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CANTABRIA

El ministro Blanco da la puntilla al proyecto del AVE y deja vendido a Revilla

A dos meses de las elecciones generales dice que la obra no se puede acometer en el actual contexto económico

CONSUELO DE LA PEÑA

Miércoles, 28 de septiembre 2011, 13:54

El ministro de Fomento y portavoz del Gobierno, José Blanco, ha dado la puntilla definitiva al proyecto del AVE a Cantabria en el horizonte de 2015, tal y como se comprometió con el Gobierno de Miguel Ángel Revilla Revilla en el documento firmado en agosto de 2010. Y lo ha hecho dos días después de que el cofirmante de aquel compromiso, el líder regionalista Miguel Ángel Revilla, movilizara a 3.000 personas a Monzón de Campos y empeñara el resto de su vida en conseguir la infraestructura para Cantabria.

El ministro no sólo manda al chiquero el proyecto, sino que deja a Revilla vendido a tan sólo dos meses de las elecciones generales, a las que se presenta por primera vez como cabeza de lista al Congreso.

Blanco reconoció ayer sin tapujos que el AVE a Cantabria es un proyecto «muy difícil de acometer en el actual contexto» económico. El ministro detalló que tras el recorte de la inversión en obra pública anunciado el pasado año, su departamento pretendía acometer este proyecto mediante un contrato de colaboración público-privada, pero que finalmente tampoco esta fórmula será viable porque no presenta los necesarios retornos por la inversión prevista en su construcción y mantenimiento. Fuentes oficiales de Fomento concretaron a EL DIARIO que «el proyecto no será licitado» porque «no ha interesado» a las grandes empresas que hacen la obra pública.

La línea de alta velocidad, presupuestada en 1.400 millones de euros, se iba a ejecutar en régimen de concesión público-privada, de manera que las empresas anticipaban la inversión y, una vez entregada la obra, el Estado pagaba a las constructoras un canon anual y una cantidad por el mantenimiento de la línea. Esta fórmula de financiación se ha aplicado en otras obras de líneas de alta velocidad en España, como en Galicia, Asturias y País Vasco porque no computa como déficit.

De hecho, Fomento había incluido el AVE a Cantabria en el Plan Extraordinario de Infraestructuras (PEI) de colaboración público-privada tras la reprogramación presupuestaria aprobada en 2010 con el objetivo de cumplir los objetivos de déficit.

Pero, según Fomento, el ministerio contactó con empresas del sector para «testar» su interés por el proyecto y «no interesó a ninguna», de manera que la única forma de acometer su ejecución es mediante la inversión pública por vía presupuestaria convencional. A dos meses de las elecciones, Blanco vuelve a ignorar la reclamación de Revilla y deja «la posible inclusión de las partidas presupuestarias necesarias para la construcción de la línea para el próximo Gobierno».

Nunca Blanco había sido tan claro respecto a sus intenciones sobre el AVE como ahora, aunque desde que en mayo del año pasado suspendió la colocación del primer raíl de la línea en Monzón de Campos, ha dejado un regüero de zancadillas al proyecto e, incluso, algún que otro agravio.

Como cuando, ignorando el pulso que Revilla echó al Gobierno de la nación y a su compañero de coalición (el PSOE) con la amenaza de romper el pacto, dijo en el Congreso de los Diputados que Cantabria es demasiado pequeña para dos trenes de alta velocidad. «¿Una comunidad, que con el debido respeto, tiene 500.000 habitantes puede tener dos entradas de alta velocidad?», se preguntó tras insinuar que el único AVE sería por Bilbao.

Revilla montó en cólera, tomó la imprecación del ministro como una «humillación» a Cantabria y movilizó a más de mil personas en Monzón de Campos para reivindicar la infraestructura. Fueron meses de agitación en el Gobierno de la región. El órdago del entonces presidente amenazó con dinamitar el pacto de Gobierno y colocó a los socialistas en una complicada situación, mientras el PP, con Ignacio Diego a la cabeza, intentaba rentabilizar al máximo la fractura y la ofensa de Blanco, y recogió firmas en defensa del proyecto.

La presión surgió efecto y el 11 de agosto de 2010 se firmó en la sede gubernamental de Peña Herbosa el protocolo para el desarrollo de la alta velocidad a Cantabria, que fijaba la llegada del tren a Santander en el entorno de 2015. Sin embargo, el proyecto nunca fue licitado. Lo más que hizo Blanco por el AVE fue un simulacro. Se limitó a remitir, semanas antes de las pasadas elecciones, al Diario Oficial de la Unión Europea la «información previa» al inicio del proceso de licitación.

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