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PPLL
Viernes, 28 de febrero 2014, 21:02
"El silencio y las sombras envuelven Altamira. Cuando Marta, una de las guías, cierra tras de sí la puerta de acceso a la cueva, por la que no pasaba un visitante desde hace más de una década, el ruido del mundo moderno se apaga y la historia cobra vida. Me cuesta alzar la voz para hacer una pregunta a María Luisa, la guía que ha enseñado Altamira desde hace 42 años y la primera que lamenta que la visita solo dure 37 minutos. Muy poco tiempo para aprender a escuchar secretos escondidos desde hace más de 30.000 años.
La sala de los polícromos, la capilla sixtina del arte rupestre, está totalmente a oscuras. Un haz de luz fría ilumina un bisonte y la piel rojiza del animal brilla con la humedad de la cueva. La guía, que conoce la magia que desprende esa bóveda, donde el hombre empezó a contar las primeras historias, guarda silencio. Dan escalofríos al pensar que estoy en la cueva donde empezó la historia del hombre"..... Es el inicio del relato que el periodista de El Diario Montañés realizó para la edición impresa del periodico tras ser elegido en el sorteo que abrio la puerta de Altamira, doce años después, a cinco personas. Hoy nos cuenta su experiencia en una entrevista en la que repasa emociones, miedos e impresiones.
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