzar una revista periódica cuando todas han ido desapareciendo durante los últimos años?
-A principios de los 90 decidieron casi todas las editoriales publicar las obras directamente en álbumes y tomos, en lugar de serializarlas en sus revistas. El cierre de éstas obligó a buscar otro canal de distribución (los quioscos no vendían tomos), comenzando así a funcionar las librerías especializadas. Éstas han hecho mucho por el cómic pero también han creado un 'ghetto'. Porque si no tienes la costumbre o tienes cerca una librería de este tipo, nunca llegarás hasta los cómics, pues en el quiosco no están, salvo los eróticos o los infantiles.
Hay un público al que me gustaría impactar: todos aquellos que están leyendo mangas o superhéroes y que una vez llegados a los 18 ó 19 años deciden dejarlos pero no se sumergen en ningún otro tipo de historieta. Desde esta edad hasta los 30 años hay una generación de gente que estoy seguro que sabrá apreciar esta revista.
-¿Qué va a aportar al lector esta nueva publicación?
-El Manglar tiene que ser una revista que se lea con ganas, no un artificio gráfico. Debe entretener, divertir, emocionar, informar. Por ello se están eligiendo historietas de aventuras, de humor, de trasfondo social.... a lo cual añadimos cotilleos, entrevistas y comentarios y resulta un producto de lo más apetecible. Tenemos un acuerdo con Fluide Glacial y otro con Dargaud, que nos ayudarán a redondear con su material todas las historietas de los autores españoles que publicamos.
-¿Hacia qué objetivos apunta Dibbuks en 2007?
-Vamos a trabajar duro en varios campos: la revista El Manglar y sus seis números; la edición en tapa dura de las series ya iniciadas ('Koma', 'Los Innombrables', 'La cofradía del mar'); una colección de integrales con álbumes de aventuras como 'La Tigresa Blanca' de Yann y Conrad, 'Primeras Calenturas' de Peyraud, 'Belladona' de P. Alary o 'ADA' de Paquet; y experimentos diversos con autores variopintos que merecen la pena estar presentes en el mercado español: nombres nacionales como Fonollosa, Olga Carmona o Manolo Hidalgo y extranjeros como Nabiel Kanan o las obras de Kappa Edizioni (Italia) o La Boite a Bulles (Francia).
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